Desescalada

La apertura de los bares por la tarde arranca en Córdoba con desconcierto

  • "Parece que las aglomeraciones son peligrosas en la hostelería, pero no en la calle", se queja un propietario

  • Las aglomeraciones, sin necesidad de músicos callejeros, han vuelto a las principales calles comerciales

Terrazas llenas en la calle de La Plata.

Terrazas llenas en la calle de La Plata. / Juan Ayala

Con incertidumbre, desconcierto y algo de alivio. Así ha arrancado en Córdoba la fase dos de la desescalada navideña, que a grandes rasgos permite que la hostelería pueda abrir a partir de las 20:00 y que, durante toda la tarde, también puedan hacerlo las cafeterías, aunque sin servir bebidas alcohólicas. Lo confuso de la norma ha hecho que a lo largo de la tarde se viera a grupos buscando bares abiertos, pero que se dieran de bruces con las persianas bajadas, así que la desilusión reinó en una jornada largamente esperada por muchos.

Pero la nueva normativa manda. Y a los bares les toca echar el cierre entre las 18:00 y las 20:00. La prohibición evita que la gente consuma alcohol durante este tramo horario y que las reuniones se alarguen, con el peligro que ello conlleva. “El alcohol hace que nos juntemos más y es peligroso para los contagios. A mí el camarero me ha quitado mi copa a las seis en punto y me parece que durante estas dos horas puedes hacer otras cosas sin necesidad de emborracharse”, contaba una joven que disfrutaba de su merienda en la cafetería Roldán de la avenida Gran Capitán. Sin embargo, el sector hostelero no se ha visto conforme, catalogando la normativa como “una medida que no tiene ni pies ni cabeza”, como definía la situación la camarera del Gran Bar, en plena plaza de Las Tendillas.

Lo cierto es que la falta de claridad en la nueva normativa impuesta por el Gobierno andaluz permitió que la tarde siguiera su curso pasadas las seis y muchos de los bares continuaron abiertos. Había quienes seguían con su copa hasta arriba, pedida justo antes de las 18:00. Otros sí echaban el cierre para evitar confusiones mientras que la gente, ansiosa, esperaba en la plaza de La Corredera a que dieran las ocho para volver a sentarse en las terrazas o, incluso, se mantenían sentados en sus mesas sin consumir nada, al fresco de la tarde.

Los grandes beneficiados con estas medidas impuestas han sido las cafeterías, que no presentan la obligación de cerrar ni tampoco tienen “necesidad de servir alcohol”, como declaró Rafael Marta, empleado de la popular cafetería Marta, en la calle José Cruz Conde. Carlos, dueño del bar La Platería, también en calle José Cruz Conde, se mostraba satisfecho porque veía fenomenal estas medidas “para churrerías y cafeterías”, pero no entendía la diferencia entre el contagio que existe al “sentarse a tomar un café” o el contagio que pueda haber “tomándose una copa”.

Mientras tanto, los protagonistas de estas normativas no están conformes con las medidas. En la Taberna Chico Medina, una mesa de cuatro consumidores de edad avanzada protestaba por el nuevo horario: “Cerrar a las seis de la tarde para abrir luego es una tontería, aunque nosotros nos vamos a casa porque no tenemos edad para tanto”, comentaba uno de ellos.

En el Mercado de la Plata, otra mesa de tres jóvenes de 18 años comentaba que, tras cerrar el bar, iban a irse al parque del Patriarca para hacer botellón: “Si el bar estuviese abierto, pues consumiríamos aquí toda la tarde y luego por la noche. Pero por el cierre tenemos que buscarnos otras formas de beber”, decía uno de los chicos. Muy parecido a lo que declaraban otros jóvenes, estos de entre 25 y 30 años, que consumían bebidas alcohólicas en el bar La Platería: “Me parece bien que dejen abrir los bares, pero a los jóvenes nos incitan a que durante el cierre nos vayamos de botellón y en vez de consumir toda la tarde en un bar ahora nos vayamos”, advertía un joven.

En las calles del centro, la vida continuó con la rutina de las compras navideñas y el ajetreo habitual de estas fechas en Gondomar o Concepción, con cientos de personas y aglomeraciones puntuales. Las franquicias fueron las protagonistas y las colas regresaron a las administraciones de lotería más populares, cuando apenas faltan unos días para el sorteo extraordinario.

Fue, eso sí, una tarde silenciosa después de que el Ayuntamiento optara esta semana por retirar el permiso a los músicos callejeros como reacción a las aglomeraciones del sábado pasado en Las Tendillas, cuando se formó una fiesta navideña espontánea a los sones de una cantante amateur. Malos tiempos para la lírica en la Navidad del covid-19.

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