Brindis al sol
Alberto González Troyano
Mejor por escrito
Loquillo defiende que "España es un país desgraciadamente que trata mal a sus estrellas o a sus artistas". No le falta razón al alter ego de José María Sanz, quien añade que eso no ocurre en países como Francia o Estados Unidos, países en los que se les tiene devoción por los suyos, mientras que en el país de la piel de toro se les olvida pronto.
Viernes 3 de octubre de 2025. Un Teatro de la Axerquía en el que prácticamente no cabe un alfiler se prepara para vivir un espectáculo bautizado como ETERNOS Music Party, una iniciativa de la promotora local ABDM vendida como un homenaje al pop-rock de los 80, pero que irá más allá de esa década con hits y clásicos musicales que abarcan de los 70 hasta nuestros días.
Centenares de fieles se preparan para vivir un bendito y eterno Viernes de Resurrección en el que rendirse ante apóstoles musicales como José María Guzmán, Alejo Stivel y Rafa Sánchez, que van a rescatar de ese olvido al que elude Loquillo -aunque los presentes nunca las han olvidado- a grandes bandas de los 70, 80 y 90 como fueron Cadillac, Tequila y La Unión. Y rendir también pleitesía a un Javier Gurruchaga que mantiene más viva que nunca a su Orquesta Mondragón.
Suenan los acordes de Llegas de Madrugada (1982). José María Guzmán inicia con esa canción de 1982 y grandes músicos de acompañamiento la resurrección musical de Cádillac en la Axerquía. En la web de Cadillac se define a la perfección a uno de los músicos de pop-rock más grandes que ha dado este país: "Guzmánes un músico que busca la belleza y la perfección en todo lo que hace. Un brillante compositor cuyos temas han sonado en medio mundo".
Lo demuestra en el legado que ofrece en su miniconcierto, en el que problemas de sonido le impiden tocar la guitarra eléctrica y le obligan a utilizar la acústica. Miniconcierto que se ve mermado también sonoramente (los micrófonos funcionaron mal), a la hora de la interpretación de canciones como Se ha cruzado un tonto y Hong Kong, en las que los vocalistas son el bajista (Juan Villaseñor) y el batería (Robin Nodar), respectivamente. José María Guzmán lo solventa acompañándoles con su micrófono.
En su recital, también va a resucitar a dos grupos anteriores a Cadillac a los que perteneció, Solera, del que interpreta la supermelódica Calles del viejo París, que compuso con solo 14 años; y Cánovas, Adolfo, Rodrigo Guzmán, del que suenan Solo pienso en ti (con trozos del No woman, no cry de Bob Marley, So lonely de The Police y A Whiter Shade of Pale, de Procul Harum) y la crítica Señora azul, aplicable, tal y como destaca, a muchos de los que nos gobiernan, esos mediocres que imponen su terca voluntad.
No faltan otros hits de Cadillac como Pensando en ti, Vivir sin dinero, Perdí mi oportunidad y Valentino, tema este último con el que recuerda que representaron a España en 1986 en Eurovisión y con el que quedaron en un discreto décimo puesto. Ni tampoco faltan dos clásicos de sus adorados Beatles como son Get Back y Ob-La-Di Ob-La-Da.
Es el turno de la Orquesta Mondragón. El público se entrega al talento de ese inigualable showman y frontman como es Javier Gurruchaga, arropado por una superlativa banda de rok, desde las primeras estrofas de Corazón de neón (cuya letra es de Joaquín Sabina). El showman ya tiene al respetable guardado en el bolsillo cuando interpreta Tic, tac (Mi viejo despertador), canción tras la que hace un guiño a la luna que reina en Córdoba para introducir Caperucita feroz.
Apenas ha empezado a cantar el tema que reza"hola, mi amor, soy yo, tu lobo...", se gira para mirar a la pantalla de vídeo en el que se proyecta un clip en el que aparece su inmortal compañero en la Mondragón, el bajito Popocho, para el que mientras interpreta ese clasicazo tiene un emotivo recuerdo: "Mi querido Popo, hace ya cinco años que nos dejaste". Como emotiva es su dedicatoria, "en estos tiempos difíciles", a "Ucrania y Gaza" con el Imagine de "John Winston Lennon".
