Ahorro energía

Bares y comercios de Córdoba aplican a medias el nuevo decreto de ahorro energético: "Esto no es Burgos"

La propietaria de un negocio regulando el aire acondicionado.

La propietaria de un negocio regulando el aire acondicionado. / Miguel Ángel Salas

Los negocios cordobeses ya afrontan las nuevas medidas del decreto de ahorro y eficiencia energética aprobado por el Gobierno, y que estará en vigor hasta noviembre de 2023. Pero, ¿cuáles son exactamente? Entre otras, el alumbrado de escaparates deberá mantenerse apagado a partir de las 22:00, al igual que la iluminación de edificios públicos que a la referida hora se encuentren desocupados. 

Pero, sin duda, una de las medidas que ha resultado más controvertida es la referente a la temperatura de los aparatos de aire. El plan de ahorro contempla que la mínima no podrá ser inferior a 27 grados; no obstante, la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha precisado que en bares y restaurantes se puede limitar el uso del aire acondicionado al "entorno de los 25 grados". También, en los meses de invierno, se especifica que la calefacción no podrá superar los 19 grados. 

Estas medidas ya han llegado a todos los negocios de Córdoba, cada uno con una particularidad diferente y con la similitud de que pocos locales han subido su temperatura a los 27 grados, de acuerdo a la ronda de visitas que ha realizado El Día a lo largo de esta mañana.

Hay quienes se enfrentan a este límite en el aire acondicionado con reticencias, puesto que negocios como las peluquerías -que trabajan con aparatos de calor- o tiendas con productos perecederos sin refrigeración no ven con buenos ojos la nueva normativa. Sin embargo, algunos cordobeses y clientela de los centros comerciales incluso agradecen una subida de las temperaturas en el interior de los grandes comercios. 

En la calleja Barqueros, el negocio de Familia Moreno, empresa dedicada a la venta de productos derivados del cerdo ibérico, ve "imposible" mantener la selección de patas de jamón que tienen a la venta, ya que "necesitan una temperatura como mínimo de 19 grados o se echan a perder", como ha comentado el trabajador Mauro Fernández. 

Jamones de la tienda Familia Moreno. Jamones de la tienda Familia Moreno.

Jamones de la tienda Familia Moreno. / Miguel Ángel Salas

"Espantoso" ha calificado el propietario de la taberna Norte y Sur, Ramón Delgado, las nuevas medidas. "Es de broma. Si yo pongo esto a 27 ó 25 grados se asfixia la gente", ha indicado. Además, el empresario insta a modificar estas temperaturas en función de la provincia, ya que "en Córdoba no somos iguales que en Burgos o incluso que Cádiz", haciendo referencia a la temperaturas que alcanza la ciudad en los meses de verano. 

Tal y como ha apuntado la ministra Ribera, a algunos negocios como discotecas, cocinas y gimnasios los 27 grados se aplicarán "con flexibilidad", algo que también se espera que ocurra en las peluquerías. "Cuando tienes mucha gente, en el momento en que enciendes los aparatos de calor no se puede sobrellevar", ha comentado Lola Jiménez, propietaria de la peluquería a la que da nombre. Esta profesional ha explicado que solía poner la temperatura de su negocio a unos 21 grados, aunque cuando se encienden secadores y planchas el ambiente se caldea a varios grados más. 

Otros de los lugares donde se debe aplicar el decreto es en las bibliotecas. Así se ha hecho en la instalación de Amador de los Ríos, donde sus cuatro aparatos de aire de la sala principal marcan ya los 27 grados. La estudiante Alejandra Romero aprovecha un descanso en su estudio para despejarse en el exterior de la biblioteca y comenta: "Suelo venir bastante y se nota, aunque para mí no es un cambio insufrible". "Antes incluso me traía una rebequita y evitaba sentarme en las mesas que hay debajo del aire. Ahora intento llegar antes para coger esos sitios", ha bromeado la estudiante. 

Jornada de compras. Jornada de compras.

Jornada de compras. / Miguel Ángel Salas

Algo similar le ocurre a un grupo de amigas que pasea por la calle Gondomar tras pasar una mañana de compras. "No hemos notado mucho cambio. Y, además, a los establecimientos más grandes no les vendría mal que bajasen las temperaturas porque hay veces que hace hasta frío", ha reconocido Carolina. "Pero los comercios pequeños lo deben pasar peor", le rebatía una de sus acompañantes. 

Otra de las normas que contempla el decreto es la obligación del cierre de puertas en edificios y locales con acceso desde la calle, algo que todavía no está del todo implantado en los negocios cordobeses. Solo hay que pasearse por las vías del centro para comprobar que aún queda camino por recorrer para este cambio. 

A partir de las 22:00, los escaparates de la ciudad deben quedarse a oscuras, o esa es la idea a la que aspira la normativa. La propietaria de la tienda Inga, Rocío Cerdá, dejaba unos focos alumbrando las prendas de su escaparate toda la noche: "Lo tendré que apagar por obligación, para que no me caiga ninguna sanción", dice. Además, especifica que esos focos, como el resto de la tienda, son led de bajo consumo, por lo que "no hacen mucho gasto". 

El decreto de ahorro energético afecta a los organismos de la administración pública, transportes públicos,  establecimientos comerciales como grandes almacenes o centros comerciales y espacios culturales como cines o centros de congresos. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios