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El altar de Santa Marta luce ya recién restaurado en la Mezquita-Catedral de Córdoba

El altar de Santa Marta en la Mezquita-Catedral de Córdoba.

El altar de Santa Marta en la Mezquita-Catedral de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

El altar de Santa Marta luce ya en la Mezquita-Catedral de Córdoba tras un proceso de restauración de dos años para recuperarlo del daño causado por humedades, grietas, desprendimientos y el ataque de insectos que lo mantenían en muy mal estado de conservación.

El Cabildo Catedral de Córdoba ha presentado los trabajos este viernes con las personas responsables de la restauración bajo la dirección de Anabel Barrena Herrera. Se trata de uno de los tantos altares que se encuentran repartidos por la Mezquita-Catedral y que otorga de "originalidad y una autenticidad indiscutible" al monumento cordobés, tal y como ha destacado el deán-presidente del Cabildo Catedral, Joaquín Alberto Nieva García, y certificó la Unesco también en el año 2014.

Los trabajos, según ha explicado la restauradora Anabel Barrena Herrera, han consistido en primer lugar en detectar los desperfectos de la pieza, que tenía grandes grietas, desprendimientos del oro, repintes y ataques de insectos xilófagos, así como zonas inestables y humedades que hacían más que necesaria su restauración para conservar el retablo entero. La inspección de la obra se realizó en mayo de 2020 y en 2021 se iniciaron las tareas de catalogación y desmontaje para llevar las piezas al taller, tras el encargo del Cabildo, que pagó casi 100.000 euros para su puesta en valor.

Las restauradoras posan con los responsables del Cabildo Catedral de Córdoba. Las restauradoras posan con los responsables del Cabildo Catedral de Córdoba.

Las restauradoras posan con los responsables del Cabildo Catedral de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

 

Las restauradoras encargadas: Maira Morales, Paula Lacort, Laura Jiménez, Carmen Jurado y Elisa del Río, realizaron un estudio detallado del material y una evaluación de las técnicas para escoger el método menos agresivo para devolver a la pieza su majestuosidad tras investigar las causas y efectos del avanzado estado de deterioro. Tras llevar a cabo el desmontaje completo de la obra para consolidar el reverso y afianzar su anclaje, la primera fase consistió en la desinsectación para eliminar los insectos dañinos. La limpieza se llevó a cabo con láser, lo que permitió avanzar a la fase preparatoria para restaurar el dorado de las piezas con pan de oro. 

La recuperación de todos los elementos decorativos, constructivos o estructurales, se ha basado en tratamientos específicos, que a lo largo del proceso de restauración han restituido el grado de consolidación y resistencia necesaria para la función que deben desarrollar.

Con todo ello, la restauración del altar de Santa Marta, se ha fundado en paralizar el deterioro que sufría mediante la consolidación estructural de los elementos fracturados y erosionados por los avatares del tiempo, la eliminación de los depósitos inorgánicos que actuaban como retenedores de humedad y la reintegración de material. Sobre el lienzo de la virgen de la Limpia Concepción, la más grande de las dos imágenes con la que cuenta el altar, se ha limpiado eliminando repintes y barnices, así como afianzando los soportes que la mantienen. 

La imagen de la virgen de la Limpia Concepción. La imagen de la virgen de la Limpia Concepción.

La imagen de la virgen de la Limpia Concepción. / Miguel Ángel Salas

El retablo de Santa Marta fue obra de Juan de Ortuño en 1602. Realizado en madera tallada y dorada, consta de unas dimensiones de 6,20 metros de altura por 4,10 de ancho. Gracias a esta intervención, se ha recuperado la imagen original del conjunto artístico, respetando el material que lo conforma y llevando a cabo técnicas no intrusivas.

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