Economía

Andalucía superará en primavera la contracción económica y cerrará 2023 en positivo

El catedrático de Economía Aplicada Francisco Ferraro, durante su conferencia en Córdoba.

El catedrático de Economía Aplicada Francisco Ferraro, durante su conferencia en Córdoba. / Juan Ayala

Andalucía resisitirá las embestidas de la economía y cerrará el año 2023 con un balance positivo que puede alcanzar el 1,3% de crecimiento. Es la previsión que ha hecho este lunes el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla y presidente del Observatorio Económico de Andalucía, Francisco Ferraro, durante una conferencia organizada por la Asociación para el Progreso y la Modernización de Córdoba Futura en la sede de la Fundación Cajasol. En un contexto económico cada vez más globalizado, quizás amortiguado por el efecto de la pandemia y la invasión de Ucrania por Rusia, Ferraro ha profundizado en la posición que Andalucía tiene y sobre todo en las perspectivas de los próximos años.

Respecto a 2023, mientras los expertos auguran que Europa en su conjunto caerá en la recesión, el comportamiento de España y Andalucía será diferente. Así, pese a que la comunidad puede encontrarse a día de hoy "en contracción", esta situación "va a ser muy corta y muy poco profunda", de manera que "no va a alcanzar la recesión". La previsión es que "muy probablemente en primavera" haya una recuperación, de manera que 2023 se cierre con un "balance positivo".

"En un mundo tan complicado como el acutal, a Andalucía no se le va a dar mal del todo. Y ello gracias a sectores como el turismo, a que las exportaciones han crecido un 40% en el interanual, a que los costes laborales están bastante limitados respecto a países de referencia y al control de parte de los costes energéticos", ha expuesto Ferraro, que es miembro del consejo editorial del Grupo Joly, al que pertenece El Día de Córdoba.  

El catedrático se ha preguntado igualmente qué ocurrirá en la próxima década. Y, en este marco temporal, las perspectivas ya no son tan halagüeñas, pues la comunidad -ha advertido- seguirá sin converger con Europa. No solo eso: "Hemos divergido, y ese es el principal problema", ha expuesto. "Esto no quiere decir que vayamos a caer en la miseria. Seguiremos siendo una región más pobre que otras, y la mayoría de la gente va a vivir de manera aceptable, aunque algunos se pueden sentir frustrados", ha abundado.

Para solventar este problema, Ferraro ha abogado por "fomentar procesos" que sitúen a las políticas económicas en el centro del debate político, pues hasta el momento "en Andaucía solo las políticas sociales han legitimado a los gobiernos". "Y no estoy en contra de esas políticas, pero nunca discutimos sobre si las políticas eocnómicas sirven para algo o no, o si son suficientes o no", ha reflexionado.

Y ha puesto como ejemplo que en Andalucía es "donde hay más leyes y normas de España, centenares de miles de páginas que se amontonan, más que en en todos los lander juntos de Alemania, y eso dificulta la actividad económica porque la hace compleja". "El gobierno actual ha tratado de simplificar el marco regulatorio, pero queda mucho trabajo por delante", ha advertido.

Ha considerado, por otra parte, que la descentralización territorial del Estado ha generado "unos aparatos administrativos de grandes dimensiones". Esto, sumado a que hay poca actividad privada, implica que "el peso de lo público se note". Ferraro ha sido muy crítico, en este sentido, con la "proliferación de cargos públicos", pues "no siempre es el mérito profesional ni la capacidad la que determina los nombramientos". A lo que se suma "una escasa relavancia de instituciones de la sociedad civil". Y "lo más preocupante", desde su punto de vista, es que "la aplicación de las políticas no se controla", por lo que todo resulta "muy desalentador".

El turismo, clave para el PIB

Pesan el reducido PIB, el bajo nivel de ocupación y la alta tasa de paro, lo que "contrasta" con que Andalucía sea una de las comunidades con menor migración. En cuanto a los sectores productivos, en Andalucía priman el agro, la construcción, el comercio, la hostelería, las actividades inmobiliarias, las administraciones públicas y las activiades de ocio; frente a las finanzas y los seguros, la información y las comunicaciones y la industria y la manufactura. Según la OCDE, las de Andalucía son actividades de demanda "poco expansiva, basadas en recursos humanos de poca cualificación". El turismo, mezcla de varios de estos campos, suma el 13% del PIB andaluz. 

"¿Y por qué tenemos menos formación y menos empresarios y gastamos menos en innovación?", se ha planteado el catedrático. "Esta es la historia de Andalucía, responden algunos. Pero hay países y regiones que partían de situaciones históricas complicadas y que han evolucionado, como Corea o Irlanda. La historia es una limitación, pero no una cruz eterna", ha reflexionado.

En este sentido, se ha referido a lo que los economistas denominan las "instituciones", que son "las reglas de juego de las que se dota una sociedad para funcionar". Es decir, se trata de las leyes, los gobiernos, el nivel de cumplimiento de las normas y los valores y códigos de conducta dominantes en cada sociedad. "Todo esto nos condiciona la vida, y hay instituciones que son favorables al progreso económico y otras que generan incentivos negativos. Esto constituye algo borroso e históricamente se le ha prestado poca atención, pero los economistas cada vez las tienen más en cuenta", ha reflexionado. Y en algunas de estas variables, como el índice de transparencia, la calidad del comportamiento de los gobiernos o la facilidad para hacer negocios, Andalucía no sale "demasiado bien" parada, ha concluido.

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