análisis | situación de la economía cordobesa

La década negra de la que poco se ha aprendido

  • En septiembre de 2007 comenzó la recesión económica en Córdoba

  • Los agentes económicos creen que la mala época aún no ha terminado

Fue en septiembre de 2007 cuando empezó a sonar con fuerza la palabra maldita. La crisis era ya una realidad y, aunque hacía meses que irrumpió en Estados Unidos, la economía cordobesa y la española entraron oficialmente en recesión en el último trimestre de 2007. Una década después, tanto el Gobierno central como la Unión Europea han dado oficialmente por finalizada la crisis. La economía crece y las cuentas han vuelto a la senda positiva pero ¿es cierto que se ha terminado? Ni empresarios ni sindicatos lo ven así, sobre todo porque todavía hay familias a las que esa recuperación no ha llegado y también porque hay muchas cosas que se han quedado en el camino en esta época y que será muy difícil recuperar. Los errores que se cometieron en el pasado parece que tampoco se han subsanado y la realidad es que la economía cordobesa sigue siendo débil y dependiente. Si antes lo era de la construcción ahora lo es el del turismo. ¿Cambio de modelo productivo? ¿Apuesta por la industria? ¿Creación de empleo? Nada de eso ha ocurrido y era el mantra que se repetía una y otra vez durante los peores años de la crisis.

Teniendo en cuenta única y exclusivamente los indicadores económicos, la situación no es ni mucho menos la misma que hace diez años. Hace una década la economía crecía al 3,3% y ahora lo hace al 2%. Hay algo que sí ha mejorado: los datos de viajeros y pernoctaciones. Sin embargo, la construcción muestra su declive a través de números bastante llamativos. El caso más sangrante es el del empleo. El primer trimestre de 2007 el número de parados en la provincia era de 49.500. En 2017 eran 104.500 desempleados.

¿Hemos salido de la crisis? El profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Córdoba Fernando Lara lo tiene claro: "habrá quien haya salido, pero hay sectores de actividad y de población que todavía no". Es más, una década después, Lara lamenta a través de una frase contundente que "no hemos aprendido la lección", entre otras cuestiones, porque "no se ha cambiado el modelo productivo" y observa un clima de "resignación" que ha provocado que los cordobeses se conformen con refugiarse en el sector servicios, que funciona, "sin buscar otras salidas".

La bajada de las expectativas es inapelable. El propio profesor asegura que antes preguntaba a sus alumnos por qué sueldo mínimo empezarían a trabajar y la respuesta era 1.200. Ahora hay quien lo haría por 600. "Antes el mileurista era el último escalafón de la clase trabajadora, ahora es todo un logro tener un sueldo de mil euros", asegura.

El profesor da buena cuenta de lo que se ha perdido en esta década insoportable de caída de la economía. "Hemos perdido oportunidades de desarrollo empresarial, ha incrementado la desigualdad, muchas empresas han desaparecido y hemos dejado escapar a muchos jóvenes con talento que ahora es muy complicado recuperar", asegura. Los sindicatos suman a esta lista la pérdida de derechos laborales. La secretaria general de CCOO en Córdoba, Marina Borrego, asegura que uno de los peores momentos de la crisis fue la aprobación de la reforma laboral. "Eso ha dejado a trabajadores sin nada porque se permitía a los empresarios hacer auténticas barbaridades a costa de la crisis", añade. "Mucha gente de entorno a los 50 años que se quedó en el paro nunca más ha vuelto a reinsertarse al mercado laboral, ha habido auténticos dramas familiares", asegura. El secretario general de UGT en Córdoba, Vicente Palomares añade también la merma de la negociación colectiva. "Eso ha llevado a la individualización de las relaciones laborales, lo que ha repercutido en la pérdida de derechos laborales", asegura. "Se ha incrementado la pobreza y la brecha salarial, cada vez hay más diferencias entre ricos y pobres y ha aparecido una nueva clase social que es la de los trabajadores empobrecidos", relata el sindicalista. Para Palomares, el "grandísimo retroceso" que se ha producido costará mucho recuperarlo.

El presidente de la Cámara Comercio, Ignacio Fernández de Mesa, coincide en que la peor consecuencia de la crisis ha sido el "drama" del incremento de empleo y la desaparición de empresas. Fernández de Mesa cree que, tras diez años de recesión, el tiempo "ha curado ciertas heridas" pero no considera que eso sea sinónimo de dar por finalizada la crisis económica.

¿Y cómo es la situación actual de la economía cordobesa? Para Borrego es "continuista" con respecto al modelo que había antes de la crisis. "Hemos cambiado el boom inmobiliario por la burbuja del turismo, pero nada más", asegura la responsable de CCOO. "Esto es coyuntural pero se ha convertido en un sector refugio para muchos, igual que ocurrió antes con la construcción", añade. "Córdoba está en una economía de subsistencia", coincide Vicente Palomares, quien lamenta que estas actividades productivas derivadas del turismo como el comercio o la hostelería "están muy precarizadas" y crean un empleo de dudosa calidad. Para Fernández de Mesa también es un problema que no se haya tirado de imaginación y creatividad ante la coyuntura económica tan adversa, pero asegura que están siendo los pequeños empresarios "con mucho esfuerzo" lo que están consiguiendo dar la vuelta a la tortilla.

¿Qué futuro nos espera? El profesor de la UCO es algo pesimista y ve "atonía y más de lo mismo". Las exportaciones y el turismo son los indicadores que siguen al alza pero para Lara sigue siendo imprescindible "tomar decisiones y hacer cambios importantes". ¿Qué cambios? "Inversión, investigación, la industrialización es inapelable y fomentar las sinergias entre la Universidad y la empresa. Y, por supuesto, implicación política". Pues queda aún mucho trabajo por hacer.

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