"La crisis no será cuestión de meses y lo único que queda es trabajar y trabajar"

GEOGRAFÍA HUMANA

José López Pérez Barquero, director de Alimentos Iberlándalus, es descendiente de un bodeguero montillano, se ha recorrido medio mundo para vender uno de los grandes tesoros de la provincia: el aceite de oliva · Confía en que la industria agroalimentaria superará la recesión

"La crisis no será cuestión de meses y lo único que queda es trabajar y trabajar"
"La crisis no será cuestión de meses y lo único que queda es trabajar y trabajar"
Félix R. Cardador

22 de marzo 2009 - 01:00

En el año 2001 José López Pérez Barquero dejó la compañía Aceitunas de Mesa de Córdoba (Acorsa), de la que era responsable de exportaciones, y fundó la sociedad Alimentos Iberlándalus SL, una firma dedicada fundamentalmente a comercializar en el exterior productos alimentarios andaluces y que recientemente optó al Premio Alas que convoca la Junta. Nieto del fundador de las míticas bodegas montillanas Pérez Barquero, este empresario ha dedicado buena parte de su vida a recorrer medio mundo en busca de mercados, algo no muy frecuente entre el sector agrolimentario andaluz, al que se le ha achacado durante años, pese a la calidad de sus productos, cierta incapacidad para la comercializar en un mercado global y trascender fronteras. Menos de una década después de su creación, Iberlándalus tiene oficinas abiertas en Italia y Rusia, vende casi el 80% de su facturación total a países como Bielorrusia, Croacia, Alemania, Rusia o Australia y trabaja por introducirse en otras regiones de la Europa del Este y en Oriente Próximo. “Aquí trabajamos mucho y hacemos muchos kilómetros”, afirma durante la entrevista, que se celebra en su despacho del centro de Córdoba y bajo un mapa mundi gigante.

–No es habitual, o al menos no lo ha sido hasta hace poco, encontrar a empresarios andaluces del sector agroalimentario que pusiesen su mirada en el extranjero. ¿A qué cree que se debía este déficit?

–Pues supongo que es parte de nuestra historia, de que los empresarios se han volcado en la producción y se han olvidado de otro punto clave como es la comercialización. Es decir, siempre se ha intentado conseguir un producto de alta calidad y luego se ha intentado situarlo en el mercado, cuando quizá debería ser al contrario: primero se observa qué demanda ese mercado, qué necesidades hay y luego se busca un producto que se ajuste a esa demanda. De todos modos, eso era antes, porque ahora sí que hay una cultura exportadora. De hecho, el 50% de nuestros aceites y aceitunas se venden en el extranjero. Todo mejora poco a poco y con trabajo, y en eso también influye que las administraciones públicas o la Cámara de Comercio están colaborando e impulsando nuevos proyectos. Extenda, por ejemplo, ha hecho mucho en ese sentido.

–¿Cuáles son a día de hoy los productos estrella de Andalucía?

–Los mismos de siempre: el aceite de oliva y también la aceituna de mesa. Son fundamentales, al menos para nosotros. Aún así, también se están vendiendo cada vez más encurtidos y también nos demandan vinos españoles, de aquí y de La Rioja.

–Usted viene de familia de bodegueros. ¿Cómo se explica la moderada demanda que tienen en el exterior los caldos de Montilla-Moriles, que están considerados sin embargo como una de las grandes joyas vitivinícolas de España?

–Pues mire, es algo que sorprende, pero de lo que no puedo hablar mucho porque, aunque es cierto que tengo antecedentes familiares, realmente lo desconozco. Hemos cerrado algunas operaciones con vinos, pero no tengo información suficiente para dar una opinión.

–Su firma ha abierto mercados en medio mundo, pero cuáles son las zonas dónde encuentra un mayor interés por los productos alimentarios andaluces.

–Los mercados en los que nosotros trabajamos de forma fundamental son todos los de la zona euro. A ellos hay que sumar Rusia y muchos de los países que surgieron con la caída de la Unión Soviética, donde vendemos bastante. Y también tenemos relaciones con Sudamérica y Asia, aunque no con esas dimensiones. Eso es lo que hay ahora, pero nuestro objetivo en el futuro es ampliar mercados en Europa del Este, en países como Polonia, Hungria o Rumanía, y en Oriente Medio. Se trata de ámbitos en los que hay una demanda creciente y en los que nuestros productos creemos que pueden tener éxito.

–Casi ningún exportador andaluz habla de Estados Unidos. ¿Tan difícil es entrar allí?

–Sinceramente, mi opinión hasta hace poco era la de no plantearme siquiera el mercado norteamericano, pues tiene muchas dificultades. Por una parte está el problema de la cambio entre el dólar y el euro, que nos perjudica, pero no es sólo eso. Se trata de un mercado muy competititivo, en el que entrar es complicado. De todas formas, últimamente he cambiado la forma de verlo y sí que hemos comenzado a estudiar algunas operaciones.

–¿Tan dañina ha sido la relación euro-dolar a la hora de vender nuestros productos con un precio competitivo?

–Sí, sin duda. El tener un euro fuerte nos ha hecho mucho daño en la exportaciones. Es lógico: en todos los países que se manejan con el dólar es todavía hoy muy, muy difícil competir en esas circunstancias.

–No hemos hablado de la crisis económica, pero en estos días resulta difícil no hacerlo. ¿En qué zonas del mundo ha notado usted una mayor caída de la economía?

–En la zona euro no lo hemos notado mucho, aunque la realidad es que en todos los países a los que vas te encuentras problemas. Se trata de una crisis general. Nosotros hemos tenido y tenemos, por ejemplo, muchas dificultades en Rusia. Allí el valor del rublo ha caído hasta un 30% y eso ha provocado otras dificultades como la subida de los aranceles. Es decir, se junta todo. Para nosotros lo que está claro es que debemos estar presentes en cuantos más países mejor ya que en el caso de que en una zona comience a haber problemas es fundamental tener una diversidad de mercados para poder mantener el equilibrio.

–Usted trata a diario con cooperativas y empresas productoras cordobesas. ¿Cómo las ve ante la crisis?

–Pues las veo muy bien, realmente. Nuestro aceite de oliva es sin duda de los mejores del mundo y las empresas y cooperativas están bien preparadas y saldrán adelante. Todos estamos sufriendo las circunstancias económicas actuales, que son muy difíciles, pero de las que se saldrá si seguimos trabajando. La verdad es nadie habla de que la crisis va para largo y de que el único camino para salir de ella es simple: trabajar, trabajar y trabajar. Esto no es cuestión de meses.

–Los rusos se han convertido en unos de los grandes consumidores mundiales de aceitunas de mesa, cuándo en verdad carecen de tradición y de producción propia. ¿Por qué ha sucedido?

–Es algo difícil de explicar, la verdad, pero es así y para nosotros es importantísimo. La aceituna se ha convertido en un producto que se ajusta mucho a sus gustos y se ha consolidado en el consumo habitual. De hecho, la han incorporado a algunas de sus sopas tradicionales. También es cierto que Rusia ha evolucionado de una forma muy rápida en los últimos años. Yo recuerdo cuando fuimos por primera vez empresarios españoles, cuando todavía estaba en la presidencia Boris Yeltsin. Nos recibieron por todo lo alto, en el Kremlin, ya que era un país que acababa de dejar el comunismo y entraba en el capitalismo. Ahora Rusia es muy distinta; por decirlo de algún modo, es incluso hasta demasiado capitalista. Aún así, para nosotros es un mercado objetivo fundamental.

–¿Por qué tienen tan mala fama los intermediarios?

–Bueno, tengo que matizar que nosotros no somos intermediarios: no cobramos comisiones. De hecho, nuestros objetivos son más amplios y ahora estamos participando en el capital de algunas productoras. Sí coincido en que existe una cierta confusión sobre la función de una comercializadora, que pienso que viene no tanto del aceite sino del sector de las frutas y hortalizas. Yo no conozco mucho ese mundo, pero sí que se dice a menudo que en él se producen una fluctuaciones de precio muy grandes desde que se producen hasta que llegan al mercado, y eso es lo que tiene asombrada a la opinión pública. En nuestro caso eso no es así para nada. Los márgenes en el caso del aceite, de la aceituna o del vino no son tan amplios. De hecho, muchas veces vemos en los supermercados españoles que el aceite está prácticamente al mismo precio que se compró y eso se debe a que los grandes supermercados lo utilizan como producto gancho y ajustan muchísimo su margen de beneficio. Fuera de España también ocurre algo similar: que una lata de aceitunas españolas vale lo mismo o casi lo mismo aquí que en Rusia.

–¿Cómo es posible?

–Pues porque el precio deltransporte supone muy poco para una lata de aceitunas. Mire (saca una calculadora) mandar un contenedor de 60.000 unidades cuesta 3.000 euros, lo que significa sólo cinco céntimos por lata. Además, la demanda de aceitunas de mesa es allí tan potente y la competencia tan alta que merece la pena ajustar los márgenes.

stats