El obispo califica de "aquelarre químico" la reproducción asistida en su carta de Navidad

Fernández dice que el "abrazo amoroso" no puede sustituirse por la "pipeta de laboratorio"

Foto de archivo del obispo en encuentro diocesano con niños en la Mezquita-Catedral.
Foto de archivo del obispo en encuentro diocesano con niños en la Mezquita-Catedral.

Por todos es conocido que muchas palabras del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, siempre suelen tener bastante repercusión. Ayer, volvió a lanzar un discurso que a nadie dejará indiferente. En su carta semanal, titulada Navidad y familia, Fernández calificó las técnicas de reproducción asistida como un "aquelarre químico de laboratorio". El prelado utiliza en la misiva una línea argumental en la que describe el modelo de familia que la Iglesia coge como ejemplo y que se constituye "por la unión de los esposos que normalmente se convierten en padres".

Los hijos, prosigue el obispo, son fruto del "abrazo amoroso de los esposos" por lo que él entiende que "no puede sustituirse nunca por la pipeta de laboratorio (fecundación in vitro)". Para Fernández, el hijo "tiene derecho" a proceder de una relación amorosa entre sus padres y nunca como fruto de un "aquelarre químico".

El responsable mayor de la Diócesis de Córdoba prosigue su misiva afirmando que "todo tipo" de fecundación artificial (inseminación artificial y anónima, fecundación in vitro homóloga o heteróloga) "rompe" la armonía de la creación.

La carta navega sobre esa idea de familia que comenta Fernández: "Varón y mujer, creados en igualdad de dignidad fundamental, son distintos para ser complementarios". Esa distinción la aclara en la siguiente frase al manifestar que "cuanto más varón sea el varón, mejor para todos en la casa" y que "cuanto más mujer y más femenina sea la mujer", de nuevo, "mejor para todos". Al hombre le atribuye la cualidad de la fortaleza y apunta que "representa la autoridad que ayuda a crecer". La aportación que la mujer tiene en este modelo de familia, sigue el obispo, es "específica" y no es otra que "dar calor al hogar, acogida y ternura". A lo que suma el "genio femenino".

Todo ello constituye el centro de la misiva navideña de Fernández que inicia su argumento tomando como referente la comunidad trinitaria. "Dios es familia, son tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo", considera el prelado que usa como prototipo de todo ello la "santa familia de Nazaret", compuesta por Jesús, María y José. Aunque, eso sí, reconoce que dicha familia es "muy singular" para más tarde aseverar que es "modelo" para el resto.

Fernández concluye su escrito alabando el papel de los abuelos y su contribución al "equilibrio de la sociedad contemporánea". Para el obispo, "los niños y jóvenes son el futuro, los abuelos son la memoria del pasado. Todos juntos forman la riqueza de la familia", sentencia.

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