En busca de un futuro certero

La crisis no asusta a algunos jóvenes, que deciden encarar la coyuntura y poner en marcha un negocio propio · Las oposiciones resultan una opción tentadora para alzarse con un puesto de trabajo seguro

Isaac Naz prepara una de sus clases de Ciencias de la Naturaleza.
I. Moreno

23 de noviembre 2008 - 01:00

Ya los afirmaba una campaña publicitaria hace unos años: "Jóvenes aunque sobradamente preparados". La actual cantera de entre 20 y 30 años es, posiblemente, la que cuenta con la formación más completa. La competencia que se ha creado en los últimos años para acceder al mercado laboral hace que, al término de sus estudios, los jóvenes engrosen sus currículos con cursos, títulos de idiomas e informática, master o posgrados. Paradójicamente, el encontrar empleo pinta cada vez más complicado para éstos. O, al menos, hallar uno que se ajuste a las características del buscador.

En tiempos de crisis como el actual, las contrataciones se congelan, cuanto menos. Cuanto más, toca hablar de despidos y de cierres de negocios. No obstante, antes de que hicieran su aparición los problemas en el sistema económico, el paisaje no era más grato. La masa de personas con aptitudes para desempeñar cualquier puesto -realidad que se da incluso para los más especializados- hace que los empresarios asen la sartén por el mango y pongan cada vez el listón más alto a la hora de decantarse por un candidato. En este engranaje, a los jóvenes les cuesta cada vez alcanzar la velocidad de los empleadores. No obstante, existen diferentes modos de capear el panorama que les ha tocado. Aunque pueda parecer arriesgado, algunos deciden no seguir esperando y ponen en marcha un negocio propio.

"Pocas cosas te hacen sentir tan realizado como tener tu empresa", indica Jorge Gómez, que hace cinco meses se atrevió a dar un paso adelante en su carrera y decidió quedarse con el mando de la academia Maestro, donde impartía clases de Ciencias desde hacía varios años. "Era la oportunidad de seguir con un negocio que me encanta por una cantidad mucho menor a la que supondría empezar de cero", explica. Barajó los pros y los contras y se encontró con que, por un lado, podía perder una inversión de alrededor de 30.000 euros pero al otro lado de la balanza se encontraba con una puerta abierta para asegurar su futuro. Y decidió apostar. Por el momento, reconoce que las cifras no casan con su previsión. La crisis, lamenta, le está jugando una mala pasada: "Se han matriculado ocho alumnos menos de los que esperábamos y así los cálculos no salen". De momento, ha decidido abrir una papelería en el mismo local donde está ubicada la academia para tener una fuente de ingresos adicional. Y prefiere poner buena cara al mal tiempo que atraviesa la economía porque, como apunta, "siempre es mejor arrepentirse de hacer algo que de no hacerlo".

Transi Uclés presume de haber hecho realidad el que era su sueño desde pequeña. Después de ocho años empleada en varias peluquerías, decidió que ya era hora de hacer cortes de pelo y poner tintes en la suya propia. "El sueldo no llega si trabajas para otro, así es que ya que tienes que echar las mismas horas, al menos que los beneficios sean para uno", sostiene la joven de 27 años.

Para poner en marcha un proyecto empresarial hacen falta, además de iniciativa y una idea bien elaborada, un plan de desarrollo y un modelo de gestión sólidos. De ello depende la estabilidad del negocio y ahí radica el problema con el que se encuentran la mayor parte de los jóvenes cuando emprenden un negocio. Tanto Jorge como Transi reconocen haber estado "perdidos" durante los trámites iniciales, motivo por el cual acudieron a la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), que ofrece asesoramiento a la hora de delimitar las pautas para que un boceto prospere. "Te encuentras con que el proceso no es tan sencillo como parece. Hay que dar muchos pasos y cada decisión es importante", confiesa la peluquera.

El factor económico es sin duda el que más preocupa cuando se decide emprender un proyecto. Encontrar respaldo para afrontar la inversión es actualmente una hazaña complicada. Las cajas y entidades bancarias han recortado la concesión de créditos. Por otro lado, como apunta Jorge López, asesor sobre subvenciones en AJE, "el tema de las ayudas está ahora mismo parado". Así las cosas, Gómez ha tenido que recurrir a préstamos de allegados para hacerse propietario de su academia de enseñanza. Confiesa que de ningún otro modo hubiera podido desembolsar la cantidad exigida para hacer válido el traspaso pues, aunque solicitó un microcrédito en septiembre, aún no tiene respuesta. "Si te dan una subvención llega tarde, y cuando más se necesita es al principio. No es lógico", sostiene.

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