Stand by me (clásica canción de amor de Ben E. King) y Rock and Roll Circus, "un rock brutal con más de 40 años", también forman parte del repertorio. Tras esta última, Javier Gurruchaga invita a Córdoba "a cantar y a enloquecer" con Viaje con nosotros. Y consigue el remate a esa locura y frenesí con Lola, tema en el que cuela un trozo de canción del Hey Jude de The Beatles, que corea toda la Axerquía.
Llega el tercero de la noche-madrugada, Alejo Stivel para resucitar a Tequila. Como entrante de su miniconcierto, la proyección del videoclip de su último single, Yo era un animal, en el que aparece cantando junto a Joaquín Sabina, un vídeo revolucionario en el que, por obra y gracia de la Inteligencia Artificial, se mezclan los Stivel y Sabina jóvenes con los actuales.
El vídeo funde a negro y suenan los primeros acordes de Rock and roll en la plaza del puebloal más puro estilo de los Stones. A Alejo Stivel también le acompaña una gran banda con la que después interpreta el no menos stoniano Mister Jones, tema al que sigue Quiero besarte, clásicos todos ellos que dejaron como legado musical, desde que en 1976 formaran Tequila él, Ariel Rot, Julián Infante, Felipe Lipe y Manolo Iglesias.
Moviéndose en el escenario cual hombre de goma, hay tiempo para interpretar otro clásico entre los clásicos, Sábado a la noche, en este caso de 1978 y del también argentino Moris, antes de dirigirse al respetable. "¿Cómo están ustedes? ya veo que bien, se les ve muy bien desde aquí? Está fabulosa la noche, esta luna, este público de Córdoba; qué gran ciudad en la que me creo que me voy a quedar un par de meses a vivir", relata mirando a una audiencia que parece infinita. Lo hace antes de interpretar "esa canción que hice con Sabina y que es mi último single, Yo era un animal".
Vuelve a Tequila con Me vuelvo loco, tras la que anuncia que va a continuar con "una canción de amor" mientras el público le pide Salta!!! Esa canción es Dime que me quieres, con la que se despide dejando para el único bis ese también clásico de Tequila que le demanda el respetable, tema que interpreta saltando del escenario y mezclándose entre el público.
Y llega la guinda al bendito y eterno Viernes de Resurrección en la Axerquía, el de la vuelta a la vida de La Unión de la voz de Rafa Sánchez, quien compusiera la banda junto a Lus Bolín y Mario Martínez. Rafa Sánchez inicia su miniconcierto, también acompañado por otro gran grupo de músicos, con Sildavia, el primer hit de la Unión, "ese paraíso que no se encuentra en los mapas".
Para invitar posteriormente a las presentes a tener sexo con él con Ella es un volcán y Más y más como bandas sonoras. "Haz conmigo lo que quieras, nena...", canta mientras se le ofrecen a mano alzada no pocas a acompañarle en una noche de pasión con movimientos sensuales y sexuales. Felicita acompañado del público con el Cumpleaños feliz a su guitarrista por su aniversario antes de dirigirse al respetable: "Nos estamos haciendo mayores. Esta noche quiero partir una lanza en nombre de una generación, nuestra generación, que ha visto cómo todos esos valores que aprendimos de pequeños se han ido al traste, por intereses absurdos y corruptos de agendas globalistas que lo que quieren de nosotros es hacernos cada día más pobres y más manejables". Suenan los primeros acordes de Vivir al este del Edén y luego Maracaibo.
"Hace muchos años, unos 38 o por ahí, que la gente me pregunta si no estoy hasta las pelotas de cantar esta canción y yo les respondo que todo lo contrario, que estoy orgulloso de interpretar tantos años este gran éxito que coescribí". Ese megaéxito del pop-rock en español es Lobo-hombre en París, que dedica a su excompañero en La Unión Mario Martínez, fallecido en 2022, y que es coreado con aullidos por el respetable. Llega el cierre. Con Vuelve el amor pone el punto y final al bendito Viernes de Resurrección no sin antes aconsejar al público: "Deja que sea el amor el que guíe tus pasos".
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