Córdoba

La comunidad islámica de Córdoba inicia un Ramadán "solitario" y "en familia"

  • El día 25 marcará el inicio del ayuno, que durará hasta el próximo 24 de mayo

  • Este año estará marcado por la ausencia de rezos colectivos en las mezquitas

Mezquita Basharat de Pedro Abad.

Mezquita Basharat de Pedro Abad. / El Día

Arranca el Ramadán, el mes sagrado para el mundo islámico y el noveno de su calendario. Este año, el inicio se ha marcado entre el 23 y el 25 de abril, según las diferentes comunidades, entre las que se encuentran los ahmadíes, responsables de la mezquita Basharat en Pedro Abad. Para ellos, el Ramadán comienza el 25 de abril, y este año se desarrollará en circunstancias especiales debido a la situación de confinamiento a causa del coronavirus.

Aun así, la pandemia no va a impedir que los fieles realicen el ayuno, las oraciones y sus buenas acciones para conectar con Dios durante estas fechas. Córdoba cuenta también con la mezquitas At-Tawhid, del Sector Sur, y Al Morabito, en los jardines de Colón.

El portavoz de la comunidad Ahmadía, Qamar Fazal, explica que “antes que nada, vamos a acatar la ley, así que no habrá congregaciones en la mezquita ni se celebrarán reuniones”. En este aspecto, destaca que “una oración conjunta tiene más fuerza y más peso porque hay una comunidad que vibra al unísono”, pero también recuerda que “Dios acepta la oración igual, y al tratarse de una situación excepcional cuenta más hacerla con el corazón y llena de sinceridad”.

Este año se dará “una situación excepcional”, y es que el líder de la comunidad internacional, el jalifa Mirza Masroor Ahmad, “podrá ser escuchado por todos, pero estará en una mezquita vacía”.

Fazal detalla que se vivirá un Ramadán más solitario, pero también más familiar. Los hombres acostumbran “a pasar días completos en la mezquita realizando los rezos”, algo que ahora no se podrá llevar a cabo debido a las restricciones, y ahora lo harán “compartiendo los momentos con la familia”. Además, mantiene que la pérdida del rezo colectivo “no nos produce dolor cuando el beneficio es mayor para todo y ayuda a aquello por lo que rezamos”.

Este año, las oraciones del Ramadán comenzarán poco después de las 06:00 durante los primeros días, y en torno a las 05:30 en la última semana. Esta variación se produce debido a que toman como punto de partida el amanecer, y cada día se adelanta. Las cinco oraciones son Falr, Zuhr, Asr, Maghrib y la Ishaa, aunque antes y después de las mismas hay una hora de oración voluntaria “que depende de cada uno, es totalmente individual y no hay obligación”.

Por el momento, el confinamiento favorece la gestión del tiempo para poder realizarlas, ya que en condiciones normales “muchos no pueden porque en Europa se trabaja y los horarios no lo permiten”, apunta Fazal.

Rezo en la mezquita de Pedro Abad. Rezo en la mezquita de Pedro Abad.

Rezo en la mezquita de Pedro Abad. / El Día

El Ramadán también tiene momentos para compartir con los demás, como son las celebraciones de la apertura del ayuno, en las que se invita a conocidos y familiares para celebrar los sacrificios y las buenas acciones llevadas a cabo durante el día. En este aspecto, el portavoz reconoce que “la alegría social se va a ver privada, pero hay que entenderlo porque es una causa mayor”. Fazal recuerda que “se puede sacar un mensaje: estos son días de oraciones especiales y las pruebas vienen para reforzar la relación con el Creador”.

El ayuno es solo una parte de este mes sagrado. El Ramadán ayuda a mejorar el conocimiento personal y a mostrar formas con las que ayudar a quienes más necesitan. Así lo destaca Abdul Razak, presidente de la comunidad Ahmadía, que hace hincapié en que “es importante preocuparse de hacer cosas buenas, de no pelear y de dar a los más pobres”.

Así, afirma que “lo primero es respetar al Gobierno, si no podemos salir y no podemos hacer ciertas cosas, no lo hacemos”, por lo que hay obras que es difícil llevar a cabo. Sin embargo, gracias al contacto que mantiene toda la comunidad en el país, sí que pueden desarrollar acciones como los repartos de comida, como han hecho recientemente en Barcelona.

Razak opina que “es un año muy distinto, y es difícil en el aspecto social”, ya que se pierde el contacto diario que mantiene normalmente con quienes van a rezar a su mezquita. “Normalmente tú ves si alguien que viene normalmente deja de hacerlo, y a los dos días puedes ir a verle y preguntar si está bien o necesita algo”, detalla, “pero en este caso no se puede hacer”.

Este acto, conocido como I'tikaf, "es muy importante". Razak argumenta que "los musulmanes creemos que en los últimos diez días de Ramadán se cumple cualquier buen deseo que uno pida a Dios". Por lo tanto, algunos voluntariamente "se aíslan y se concentran en orar a Dios y no hablar apenas con nadie. Es una forma de renovarse espiritualmente también", indica.

Por el contrario, este año se verá reforzado el aspecto más familiar. En especial, el presidente de esta comunidad señala que “los niños pueden participar más porque no tendrán clases, como cuando el Ramadán cae en verano”. Ellos no están obligados a hacer el ayuno porque “son jóvenes y están estudiando, consideramos que tendrán muchos años para hacerlo”, pero sí que están invitados a unirse en la medida que ellos quieran.

Un grupo realiza las oraciones en la mezquita de Colón. Un grupo realiza las oraciones en la mezquita de Colón.

Un grupo realiza las oraciones en la mezquita de Colón. / Lolo Agredano

Desde los diez años madrugan para hacer los rezos y forman parte de las distintas ceremonias, pero especialmente se les muestra que “hay que aprender a hacer cosas buenas, por ejemplo con los vecinos, y que esto implica mucho sacrificio”. Las celebraciones, por tanto, se harán "en familia, con alegría y con Dios muy cerca de nosotros". 

Finalmente, Razak considera que esta situación favorece a las oraciones individuales, ya que "este año podemos dedicar más tiempo para los rezos, podemos pedir más cosas y hacerlo con más tranquilidad". En especial, recalca que ayuda a "ver que hay mucha gente pasándolo mal por esta pandemia y que nosotros podemos pedir que mejore por ellos y por nosotros". En este aspecto, destaca que "por suerte no somos solo nosotros, todas las religiones están orando para que se acabe".

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