Carcabuey

El centrismo y reformismo de Luis Marín como "hombre de la Transición"

  • El que fuera el primer vicepresidente segundo del Parlamento de Andalucía ha escrito un libro en el que repasa sus vivencias políticas

Luis Marín.

Luis Marín. / Efe / Rafa Alcaide

El que fuera el primer vicepresidente segundo del Parlamento de Andalucía, el único que tuvo UCD, fundador de este partido y líder de la Operación Reformista en Andalucía, Luis Marín Sicilia, se reivindica en su autobiografía como un "hombre de la Transición".

Marín (Carcabuey, 1942), jubilado de su profesión de notario, ha descartado que se pueda asimilar el sentido de la obra "con un político de la Transición", porque apenas dedicó siete años a esta actividad y sólo cuatro con "dedicación plena" en el primer Parlamento regional (1982-1986).

Lo que empezó como un "deseo" para que sirviera de "guía, estímulo e, incluso, de conocimiento de los posibles errores" de su trayectoria vital a sus hijos, ha acabado en el libro "Caminando en libertad. Vivencias de un hombre de la Transición" (Japicuin, 2019), para narrar "vivencias en un período esencial de la historia española" de "la generación que vivió la Transición".

En una conversión con Efe, Marín, abuelo de doce nietos, recuerda que se comprometió "en un momento dado con la moderación política, en un momento fundamental para el futuro del país".

Entre sus compromisos fue la apuesta de compartir en 1986 con Miquel Roca, como candidato a la Presidencia del Gobierno y Florentino Pérez, como secretario general del Partido Reformista Democrático, un movimiento que él lideró en Andalucía como aspirante a la Junta, sin llegar a obtener ni un solo escaño ni en las generales, ni en las autonómicas de junio de ese año.

"Estoy convencido de que si aquella operación hubiera salido bien, posiblemente muchos de los problemas que estamos viviendo con el secesionismo catalán no se estarían viviendo", ya que se pretendía, "sin abdicar de las propias raíces de cada uno", que los catalanes "se sintieran a gusto y se comprometieran en la gobernación del país".

Para Marín, ante la situación en Cataluña, la "única esperanza" de muchos ciudadanos es que "se garantice la independencia del Poder Judicial", por lo que anticipa que "cuando se está jugando con la soberanía popular" el conjunto del pueblo español "puede ser que llegue un momento que se sientan demasiados frustrados" y exija que "el primero que tiene que cumplir con la Constitución es el Gobierno".

Del comienzo de la experiencia reformista, cita en su libro que "el verdadero enamorado de la operación era Florentino" Pérez, hoy presidente del grupo ACS y del Real Madrid.

En el libro, Marín asegura que se mantuvo al margen "de todos los movimientos" para encabezar la candidatura de UCD por Córdoba al primer Parlamento andaluz en 1982 y explica cómo alcanzó la vicepresidencia segunda gracias a un pacto de su grupo con el Partido Comunista de Andalucía, liderado por Julio Anguita, ante el intento de un "bipartidismo excluyente" de PSOE y AP, un bipartidismo que pretendía arrinconar a las minorías.

Luis Marín Luis Marín

Luis Marín / Efe / Rafa Alcaide

También narra su participación en el proceso para evitar el descenso administrativo del Sevilla FC a Segunda División en 1995, durante su última etapa profesional como notario en la capital hispalense, en la que presidió el Consejo Asesor del PP andaluz, de la mano de Javier Arenas ya en 2008.

La autobiografía transita por vivencias personales de niñez, juventud y madurez, como el recuerdo de ver pasar el cadáver de un maquis a los lomos de un mulo conducido por la Guardia Civil desde su escuela de Carcabuey, con 10 u 11 años.

También recuerda peripecias de toda índole, como el momento en que supo que Gloria Benítez iba a ser el amor y la compañera de su vida, a la postre madre de sus tres hijas y de su hijo o de su paso de cuatro años por la Escuela de Formación Profesional del Ejército de Tierra en Carabanchel Alto.

Relata su intento frustrado de estudiar Periodismo y sus estudios de Derecho para tratar de ser abogado del Estado, aunque terminó siendo notario gracias al que lo era de su Carcabuey natal, Manuel García de la Cuadra.

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