Solidaridad

Carrera por la Vida: Córdoba vuelve a teñirse de verde en la marcha más solidaria de la Asociación Española Contra el Cáncer

Participantes en la Carrera por la Vida en Córdoba.

Participantes en la Carrera por la Vida en Córdoba. / Juan Ayala

Córdoba se ha vuelto a pintar de verde por una causa justa. Voluntarios, familias, mayores y jóvenes, clubes deportivos, profesionales sanitarios y autoridades, cientos de personas se han concentrado en El Vial la mañana de este domingo por una razón: el apoyo en la lucha contra el cáncer. Un año más la Asociación Española Contra el Cáncer ha salido en su Marcha y Carrera por la Vida, que en un tono festivo lleva un claro mensaje: "llenar de ilusión y esperanza" a los que padecen hoy esta enfermedad y sus familiares. 

Más de 500 personas, 14 colegios y delegaciones de 40 municipios de la provincia se han unido este año a la marcha y carrera, uno de los mejores años, en números, tras el vacío que generó la pandemia. Es una marea verde que cada vez acumula más gente con la misma intención de luchar y colaborar de manera solidaria para que la investigación, que ha permitido que muchos tipos de cáncer hoy sean menos complicados de vencer, siempre cuente con recursos. 

Rafi Ruiz Mata y su hijo Ángel Mudarras han venido a la capital cordobesa desde Puente Genil, como hacen todos los años. Rafi sufrió cáncer de mama, pudiendo superarlo hace ya ocho años. Lo sufrieron todas las mujeres de su familia, aunque no todas sobrevivieron para contarlo: "en aquella época era diferente", cuenta acerca de la enfermedad que acabó con la vida de sus tías en un momento en el que la investigación no contaba con los avances con los que cuenta hoy. Unas 40 personas de esa localidad los acompañan, vecinos, familiares de pacientes y sobrevivientes llevan las pancartas de una delegación que siempre acude a la cita.

María Nogales ha acudido desde Peñarroya-Pueblonuevo tras haber superado, con dos operaciones y mucha quimioterapia de por medio, el cáncer de útero hace tres años. Hoy se siente "estupenda" pero reconoce lo difícil que es el proceso y lo importante de contar con el apoyo familiar y asociativo. "Todos tenemos un familiar que lo ha sufrido", comenta otra de las vecinas de la localidad, que hoy han sumado más de 60 asistentes a la caminata. 

Solo el año pasado en Córdoba la asociación atendió a más de 700 pacientes con enfermedad oncológica diagnosticada y sus familiares. "No nos cansamos de incidir en que nuestros recursos y servicios son ofrecidos de forma gratuita, por eso es importante llegar a los que más lo necesiten", ha informado el gerente provincial de AECC, Javier Pavo. 

Ya con 15 años celebrando esta actividad, una de las más importantes de la asociación pues la compra de los dorsales y los donativos en esta cita permiten la financiación de los programas que impulsan en la provincia y que atienden a esas cientos de personas cada año. La actividad consta de dos tipos de participantes: los corredores, que han dado dos vueltas a El Vial, de unos cinco kilómetros, y los que asisten a la marcha habitual, una tradición que suma a los pacientes y sus familiares.

"Estamos contentos con la respuesta de la sociedad cordobesa por volcarse en la marcha y carrera en un tono festivo con un claro mensaje: el cáncer sí se puede superar", ha incidido Pavo. La presidenta de la AECC, María Auxiliadora Cabanás, ha destacado la importancia de "vencer esta guerra y ganar la carrera". 

La historia de Antonio Luque, de 24 años y su padre, Javier Luque, se cuela en la carrera y desata la admiración de los presentes. Antonio nació con una infección cerebral que lo llevó a sufrir una parálisis que no le permite moverse al completo. Su mejor manera de enfrentar la vida y el mejor tratamiento es la estimulación multisensorial, así que "decidimos que íbamos a correr todas las carreras que sirvieran de estímulo", cuenta su padre.

Esta carrera le sirve a la familia como preparación para la Media Maratón y, mucho más importante, "para visibilizar que si tienen una discapacidad pueden disfrutar del evento y el ocio, lo único que necesitan es ponerle voluntad y personas que los ayuden". Padre e hijo forman parte de la plataforma Discamino de Santiago, que consiste en ayudar a que la gente que sufre alguna discapacidad pueda hacer el Camino de Santiago con la ayuda de sillas todo terreno, como la que usa Antonio, o bicicletas adaptadas.

"Nuestro lema es que empujando juntos, ganamos", cuenta el padre, orgulloso de conseguir, año a año, la participación de su hijo en cientos de actividades de este tipo y ayudar a que otras personas también lo consigan. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios