Córdoba

Una antología revela las huellas de Góngora en la narrativa del siglo XVII

  • El profesor cordobés Rafael Bonilla Cerezo analiza en una obra publicada por Cátedra la presencia de aspectos estilísticos y temáticos característicos del cordobés en las novelas cortas de seis autores

La insustituible colección Letras Hispánicas de la editorial Cátedra invita ahora a un ejercicio no carente de estímulos para los devotos de Luis de Góngora: rastrear la huella de su poesía en la narrativa breve del siglo XVII. El profesor de Literatura Española de la Universidad de Córdoba Rafael Bonilla Cerezo es el coordinador de un volumen que incluye seis novelas cortas de Francisco Lugo y Dávila (Las dos hermanas), José Camerino (La ingratitud hasta la muerte), Juan Pérez de Montalbán (La prodigiosa), Juan de Piña (Del celoso desengañado), Alonso de Castillo Solórzano (El culto graduado) y Andrés Sanz del Castillo (El monstruo de Manzanares).

La retórica de muchas colecciones narrativas del siglo XVII, destaca Bonilla, "se aleja del magisterio de Cervantes para aproximarse al de Góngora. Un triunfo culto que no responde al capricho de un solo autor ni de una moda arbitraria, sino que se trata más bien de un hecho vital e inevitable; de una atmósfera a la cual era imposible sustraerse". Los narradores aquí escogidos brindan una relectura de los versos del cordobés "desde cinco perspectivas: el auge del conceptismo (Las dos hermanas), la novelización de varios pasajes del Polifemo (La ingratitud hasta la muerte y La prodigiosa), la imitación sintáctica y figurativa de las Soledades (Del celoso desengañado), la parodia de Góngora y sus epígonos (El culto graduado) y el barroquismo en la prosa entre 1640 y 1663 (El monstruo de Manzanares)".

"La huella de Góngora en la prosa de ficción no ha sido objeto de un estudio particular", afirma el profesor en el estudio introductorio de esta antología. "No aspira este volumen -añade- a convertirse en dicho estudio, ni siquiera a establecer un panorama de las obras teñidas de gongorismo, pues tan sólo en el tapiz del Seiscientos habría de ser considerablemente amplio. Pero una vez abierto el camino para la recepción del creador de la última rebeldía anterior al siglo XIX, sería oportuno aclarar a qué nos referimos cuando se alude a la difusión espacial y temporal del gongorismo, a la calidad y cantidad de sus cultivadores, grupos y variantes".

Para ello, añade Bonilla, "hay que liberarse de ciertas anteojeras y asumir que la relectura de Góngora no se limitó a la parodia, ya que el homenaje de sus giros y metáforas desfila por estas novelas con igual frecuencia que las pullas o los dicterios".  

Muy distintas en tonos y derivas argumentales, las seis novelas aquí incluidas testimonian por distintos cauces la influencia de Góngora en la literatura de su tiempo. Las dos hermanas destaca, según Bonilla, "por la elección de un registro cómico y por la defensa de la erudición, el valor de las sentencias y la apuesta por un estilo lacónico aunque sin afectación, próximo a lo que llamamos conceptismo". La ingratitud hasta la muerte, por su parte, "comparte con la poesía de Góngora su sentido sensualista del color y, sobre todo, la invasión mitológica del escenario pastoril", además de "una línea intelectualista con clara conciencia de estilo". La prodigiosa, cuyas deudas con el Polifemo "son considerables", es un ejemplo de "hibridación de las modalidades cortesana, bizantina y pastoril" y evoca "la Sicilia poetizada por Góngora". Del celoso desengañado exhibe una prosa "increíblemente retorcida" facturada en una época (años 20 del siglo XVII) en que "la polémica sobre las Soledades estaba en pleno apogeo". Asimismo, "la narrativa de 1620-1630 tuvo que hacerse eco de las opiniones sobre los poemas mayores de Góngora, vertidas en comentarios, antídotos o pareceres". Finalmente, El culto graduado muestra que su autor "no pudo resistirse a los estilemas que dominaban la poética del momento: la admiración por Góngora y la crítica de sus epígonos".

La obra, en suma, arroja luz sobre las diversas formas en que los supremos caudales poéticos del cordobés se infiltran en las propuestas narrativas de autores de muy diversos perfiles, siempre en el marco temporal del Siglo de Oro.

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