La otra cara de la ciudad noble
En el entramado que discurre por el Casco Histórico hay algunas zonas que sufren un gran deterioro y mal aspecto
Hace quince años, la Unesco consideró que parte del Casco Histórico de Córdoba merecía la distinción de Patrimonio de la Humanidad. Por su historia, su sus calles, edificios, plazas, monumentos y la conservación y el mantenimiento de todos estos elementos, lo que la situaba en la primera división de los destinos dignos de ser visitados: La carta de presentación de Córdoba es esta zona histórica por la que pasan miles de personas al día. Tal expectación -que está más que justificada- debe ir acompañada de un trabajo de conservación a medida. Y no es que el eje de Mezquita-Puente Romano presente un mal aspecto, pero a a veces sólo falta doblar una esquina o adentrarse en una placita para encontrar múltiples deficiencias que no tienen nada que ver con la calificación de Patrimonio de la Humanidad de 1994.
Precisamente la conservación de los monumentos y edificios que atesora su grandeza y su historia es una de las principales preocupaciones de los cordobeses. Este cuidado no está muy presente, por ejemplo, en la plaza de la Alhóndiga, uno de esos recovecos que se encuentran sin buscar, al girar por instinto en la calle Corregidor Luis de la Cerda. El deterioro de la fachada de uno de los edificios que conforma la plaza es más que evidente y se puede apreciar en la imagen de arriba.
El paseo por el Casco Histórico también ofrece otras carencias en el apartado de infraestructuras, iluminación o accesibilidad. Uno de los puntos que más se ha reclamado es el soterramiento del cableado en esa zona. Esta medida no se ha puesto en marcha y sus consecuencias se pueden observar en múltiples vías dentro de la superficie que cuenta con la denominación de Patrimonio de la Humanidad. Ese panorama deja una imagen de cierta dejadez o improvisación y no cumple con el requisito de mejorar la calidad de vida de los residentes en la zona, en cuya vida diaria apenas ha repercutido en reconocimiento de la Unesco, según reconocían los propios cordobeses en el reportaje publicado ayer por este periódico.
A escasos metros de la calleja de las Flores -una de las vías más fotografiadas por los visitantes- se encuentra la calle Rey Heredia, una de las más perjudicadas porque no se sitúa como sitio central de paso por los turistas. A lo largo de esta vía se suceden las pintadas, una iluminación casi inexistente y un deterioro explícito en cada uno de sus edificios. Se trata de uno de los entornos más perjudicados que no ha recibido las consideraciones necesarias para mantener el reconocimiento mundial. Los propios residentes de la zona consideran esta calle como "peligrosa" para transitar por ella una vez que ha finalizado el día.
No hace falta realizar un estudio detallado para conocer las deficiencias de ciertas zonas del Casco Histórico. Es el caso de la calle Cardenal Salazar, que desemboca en la plaza del mismo nombre, donde se ubica la Facultad de Filosofía y Letras. El antiguo hospital de la ciudad es uno de los edificios más admirados, pero la calle para llegar hasta él presenta muy mal aspecto. Desde el cableado que cruza de un extremo a otro de la vía con una sujeción bastante insegura hasta los desconchones en las paredes lo que la deja en un profundo estado de deterioro. Para completar un breve listado -hay algunas más- se puede hablar también del estado de la calle Cabezas o Corregidor Luis de la Cerda, el antiguo camino real, a las mismas puertas de la Mezquita-Catedral. El paseo entonces por el Casco Histórico se convierte en una demanda de mejoras para ofrecer una imagen homogénea del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad.
Pero al margen del tema infraestructuras, hay otra serie de cuestiones que influyen de manera negativa en la conservación del legado histórico de la capital. Cuestiones como la limpieza o la seguridad preocupan y mucho. Los comerciantes de la zona echan en falta más presencia policial por la noche, una hora en la que muchos turistas deciden salir pero no encuentran un ambiente apetecible. La limpieza es también fundamental si se tiene en cuenta que se trata de una zona donde transitan muchos coches a caballo y hay que tener en cuenta otra cuestión que preocupa como la mendicidad que se ejerce por el Casco Histórico debido a que es muy transitado.
Estos quince años de Patrimonio de la Humanidad han dado prestigio a Córdoba, sin duda, pero también debe ser un momento para la reflexión sobre lo que queda por hacer. Sobre todo si se tiene en cuenta que la ciudad aspira a ser Capitalidad Cultural de Europa en el año 2016, una designación que en 2010 entra en una fase decisiva con la designación de las capitales finalistas.
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