Un cuarto de siglo de luces y sombras en Capitulares

Cinco han sido las personas que han gobernado el Ayuntamiento de Córdoba en este cuarto de siglo, dos mujeres y tres hombres. Un cuarto de siglo en el que en Capitulares se han vivido luces y sombras con gestiones que han sufrido las consecuencias de dos crisis, la del ladrillo, que comenzó en 2008, y la del Covid, a partir de 2019. Pero no solo las recesiones han influido en esas luces y esas sombras. En Capitulares, por ejemplo, se es muy dado a que los proyectos se eternicen, algunos de ellos, durmiendo el sueño de los justos; o bien a que el gobierno local de turno deje en la cuneta los que había defendido el equipo ejecutivo anterior.

El 19 de noviembre de 2000 veía la luz el primer número de El Día de Córdoba y en su foto de portada aparecía una sonriente Rosa Aguilar (entonces en IU) que había llegado a la Alcaldía año y medio antes. Concretamente, en mayo de 1999, Rosa Aguilar accedió a liderar el gobierno local a pesar de que el PP de Rafael Merino había ganado las elecciones. Un pacto entre IU y el PSOE le dio el bastón de mando. Aquella era una época en la que, desde la Gerencia Municipal de Urbanismo, el socialista José Mellado se empeñó en diseñar una Córdoba tan futurista como utópica, como luego se comprobó. Eran tiempos en los que pasaron por la ciudad los arquitectos más importantes del mundo con sus maquetas debajo del brazo con el objetivo de ganar el concurso de ideas puesto en marcha por el Consistorio para la construcción de un centro de congresos llamado Palacio del Sur en un solar de Miraflores.

El Palacio del Sur, tal y como se planteó en un principio, parecía un proyecto inviable, pero Rosa Aguilar no tuvo más remedio que hacerlo suyo para que no se rompiera el pacto de gobierno con los socialistas, un centro de congresos que jamás llegó a levantarse en ese solar de Miraflores. Durante ese mandato también se habló de la Capitalidad Cultural de 2016 y de otras iniciativas que el tiempo harían amontonarse en el cajón de las utopías. Ese paquete de proyectos artificiosos influyó en que la mediática regidora, a quien se le debe gran parte de la Córdoba moderna, consiguiera una sonada victoria de las municipales de 2003, tras los que, pese a no tener mayoría absoluta, sí logró dejar a un lado al PSOE y gobernar en solitario. Un segundo mandato en el que lo planificado no despegaba, en el que a Córdoba se le llegó a llamar La ciudad de las maquetas y que se volvió turbio cuando el asunto de las naves ilegales construidas por el empresario Rafael Gómez en la antigua Colecor afloró y dio lugar a una comisión política que no llegó a nada.

En mayo de 2007, José Antonio Nieto llevó al PP al borde de la mayoría absoluta en lo que fue su primera comparecencia como candidato a las municipales. No obstante, Rosa Aguilar consiguió retener la Alcaldía con el apoyo del entonces PSOE de Rafael Blanco. La alcaldesa entonces de IU comenzaba así un tercer mandato que ni siquiera terminaría. En 2009, se hizo realidad lo que parecía un secreto a voces: Aguilar daba la espantada de IU y del Ayuntamiento, y se embarcaba en el proyecto socialista para secundar como consejera a José Antonio Griñán en la Junta de Andalucía. También llegó a ser ministra de José Luis Rodríguez Zapatero.

Durante su mandato, Rosa Aguilar llevó a cabo, entre otros proyectos, un programa para el rescate y la protección del patrimonio histórico de la ciudad, incluyendo la puesta en valor del Alcázar de los Reyes Cristianos y la Casa de las Cabezas, la mejora de la iluminación pública y pavimentación de calles. Su gran obra fue el Vial Norte (Plan Renfe) y muchísimo más.

El encargado de concluir ese mandato de IU en la Alcaldía fue su fiel lugarteniente Andrés Ocaña, quien está asociado a un gran cambio urbanístico en la ciudad, el de la peatonalización de la calle Cruz Conde; y al inicio del espectáculo de luz y sonido del Alcázar de los Reyes Cristianos. Fue un periodo en el que se vivió una crispación constante en Capitulares. Dos años que supusieron la decadencia de IU en el Consistorio y tras los que Nieto –que se aprovechó del clima general español por la crisis del ladrillo– ganó las elecciones con mayoría absoluta.

Esas municipales castigaron a IUy al PSOE hasta el punto de que ambas formaciones se vieron superados por Rafael Gómez, que había fundado su propio partido, Unión Cordobesa (UCOR), convirtiéndose así en el líder de la oposición. Ese mandato, el 2011-2015, supuso un giro radical en la política municipal. El PP se centró en la gestión económica municipal, defendiendo que le habían dejado el Ayuntamiento al borde de la ruina. Y Nieto se marcó como retos luchar contra el alto paro que sufría la ciudad y en sanear las arcas municipales. Fueron cuatro años en los que dejó en la cuneta proyectos artificiosos como, por ejemplo, el del Palacio del Sur, para apostar por otro que vería la luz años más tarde, pero con el también popular José María Bellido en la Alcaldía, el Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones del Parque Joyero. Su otro gran proyecto era el Metrotrén, que también años más tarde vería la luz, pero como Cercanías Palma del Río-Villa del Río. Un Nieto que fue perdiendo presencia en la ciudad cuando se rumoreaba que su futuro estaba más cerca de Sevilla que de Córdoba y al que la oposición lo tildó de “el alcalde de las maquetas” –con más intenciones que realidades–, muchas de ellas presentadas durante la campaña electoral de 2015.

Nieto volvió ese año a ganar las elecciones, pero esta vez sin mayoría absoluta. Ni siquiera el apoyo de los concejales de Ciudadanos le dio para repetir en la Alcaldía y la socialista Isabel Ambrosio, tras rubricar un pacto de gobierno el PSOE e IU y recibir el apoyo de la entonces marca blanca de Podemos (Ganemos) en la sesión de investidura, se convirtió en su sucesora en el cargo.

El de Isabel Ambrosio fue un mandato centrado en lo social. Un tiempo en el que el cogobierno se vio lastrado en la gestión por la falta de personal en el Ayuntamiento y en el que muchos de los proyectos, como el Centro de Convenciones o la Normal de Magisterio, seguían atascados, además de que se abrieron debates como el de la titularidad de la Mezquita-Catedral. Con Isabel Ambrosio en el gobierno comenzaron unas muy importantes obras para la ciudad que llevaban décadas de zancadillas en su camino, las de la reforma integral de la Ronda del Marrubial. Ambrosio perdió la Alcaldía en 2019.

Ese año, el PP ganó de nuevo las municipales por mayoría simple y esta vez sí le valió para gobernar. Un pacto de gobierno con Ciudadanos, con el apoyo necesario de Vox en la investidura, colocó al popular José María Bellido como regidor. Un equipo de gobierno, el del PP y Cs, que vio cómo después de menos de un año al frente de Capitulares tuvo que dejar a un lado su modelo de gestión para centrarse en afrontar la gran crisis del Covid 19. A ayuda social la Administración Bellido destinó más de 12 millones de euros y más de 20 a fortalecer el tejido laboral y empresarial. En este primer mandato de Bellido, el Gobierno central optó por la candidatura de Córdoba para que la ciudad fuera la sede de la Base Logística del Ejército de Tierra y se cerró la compra de Caballerizas Reales. Además de comenzar el macroproyecto del Anillo Verde Periurbano; o lo que es lo mismo, la construcción de una red de grandes parques para circundar la ciudad repartidos en unas 300 hectáreas.

Bellido ganó de nuevo las municipales en 2023 y esta vez con mayoría absoluta. Este mandato es el del, por ejemplo, inicio de la construcción de la red de tanques de tormentas. Y debe ser el del importante impulso a la vivienda. El alcalde ha anunciado que en los próximos años se construirán miles, la mitad de ellas VPO. También debe ser el mandato en el que entre en vigor el Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), la Carta Magna del urbanismo de Córdoba para las próximas décadas; en el que esté listo el Plan director de Arboleda; y el del impulso real a proyectos como el del Pabellón de la Juventud.