El césped del Balcón del Guadalquivir, un antídoto contra el calor en Córdoba

Todos tienen el termómetro presente. Las altas temperaturas que viene sufriendo Córdoba este verano son motivo de conversación cuando las reuniones comienzan a formarse cuando ya el sol cae. Pasadas las nueve de la noche, la vida en la ciudad vuelve a renacer. Es justo cuando el calor empieza a remitir, de forma progresiva, eso sí, dejando atrás tardes infernales en las que resulta difícil abandonar el hogar para hacer planes, salvo que espere una piscina para darse un chapuzón.

Cuando el fresquito se empieza a notar, los cordobeses dan el pistoletazo de salida a todos esos planes aparcados durante las horas centrales del día: correr, salir a dar un paseo, tomar algo en una terraza o acudir a las zonas verdes del Balcón del Guadalquivir, el conocido como césped del avión, una parada obligatoria cada verano. Ese día, muchas familias no cenan en casa. Se acomodan sus looks más cómodos, sacan sus mochilas para guardar lo necesario y todo está listo. Muchos eligen comprar algún snack y picar algo mientras disfrutan de conversaciones y muchas risas; otros eligen ponerse de acuerdo y llevar cada uno un plato. Todo sea por reencontrarse, celebrar algo o, simplemente, apagar el aire acondicionado por unas horas y disfrutar del aire libre.

Esta zona, próxima al recinto ferial de El Arenal, también es un buen sitio para soplar las velas. Suhaila ha cumplido 7 años y lo hace rodeada de su familia, cercana y no tan cercana, ya que se han juntado más de 30 personas. "Y eso que faltan más de la mitad", comenta su padre, muy feliz de ver a todos juntos. Él tiene ocho hermanos, son unos once primos y es normal que en las celebraciones falten algunos. Pero celebrar nunca está de más y, si se hace en el fresquito, al aire libre y con buena comida, aún más. La decoración festiva y la alegría que desprenden se siente en esa zona del parque. Más aún porque, en la misma reunión, Julia también celebra su primer añito. En la mesa no faltan tortilla, empanadas, bocadillos... todo para que los niños, muchos de ellos compañeros del cole, puedan comer tranquilos mientras juegan y disfrutan del aire libre.

El parque del avión también es sitio de reencuentros. Esta noche Virginia ha cocinado y los demás han traído sus cositas de casa. Ha coincidido que están todos en Córdoba y no han dudado en formalizar una quedada, pues como dejan caer más de uno del grupo, si no hacen estos planes, por unas cosas o por otras, se pueden tirar todo el verano sin verse. Algunos ya han disfrutado de sus vacaciones por Fuerteventura, Huelva o Málaga, y otros faltan por hacerlo aún.

Por su parte, Triana, Darío, Álex, Noemí y Alberto son amigos de siempre y también siempre suelen repetir este plan cada verano, con el objetivo de escapar al menos por unas horas del aire acondicionado y tomar algo al aire libre. Los acompañan sus hijos, muy felices de poder jugar también en esta zona verde del Balcón del Guadalquivir. Encarni también ha elegido el césped del avión para pasar la noche entre charlas y el cariño de sus hijos. Con una manta en el suelo y unpicoteo ya lo tiene todo dispuesto para pasar una agradable velada.

Son muchas las historias y vivencias que se entrecruzan en estos pocos metros. Unos cumplen sus primeros años de vida rodeados de los suyos, otros aprovechan las noches para estar con sus hijos, ya que el tiempo y la temperatura no siempre son los mejores aliados. Algunos se ponen de acuerdo para elegir quién va a ser el cocinero esa noche y otros prefieren optar por cosas rápidas que no les quite mucho rato de ocio. Cada noche, los cordobeses llegan al Balcón del Guadalquivir dispuestos a vivir momentos de alegría y encuentros, ahora más que nunca el parque del avión se ha convertido en la mejor escapatoria de la sofocante rutina en la que Córdoba se sumerge cada verano.