Sanidad

La depresión y la ansiedad suponen la mitad de los casos atendidos por Salud Mental en Córdoba

El psiquiatra Antonio García, en su consulta del centro de salud Castilla del Pino.

El psiquiatra Antonio García, en su consulta del centro de salud Castilla del Pino. / Juan Ayala

La incidencia de la depresión en la población es "alta", tanto que aproximadamente la mitad de los cuadros que atienden los especialistas de Salud Mental en consultas externas son depresivos o ansiosos. A causa de la pandemia del Covid-19 se produjo un repunte de los casos que ahora se está manteniendo, según explica el psiquiatra Antonio García, coordinador de la Unidad de Salud Mental Comunitaria Córdoba-Centro, ubicada en el Castilla del Pino.

En las consultas de Atención Primaria ocurre lo mismo: aproximadamente la mitad de los pacientes que acuden a su médico de familia por motivos de salud mental lo hacen por causas "originariamente de ansiedad o bien tienen procesos en los cuales la ansiedad y la respuesta afectiva es prevalente y necesitan un tratamiento", señala el adjunto de Psiquiatría de la Unidad de Gestión Clínica (UGC) de Salud Mental.

Este sábado, 13 de enero, se celebra el Día Mundial contra la Depresión, una jornada destinada a concienciar sobre este trastorno mental que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta casi al 5% de la población mundial.

La depresión y la ansiedad tienen diferentes síntomas, pero a veces se mezclan los diagnósticos. García apunta que, en general, la depresión está relacionada con la capacidad de disfrute, de goce, el interés por las cosas, la desesperanza respecto al futuro, la pérdida de ilusión e incluso la idea de suicidio. Puede reflejarse también a nivel cognitivo en falta de concentración, de respuesta en atención o de memoria a corto plazo.

La ansiedad "suele ser más reactiva y está más relacionada con la respuesta de emoción, de nerviosismo, inquietud, taquicardia, sensación de ahogo...". Puede ocurrir que la persona tenga la sensación de que le va a dar un infarto o un ictus. Si se trata solo de ansiedad, "no está perdida la capacidad de goce ni los intereses".

Además, los psiquiatras están viendo en consultas que "la demanda de la población infanto-juvenil está disparada, tanto en niños pequeños como sobre todo en adolescentes con cuadros graves". García señala que, en general, este fenómeno está ocurriendo en España y en todos los países occidentales.

Al respecto, explica que son muchos los factores que están influyendo en esto y "ninguno es definitivo y certero", aunque es destacable "el mayor nivel de exigencia social, de los padres y de los propios chavales".

El adjunto de Psiquiatría destaca que las expectativas que se ponen sobre los hijos cada vez son mayores y eso repercute en ellos, de forma que puede provocar síndrome de ansiedad, síndrome de depresión y mayor vulnerabilidad. "Estamos más protegidos y somos más vulnerables ante la adversidad", incide. Por otra parte, cuando hay alguna problemática familiar (los padres se quedan en paro, enfermedades...) también repercute en los niños.

De una depresión se puede salir solo, sin ayuda especializada. De hecho, "de toda la vida de dios se ha salido solo, pero de la depresión también se puede salir mal o no salir", asevera García. Entonces, "la idea es que uno sepa que puede pedir ayuda". "Hoy día, salir solo de una depresión es posible, pero tampoco es necesario martirizarse ni sufrir innecesariamente", agrega.

La mayoría de las depresiones son reactivas y, si la persona tiene un buen apoyo social, de su familia, su pareja o amistades, "es mucho más fácil sobrellevar una situación negativa que si estás solo".

Cuando una persona acude a su médico de familia porque cree que tiene depresión, este valora la gravedad, las situaciones de riesgo, la afectación en su desarrollo personal y, en función de eso, toma una decisión que puede ir desde orientar a grupos de ayuda, iniciar un tratamiento y hacer seguimiento o derivar a Salud Mental.

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