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Hoy en día estas reuniones se realizan en pequeños grupos para no llamar la atención de la Policía y evitar así las sanciones por incumplir la ley, pero siguen ocupando las calles de la ciudad. Aunque todas las medidas que se toman para evitar los botellones suponen una multa, la cantidad varía según el lugar ya que la ley es competencia de cada comunidad autónoma. En Córdoba, la sanción económica que se impone puede ascender hasta los 300 euros.
Otra de las medidas que se tomaron desde el Ayuntamiento fue la creación de los botellódromos, es decir, zonas de las ciudad donde está permitido el consumo de alcohol como son El Arenal y el emplazamiento anexo al Jardín Botánico. Estos lugares están situados a cierta distancia de los núcleos urbanos, de manera que se evitan todos los problemas de ruido que se creaban a causa de los botellones. El presidente de la Asociación de Vecinos de Jardines de la Victoria, Antonio Ruiz-Cabello, se siente satisfecho con esta medida y la ve como algo positivo pues, según él, "los botellones deben hacerse en zonas alejadas para evitar las molestias".
Los jóvenes protestan por lo lejos que quedan estos lugares de las zonas donde se encuentran las discotecas y los pubs. Por esta razón buscan alternativas a estos botellódromos. El presidente del Consejo de Distrito Norte, Juan Gregorio Ramírez, es ahora quien tiene que lidiar con los grupos de jóvenes que se reúnen en el parque de la Asomadilla. El portavoz de los vecinos de la zona lamentó que ni el Ayuntamiento ni la Policía Local "tomen medidas más efectivas contra estos aglomeraciones ilegales". Además, acusa a los jóvenes de dejar el parque y los alrededores cubiertos de suciedad y basura que "deterioran la imagen del barrio", según afirmó.
Los vecinos de la Asomadilla se lamentan porque lo único que pueden hacer cuando los jóvenes se reúnen en el parque es llamar a la Policía que, en ocasiones no disponen de patrullas para acudir y disolver los pequeños grupos que se forman para hacer en los alrededores el botellón.
Los problemas que ahora sufren los residentes del parque de la Asomadilla son similares a los que padecían los vecinos de Gran Vía Parque, el Plan Renfe y el Paseo de la Victoria. Las reiteradas protestas que realizaron las asociaciones vecinales de estas zonas fue la razón para empezar a controlar las molestas aglomeraciones de los jóvenes en la vía pública. El presidente de la Asociación de Vecinos de Jardines de la Victoria, Antonio Ruiz-Cabello, recuerda el malestar de los residentes de la zona durante los tres años que el foco del botellón estaba en los Jardines de la Victoria. "Lo peor era el estado en el que quedaban las cosas al día siguiente", asegura el presidente de la asociación. Una de las zonas más castigadas por los jóvenes después de consumir alcohol, según Ruiz-Cabello, era República Argentina, donde llegaron a sufrir desperfectos en los bloques de viviendas.
El gobierno municipal de Rosa Aguilar trató de buscar alternativas a las algomeraciones de los jóvenes en las zonas residenciales y promovió varias iniciativas conocidas como Otra Movida. En el programa que presentaba el Consistorio contaba entre otras cosas con una ruta por los colegios e institutos mostrando a los jóvenes los efectos negativos del botellón, entre ellos los daños que se causaba a la vía pública después de sus reuniones nocturnas. Además, en la actividad se trataba de convencer a los jóvenes para que tomaran medidas responsables frente al consumo de alcohol, como el crear turnos para tener siempre a un conductor sobrio que se encargara de llevarlos a casa después de la fiesta. El Ayuntamiento premiaba a aquellos que demostraban no haber ingerido alcohol durante la noche con entradas para partidos de fútbol y otros espectáculos.
Otra iniciativa consistió en la creación de una línea especial de autobús, conocida como Movibús. El servicio que desde Aucorsa se ofrecía era totalmente gratuito y trataba de facilitar el desplazamiento de los jóvenes desde las zonas habilitadas para consumir alcohol hasta el centro o al polígono Chinales. El uso de esta línea especial para la movida fue perdiendo público poco a poco por tener una ruta demasiado pequeña. En marzo de este año se canceló el proyecto y, para compensarlo, el Ayuntamiento ha inaugurado varias líneas que funcionan por la noche y abarcan casi toda la ciudad.
El botellón de los jóvenes arrastra los mismos problemas desde hace 10 años y, aunque se han tomado medidas legales contra él, cada fin de semana se producen aglomeraciones de jóvenes en diferentes puntos de la ciudad en busca de alcohol y fiesta. Los vecinos, mientras tanto, siguen con las protestas.
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