Las calles de Córdoba reflejan arte en todos sus factores. Uno de ellos, y no porque al alumbrado navideño le acompañen canciones como el Last Christmas de Ariana Grande o el villancico Jingle Bells, es la música. Son muchos los cantantes, músicos y grupos que todos los días ponen sonido a los lugares más emblemáticos de la ciudad. Pero desde el pasado puente de la Inmaculada hasta este domingo 19 de diciembre hay un grupo que se está haciendo notar por su gran carisma y sentido del humor: Los Cuerdos de Atar.
"Qué hacen estos locos", es lo primero que suele pensar la gente cuando se cruzan con ellos en mitad de la calle Cruz Conde. Van vestidos de obreros porque asumen que "están trabajando", pero en realidad son un banda de música muy peculiar. Llevan una indumentaria que inevitablemente llama la atención: un bloque de tuberías que aseguran que compraron en Bricomart, cascos para que no les lluevan pedradas de los vecinos, una batería que parece de juguete y una pala del Leroy Merlín que han convertido en guitarra eléctrica.
Pero ahí no queda todo, porque las letras de sus canciones también son para alucinar. Entre sus canciones cargadas de mensajes de humor y risas, están Caramelito, He cagado un reguetón o una versión muy singular del Cara al Sol. Y, para rematar, las conversaciones humorísticas que intercalan entre canción y canción.

El grupo Los cuerdos de atar durante una de sus actuaciones en la calle Cruz Conde.
Los tres músicos son César García de Fernando (Cesarruco), Pepe Leo (Excelentísimo Señor Don Pepe) y Abel Alcázar (Efímero). Llegados de Madrid, se encuentran en plena gira callejera por el sur de España desde el 3 de diciembre.
Van de aquí para allá coleccionando experiencias y multas entre Málaga, Sevilla y Córdoba, si bien es precisamente en la capital cordobesa donde aseguran que "mejor les tratan" y donde han tenido "la mejor acogida". Y es que este grupo lleva dos semanas revolucionando las calles del centro de la ciudad con grandes círculos de personas que no pierden la oportunidad de grabarlos, echarse una risa con sus chistes y su buen humor e incluso fotografiarse con ellos.
Efímero toca la batería, Cesarruco se encarga de sujetar el bloque de tuberías, cantar y hacer alguna que otra imitación ridícula y Don Pepe es quien lleva la voz cantante. Todo un conjunto que llama la atención a quien pasea por las calles y se los encuentra haciendo lo que mejor saben: "Que la gente se divierta con el cachondeo y hacer también crítica social". "¡Qué poco público tenemos!", suelen quejarse al final de su actuación.
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