Aparecen varias aves muertas a orillas del Guadalquivir en Córdoba
La Junta de Andalucía enviará para su análisis las muestras recogidas para confirmar o descartar que se trate de gripe aviar
Los municipios deben inspeccionar sus parques dos veces al día para detectar aves moribundas o muertas
La aparición de los cadáveres de varias especies de aves en una zona cercana al río Guadalquivir a su paso por Córdoba ha encendido las alarmas en la provincia, hasta ahora libre de la gripe aviar que se ha detectado en la vecina Sevilla, además de en Huelva. La Junta de Andalucía insta a esperar los resultados de los análisis para determinar la causa de la muerte de las aves.
La aparición de estos cadáveres se ha producido esta misma mañana. Pertenecen a varias cigüeñas blancas, así como ejemplares de garcillas, palomas y milanos negros. La Junta ha desplazado hasta el lugar a agentes de Medio Ambiente y técnicos de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía para recoger los restos de los animales. Estos serán enviados al Centro de Análisis y Diagnóstico que la administración tiene en Málaga, donde se estudiarán y en cinco o seis días se podrá confirmar la causa de la muerte y si esta es la gripe aviar. Tras acordonar la zona, agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil también se han desplazado para investigar lo ocurrido.
Protocolo
El Consejo de Gobierno de la Junta aprobó precisamente ayer un protocolo específico para el control de la gripe aviar en los parques urbanos y periurbanos de Andalucía en donde se está produciendo la muerte de aves, con la consiguiente preocupación de los vecinos que demandan soluciones. Aunque desde la Consejería de Salud se insiste en que el riesgo de contagio a las personas de la gripe aviar es muy bajo, se han tomado medidas para evitar sorpresas.
Los ayuntamientos y los titulares de las zonas verdes serán los responsables de aplicar las medidas obligatorias y también de informar a la Junta de Andalucía mediante dos teléfonos móviles que se encargarán de la zona oriental y occidental. También se recoge un formulario específico para dar cuenta a la Consejería de Salud de las personas que hayan tenido contacto con aves muertas o que tengan síntomas de gripe.
Los parques urbanos y periurbanos deberán tener una vigilancia dos veces al día como mínimo para detectar cadáveres de aves o ejemplares enfermos, una antes de abrir y la otra antes de cerrar. El personal encargado de la retirada de estos cadáveres deberá estar convenientemente formado y usar un equipo de protección (mascarilla FPP2, guantes de unas determinadas características, gafas de protección) y dispone de material estanco de recogida, identificación y depósito. Cuando se detecte una alta mortandad (más de 10 ejemplares en menos de 24 horas) se debe valorar por contactar con empresa sandach (autorizada para la UE para manipular productos animales que no sean de consumo) para su retirada.
En cuanto se tenga sospecha de un caso de gripe aviar se deberá notificar inmediatamente a las Consejerías de Agricultura y Sostenibilidad.
La consejera de Salud de la Junta de Andalucía, Rocío Hernández, ha rebajado este jueves la alarma que ha podido desencadenar la aparición de aves muertas por el virus de la gripe aviar y ha asegurado este jueves en el Parlamento andaluz la poca probabilidad de que la enfermedad se desarrolle en los humanos.
"Ha habido focos desde hace muchos años y nunca se ha transmitido a personas", ha explicado la consejera en la sesión plenaria del Parlamento, intentando transmitir un mensaje de "tranquilidad". "Es muy improbable que la gripe aviar pase a personas", ha insistido antes de que informar de que "no hay casos detectados ni casos de transmisión a la cadena alimentaria por parte de aves que estén infectadas", ha dicho en relación al posible temor de los ciudadanos a la hora de comer carne de ave u otros productos avícolas.
Qué es la gripe aviar
La gripe aviar es una enfermedad muy contagiosa que está causada por el virus de la familia Orthomyxoviridae, del género Influenzavirus A y B. Existen varias cepas y se clasifican en dos categorías. Por un lado, la de baja patogenicidad que suele causar una enfermedad leve y puede pasar fácilmente desapercibida sin presentar sintomatología y la de alta patogenicidad que tiene altas tasas de mortalidad. Ambas requieren distintas medidas de control. La segunda está recogida en el Reglamento 2018/1882 de la Comisión, como una enfermedad de categoría A+D+E y la primera como D+E.
“El riesgo de infección en humanos por gripe aviar es muy bajo aunque haya habido un brote”, explicaba recientemente José María Navarro, jefe de Microbiología del Hospital Virgen de las Nieves (Granada), sobre las muertes de unas 68 aves en el Parque del Tamarguillo (Sevilla). De hecho, el experto ha recalcado que “en España no se ha dado ningún caso de gripe aviar en humanos”.
El principal reservorio son las aves acuáticas migratorias, por ejemplo, los patos y los gansos. Estas especies pueden portar el virus que transmiten a otras aves domésticas como pollos, pavos y gallinas, donde los brotes son devastadores. En humanos se producen porque se haya tenido contacto directo con aves infectadas, por ejemplo, en la manipulación de aves de corral vivas o muertas, con la exposición a secreciones y excrementos, ya que este se puede contagiar a través de la saliva, la mucosidad y las heces. Los ambientes contaminados también son un foco y el consumo de productos pocos cocinados, aunque este se da en menor medida. El contagio entre humanos es muy poco probable.
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