Legado y su valor

La Colección | Crítica de teatro

Una escena de 'La Colección', de Juan Mayorga.
Una escena de 'La Colección', de Juan Mayorga. / Teatro de la Abadía

La ficha

**** La Colección. Producción: Teatro de la Abadía. Reparto: José Sacristán, Ana Marzoa, Zaira Montes e Ignacio Jiménez. Texto y dirección: Juan Mayorga. Fecha: miércoles, 30 de mayo. Lugar: Gran Teatro. Lleno.

Sala diáfana con tres puertas de acceso situadas al fondo bajo techos abovedados que sugieren la entrada a un espacio privado, casi litúrgico. Una claraboya imaginada rompe la oscuridad y permite advertir el interior. Entre multitud de cajas apiladas de manera aparentemente caótica avanzan cuatro siluetas que participarán en el destino de lo contenido en ellas. La Colección de Juan Mayorga comienza en el Gran Teatro.

Así nos invita su autor a conocer la vida y legado de Héctor y Berna, un matrimonio de ancianos en busca de alguien que reúna las cualidades óptimas para hacerse cargo de la impresionante y codiciada colección de objetos adquirida a lo largo de su vida en pareja.

En compañía de Carlos, un joven que está (voluntariamente o no) al servicio de ellos, reciben la visita de Susana, candidata sin ella saberlo a heredar la colección. Mientras esperan el amanecer para poder apreciar la magnitud de lo atesorado, pasarán la noche visitando la estancia donde los personajes compartirán ideas, deseos, temores y confidencias. Tiempo para justificar el valor auténtico de cada adquisición y cuestionar si mereció la pena el sacrificio empleado. Quizá los primeros rayos de la mañana sirvan para resolver incógnitas o abrir otras nuevas.

Juan Mayorga vuelve a apretar las tuercas de nuestro entendimiento, exigiendo al espectador a mantener la escucha activa con un texto de espiral prodigiosa que abarca la importancia de todo aquello que conseguimos en la vida y su trascendencia una vez dejemos de estar en ella. Juegos de palabras resuenan en cada soliloquio y diálogo que evolucionan bajo el sustrato compuesto por esta idea que subyace generando conflicto en los personajes.

Cuatro protagonistas que Mayorga elige magistralmente y también forma una colección en mayúsculas. Ignacio Jiménez borda un papel donde muestra su capacidad para llenar el espacio aun estando en silencio. Zaira Montes se luce creando un personaje cargado de matices complejos y ambiguos. Ana Marzoa nos seduce con su mujer directa, fuerte y cerebral. De José Sacristán, prácticamente se ha dicho todo de este profesional que cumple 65 años de carrera. Una vida repleta de trabajos que son parte de nuestro imaginario y con Héctor añade uno más a su extensa colección de personajes entrañables.

Acudir al teatro para ser testigos de algo tan especial e irrepetible es motivo de sobra para sentirnos agradecidos como espectadores. Lástima que haya gente incapaz de valorar la dimensión del acto que presencian y no se esfuerce por aprender a silenciar su teléfono móvil.

Para esa minoría que no sabe lo difícil que es estar sobre un escenario y continuar entre sonidos de llamadas y mensajes, para la gente desconsiderada y faltona que no puede desconectarse de lo que ocurre fuera, deben saber que pagar una entrada no da derecho a hacer lo que les venga en gana. Ahora que viene mayo, inviertan su dinero tomando rebujito.

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