La dirigente de IU Andalucía y portavoz del grupo parlamentario Adelante Andalucía (Unidas Podemos por Andalucía) en la Comisión de Igualdad, Ana Naranjo, ha exigido al Gobierno andaluz “políticas públicas que defiendan a las mujeres de las violencias que sufren por el simple hecho de serlo”, entre ellas “la explotación laboral y la precariedad en sectores que están muy feminizados”.

En la previa al Día Internacional de las Mujeres, Naranjo ha reivindicado “un 8 de marzo con perspectiva de clase en Andalucía, que exija protección y soluciones ante problemáticas concretas de nuestra tierra, como las que sufren las mujeres de la recogida de fresa o las trabajadoras de ayuda a domicilio”.

Naranjo ha recordado que Andalucía tiene “problemáticas muy específicas en materia laboral que afectan a las mujeres” y ante las que el Gobierno de PP y Cs “no puede ponerse de perfil”. En este sentido, ha denunciado que “cuando el relator de la ONU denunció las condiciones laborales de las trabajadoras de la fresa de Huelva, la única respuesta de Moreno Bonilla fue atacar a la Inspección de Trabajo por investigar las denuncias”. De esta forma, el Gobierno andaluz “se pone del lado de las multinacionales antes que de las mujeres trabajadoras que necesitan protección”.

La diputada andaluza ha señalado otro ejemplo de la falta de compromiso del Gobierno andaluz con las mujeres trabajadoras, como es el “engaño” al que ha sometido a las empleadas de ayuda a domicilio, que llevan “desde noviembre esperando una actualización del precio hora que a día de hoy carece de mecanismos que garanticen que esa subida repercuta en mejoras salariales para ellas”. También muchas de estas trabajadoras, “las que cuidan a nuestras personas mayores y dependientes”, están encontrando serias dificultades para acceder a la vacunación, algo “intolerable” para un personal que trabaja con colectivos de riesgo.

Naranjo ha demandado que desde la Junta de Andalucía se adopten también medidas “para suprimir la brecha salarial y de acceso al empleo”, ya que “el Gobierno andaluz no ha desarrollado ni una sola política pública para el fomento del empleo digno, ni de conciliación para combatir el suelo pegajoso que impide a las mujeres progresar, ni políticas interseccionales de Igualdad para combatir el racismo en clave femenina, ni ha aceptado tener un debate serio sobre la trata de mujeres y su erradicación”, hasta el punto de que, en plena pandemia, “desoyó la orden del Ministerio de Igualdad que llamaba a cerrar los prostíbulos”.

Mientras tanto, Moreno Bonilla está “cómodo” con el peligroso discurso "negacionista y xenófobo" de la extrema derecha, hasta el punto de “sucumbir de buen grado a los chantajes que han hecho posible la implantación de un teléfono de violencia intrafamiliar y que harán lo propio con el pin parental, que amenaza con romper el principio de la coeducación como garantía de un futuro en igualdad”.

El último paso en este sentido ha venido “con la criminalización del movimiento feminista, al que el Gobierno andaluz acusa de todos los males”, hasta el punto de que “ha llegado a comparar a las mujeres que rodearon el Parlamento con el asalto al Capitolio” y de que “no se ha posicionado en contra de ninguna manifestación o acto público pero sí ha querido señalar a las concentraciones previstas para este 8 de marzo, que se harán con todas las medidas de seguridad”.

Además de estos “vergonzosos” acuerdos, Naranjo ha señalado “la retirada de subvenciones al Instituto Andaluz de la Mujer, el retraso en las ayudas a la vivienda para las víctimas de violencia machista o la falta de medidas ante el avance de la pobreza femenina en nuestra tierra”. En los dos años que lleva Moreno Bonilla en el Gobierno, la financiación de un recurso “esencial” para la población vulnerable como es la Renta de Inserción Social “ha disminuido”, y ahora “estamos atentas a su sustitución por una nueva prestación que solo trae consigo incertidumbre y demoras que, una vez más, afectarán de forma específica a las mujeres”.

Por todo ello, la portavoz en la Comisión de Igualdad ha señalado que “tenemos más motivos que nunca para un 8 de marzo reivindicativo”, que exija “soluciones para los problemas específicos de nuestra tierra pero también para las mujeres de toda España y de todo el mundo”, en un contexto en el que “la pandemia ha puesto de relevancia la precariedad estructural de nuestro sistema y el papel esencial que juegan en él las mujeres, cuyos cuidados sostienen el mundo de forma casi siempre de forma invisible y sin recibir a cambio contraprestación alguna”.