El botellón toma el río y reúne a miles de jóvenes

Miércoles de Feria

La zona vuelve a llenarse un año más de grupos de amigos y estudiantes en un evento multitudinario.

Foto: Barrionuevo
Foto: Barrionuevo
Noelia Santos

26 de mayo 2016 - 01:00

EL día llegó. Lo hizo con mucho menos debate que otros años y con algún que otro bulo circulando por internet de que el botellón en el Balcón del Guadalquivir desaparecía. No lo hizo. El calor arreciaba, pero eso no supuso ningún problema y cientos de jóvenes se aglutinaron en la orilla del río para beber alcohol, pasar un rato y de ahí, ir a la Feria. Las previsiones que estimaban por la mañana desde el Ayuntamiento situaban una afluencia de jóvenes en el ya tradicional botellón que se encontraba entre los 15.000 y los 20.000. A falta de cifras oficiales, cuando la tarde iba avanzando la zona ya se llenaba de jóvenes y los agentes policiales hacían guardia para evitar cualquier tipo de conflicto que pudiera ocurrir.

Eso sí, tardó en llenarse. Otros años se vio el Balcón de Guadalquivir repleto de jóvenes a primera hora de la tarde; ayer, quizá por el intenso calor, los grupos llegaron poco a poco. Cuando cayó la noche, se confirmó lo que se pensaba: el botellón de El Arenal es uno de los actos más multitudinarios de cuantos acoge la ciudad a lo largo del año.

Se vieron cartones de vino y mucho refresco de lima-limón, se vieron otros tantos tipos de alcohol y también se vio mucha convivencia. El miércoles es el punto de inflexión de la última fiesta del mayo cordobés y, haciendo honor a su consideración como día grande, no defraudó. La misma alcaldesa, Isabel Ambrosio, ya lo afirmó por la mañana: "es un día de mucha afluencia", por eso de las comidas de empresa (las que aún no la habían hecho), las atracciones muchos más económicas y, otra vez, el botellón.

Los aledaños de El Arenal veían discurrir por sus calles a los jóvenes cargados con bolsas de plástico que chorreaban el hielo derretido (el calor no perdona nada) y ya en el puente, o por la Ribera, se juntaban los jóvenes con sus galas de feria con los niños que volvían cargados de peluches de la Patrulla Canina y banderas del Barcelona.

Algunos no aguantaron mucho bajo el sol de justicia y entraron pronto al recinto ferial para disfrutar de las casetas y alejarse del bullicio. Tal fue el caso de varios alumnos de Farmacia que estudian en el instituto Ramón y Cajal. En sus azules camisetas lucían, a modo de broma, algunos de los productos que podían dispensar en sus propias boticas, pero es mejor no hacer referencia a ello. El restaurante Rafalete les brindó la comida, después bebieron algo en el botellódromo y para la Feria, no había tiempo que perder. Los grupos con camisetas conjuntadas es otra de las máximas de la quinta jornada de la Feria, ya sean amigos, compañeros de trabajo o estudiantes de alguna carrera, no falla. El miércoles es día de camisetas de colores en El Arenal con frases ingeniosas que hacen juegos de palabras con la carrera que se estudia. Así, varias jóvenes que iban camino del botellón mostraban orgullosas la frase de sus camisetas: Espartanos, ¿calor a volumen constante? AU AU AU, eran de Química. También se pudo ver a un grupo de alumnos de Informática con el lmea: No soy Google pero tengo lo que buscas. Y algunos no les dieron muchas vueltas a la cabeza. Lo de las camisetas no se limita a los jóvenes estudiantes y también se pudo ver a un nutrido grupo de trabajadoras de la Residencia Hogar Parroquial Jesús Nazareno de Villanueva del Rey que lucían en sus camisetas la cara de una flamenca, algo más sencillo.

En la concentración había algo que celebrar, el cese de las clases hasta el próximo lunes. Un grupo de alumnas de Enfermería confirmaba esto, aunque apuntaban también que "los exámenes ya mismo están aquí, venimos hoy y está", habrá que creerlas. No faltaron otro año más los sombreros, las flores, los anillos de luces, las gafas de sol más cantosas o el palo selfie que se puso de moda el año pasado. Y aunque los había bien preparados con el kit del miércoles de Feria había otros cuantos un tanto despintados que intentaban entrar a la Feria directamente con las bolsas. La Policía, atenta, advertía: "el alcohol no se puede entrar aquí", y vuelta para atrás.

Cuando el sol comenzó a irse ya los había que salían debajo del puente, por eso de la sombra, a buscar hielos por alguna parte, la cuestión era pasarlo bien. "No venimos a liarla, solo a beber con los amigos porque dentro de la Feria el alcohol está muy caro", comentaba Carlos mientras se servía un DYC 8 con Coca-Cola. Esto deriva cada año en críticas de los caseteros que advierten una bajada del consumo en sus recintos debido a que los chavales sólo entran a bailar.

Críticas y conflictos aparte, lo que sí es cierto es que el botellón sigue cada año asentándose como una de las citas más esperadas por los jóvenes cordobeses. "Venir aquí el miércoles es ya una tradición", comentaba alguno que otro, y la verdad es que así lo parece. La concentración de jóvenes se extenderá también durante los días finales de la Feria con un fin de semana por delante que también se prevé multitudinario y con un destino claro tras todo esto: pisar el albero y pasarlo bien.

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