La mujer se lanza a buscar trabajo para afrontar la crisis económica
El mal momento del empleo masculino tira de la población activa en la provincia
5.000
La última Encuesta de Población Activa relativa a la provincia, que señala un incremento del desempleo de 22.000 personas, señala un hecho del que las administraciones han de tomar nota. Las personas que se incorporan al mercado laboral son, fundamentalmente, mujeres. Este segmento de población ha tirado al alza de los activos, el grupo de población en edad y disposición de trabajar. La explicación es razonable: la crisis del empleo considerado como tradicionalmente masculino, la construcción, está obligando a muchas mujeres que se dedicaban al trabajo en el hogar a buscar un sueldo fuera de casa para paliar los efectos de la crisis económica.
En términos relativos, el número de cordobeses hombres dispuestos a trabajar (con o sin empleo) se mantiene estable. Sin embargo, el de mujeres ha crecido en un 3,2%. Ello implica que hay 5.000 mujeres más en toda la provincia llamando a las puertas de las empresas para poder contribuir con un salario a las economías familiares. Los datos de la EPA permiten saber, incluso, que la mayor parte de ellas se encuentran buscando empleo en el sector servicios. Estas actividades terciarias tienen en estos momentos a 7.000 personas más, hombres y mujeres, buscando trabajo, con un crecimiento relativo del 3,4% en los últimos doce meses. El próximo trimestre de la EPA debería reflejar un crecimiento en la actividad agraria por efecto de las expectativas de encontrar un empleo en alguna de las grandes campañas agrarias.
Que el crecimiento del paro se está cebando en los hombres por efecto de la construcción es un hecho constatado por las cifras, que reflejan que el número de parados asciende en la provincia a 73.600 personas. El crecimiento interanual del paro se está repartiendo de forma desigual. Así, el número de parados varones creció un escalofriante 61% en los últimos doce meses mientras que el desempleo femenino subió un 22%. El diferencial radica en el escaso número de mujeres que trabajan en la construcción. Hay que precisar que la presencia de la mujer sigue siendo mucho menor que la de sus compañeros varones.
Los datos del Instituto de Estadística aseguran que 5.100 mujeres que declaraban ser amas de casa hace un año -no activas para la estadística oficial- intentan incorporarse al mercado laboral. Otro dato para preocuparse es que el número de estudiantes que dejan de serlo se reduce en un 12,7% (unas 6.000 personas en un año). La pregunta es evidente: ¿cuántos han terminado los estudios y qué parte de ellos han tenido que abandonarlos por necesidades familiares inmediatas? Una pista: al finalizar 2007, la situación fue exactamente la contraria porque el número de estudiantes creció en, aproximadamente, 3.000 personas. La EPA define que es población activa a toda personas en disposición de trabajar por encima de los 16 años de edad, justo cuando se termina la educación obligatoria.
Lo cierto es que la situación actual coloca una barrera de grandes dimensiones a todos aquellos que se incorporan por primera vez al mercado de trabajo. Ahora mismo, según la EPA, hay 4.000 mujeres buscando su primer puesto de trabajo en la provincia. Hay muchos menos hombres jóvenes esperando su primera oportunidad laboral, unos 2.300, pero hay que hacer una precisión. En este último año, el crecimiento de este grupo de población ha sido del 475%. Es decir, ya no es tan fácil encontrar un empleo para una persona joven que, por definición, es mucho más barata para las empresas que otra con un historial más dilatado. Este hecho es particularmente relevante en las ciudades ligadas a sectores industriales, como la madera.
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