El asesino de Los Patos niega ser el autor de un robo en San Pedro

Pedro M. P., que cumple una condena de 17 años, pone como coartada que en la tarde del 18 de septiembre de 2006 se encontraba en un bar de Villa del Río

El procesado, sentado en la sala de vistas durante el juicio por el asesinato.
El procesado, sentado en la sala de vistas durante el juicio por el asesinato.
Ángel Robles

17 de enero 2008 - 01:00

El joven de 28 años condenado por el asesinato de la quiosquera de Los Patos volvió ayer a sentarse en el banquillo para responder, en esta ocasión, de un robo violento cometido en San Pedro un mes antes del crimen. El procesado, que el mes pasado reconoció abiertamente que apuñaló en más de 30 ocasiones a la anciana de los jardines de la Agricultura, insistió ayer, sin embargo, en defender su inocencia en el robo: "Yo no he hecho nada de eso", se explicó escuetamente durante el uso que hizo de su derecho a la última palabra.

El suceso se produjo en la tarde del 18 de septiembre del año 2006 en la calle Agustín Moreno. Pedro M. P. -condenado a 17 años por asesinato y a nueve meses de prisión por amenazar a su pareja sentimental- puso como coartada que en ese momento se encontraba en un bar de Villa del Río. Sin embargo, el propietario del establecimiento, que intervino como testigo, no logró identificarlo durante la vista oral.

El Ministerio Público solicita cuatro años y medio de prisión por el robo con violencia. El fiscal sostuvo que el asesino abordó con un turismo de alquiler a una mujer embarazada en plena calle y, cuando se encontraba a su altura, le arrebató un bolso que portaba y, de un tirón, la arrojó al suelo. La mujer resultó con heridas de carácter leve, si bien el feto no resultó dañado. El agresor consiguió huir con varias tarjetas de crédito, un móvil y unas llaves, lo que obligó a la víctima a cambiar la cerradura de su vivienda. El fiscal solicitó, además de la pena de prisión, que Pedro M. P. indemnice a la víctima con 500 euros.

La defensa, por el contrario, reclamó la absolución. La policía le imputó al asesino el robo porque un testigo de los hechos consiguió anotar la matrícula del ladrón y los números coincidieron con los del vehículo que conducía Pedro M. P. aquel día. El letrado de defensa, Manuel Fernández Poyato, dudó de la fiabilidad de este dato, pues los agentes no lograron encontrar los objetos robados en el vehículo que conducía el asesino. En caso de condena, el abogado pidió que se tengan en cuenta las atenuantes de trastorno de la personalidad y dilación indebida.

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