Córdoba recuerda con "más preguntas que respuestas" a Julio Romero de Torres, que "sigue vivo"
95 aniversario de su muerte
Decenas de personas se reúnen en el cementerio de San Rafael junto a la tumba del pintor para rendir homenaje a la familia al completo
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Córdoba/Córdoba ha recordado este viernes a la familia Romero de Torres, del que su más conocido integrante, Julio, se cumple este sábado el nonagésimo quinto aniversario de su fallecimiento, un personaje que "sigue vivo" y sobre el que aún "nos hacemos más preguntas que respuestas".
Así lo han señalado José María Palencia, uno de los promotores en 2008 de la recuperación de los homenajes a la familia, entonces conservador del Museo de Bellas Artes de Córdoba y luego director entre 2013 y 2021, y el arqueólogo Juan Luis Piqueras, uno de los tres socios de La Inaudita, una iniciativa cultural que se articula alrededor de una librería y una galería de arte, entre otras actividades.
Como cada año desde hace 17, diversas entidades cordobesas se han reunido alrededor de la tumba de Julio Romero de Torres en el cementerio de San Rafael para reconocer "a la familia que tanto hizo por los museos y por el patrimonio histórico artístico cordobés", en palabras de Palencia, para quien esta convocatoria se ha convertido "en una tradición anual de la ciudad en este mes de mayo".
Palencia ha explicado que la iniciativa de un grupo de profesionales de los museos cordobeses adoptó en 2008 "rememora, de alguna manera, los homenajes que se le hicieron al pintor después de su fallecimiento en 1930. Tras la Guerra Civil se fueron poco a poco apagando y ya, tras la desaparición de la familia en 1991, se perdieron completamente".
Reivindicación al conjunto de la familia
Porque la reivindicación que se hace cada año junto a la sepultura de Julio Romero no solo pone en valor lo que el pintor significó y significa para la ciudad en la que nació en 1874 y donde falleció cuando todavía no había cumplido los 56 años, sino que quiere poner en valor "el conjunto de la familia, porque en realidad no podemos separar a ninguno de los que fueron relevantes".
Una saga que se instaló en Córdoba en 1862 cuando Rafael Romero Barros (Moguer -Huelva-, 1832-Córdoba, 1895) llega a la ciudad como conservador del entonces Museo Provincial de Pinturas. Entonces era una instalación que reunía también esculturas y piezas arqueológicas, y que llegó a compartir sede, el antiguo Hospital de la Caridad fundado por González Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, desde 1864 hasta 1916 con la Real Academia, la Biblioteca Provincial, el Conservatorio de Música y la Escuela de Bellas Artes.
"Tanto Julio, en su faceta como pintor, pero también su padre y Enrique, su hermano, en su faceta de conservadores del museo y también de defensores del patrimonio y de la arqueología de Córdoba, tuvieron un papel fundamental en ese momento de la transición de centuria, hasta prácticamente en los años 70 del siglo pasado", ha subrayado José María Palencia.
Para Palencia, "siempre se planteó este homenaje como una declaración de reconocimiento al conjunto de la familia y la familia como tal", una estirpe que jugó "en su momento un papel importantísimo".
Del romanticismo al regionalismo
Así, "todo lo que es el romanticismo cordobés pasa por los pinceles y por la cultura artística de Rafael Romero Barros y todo lo que es también el momento del regionalismo y simbolismo en los felices años 20 pasa también por la paleta de Julio Romero de Torres en todo lo que es la cultura cordobesa anterior".
Por ello, en su opinión, tras la conmemoración el año pasado del 125 aniversario del nacimiento de Julio Romero, este "sigue vivo y cada día se le hacen más homenajes y se reivindican facetas nuevas de su personalidad y de la relación que tuvo con todo el mundo de la cultura de su tiempo".
Al mismo tiempo, ha enfatizado, "no podemos olvidar" que Enrique Romero de Torres (Córdoba, 1876-1956) fue el promotor "de uno de los museos pioneros de España, que llevó al Museo Provincial de Bellas Artes de Córdoba a ser uno de los más importantes de la España de su momento".
Precisamente, La Inaudita ha sido, probablemente, la entidad privada que con más intensidad se vinculó a la celebración del aniversario del nacimiento de Julio Romero. Quizás por eso le ha correspondido a uno de sus socios leer la ofrenda del homenaje. Antes de ello, Juan Luis Piqueras ha comentado que del desarrollo de los diferentes trabajos que han llevado a cabo en la conmemoración se concluye que "nos hacemos más preguntas que respuestas" sobre Julio Romero.
La identidad de Córdoba
Entre ellas plantea si el artista fue "un héroe para Córdoba", una ciudad que lo eleva "a un plano mítico, onírico", pero que también cuestiona "cómo se conforma la identidad de esta ciudad a través de la obra del pintor y viceversa o cómo la identidad de Julio también ha sido instrumentalizada o no".
"La principal incógnita es por qué mujeres anónimas, no modelos profesionales, acceden de manera voluntaria a tal nivel de exposición pública" en uno de los proyectos ya concluidos por La Inaudita, el libro titulado Mírame, en el que mujeres de distintos sectores de la sociedad posaron emulando los cuadros del pintor cordobés o de la manera en la que Julio Romero de Torres podría entender hoy día la fotografía, ha precisado Piqueras.
El cómo se hizo ese libro dispone ahora de más de 20 horas de grabación que se van a condensar en un documental de 90 minutos, Julio, apoteosis de Córdoba, para que cada espectador "saque sus propias conclusiones" sobre las preguntas que se plantean en relación con el artista cordobés. El audiovisual lo realiza la productora del poeta Juan Antonio Bernier y su hermano Rafael y está dirigido por este y María Green.
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