El cordobés del XVII que describió las miserias económicas del siglo XXI

Cordobeses en la historia

José de la Vega o Joseph de la Vega nació en Espejo de una familia judeo conversa; creció en Holanda, y escribió allí un tratado en 1688 que sigue siendo reflejo de la economía actual

El cordobés del XVII que describió las miserias económicas del siglo XXI
Matilde Cabello

23 de octubre 2011 - 01:00

REINABA en España el penúltimo de los Austrias Menores, Felipe IV; el inquisidor general de su reino, Diego de Arce y Reinoso, obispo de Tuy, Ávila y Plasencia, continuaba aplicando despiadadamente en la plaza de la Corredera, con la real anuencia, las mismas directrices que ya marcara el primer encargado del Santo Oficio, con el beneplácito de los Reyes Católicos, Tomás de Torquemada; y mientras, el Siglo de Oro encaraba su última treintena de gloria.

En ese marco histórico vino a nacer en Espejo a mediados del XVII (se baraja el año 1650), un niño al que pusieron por nombre José de la Vega; aunque también después fue conocido por los de José Penso de la Vega, Joseph Penso, Joseph Penso de la Vega Passariño y Joseph (o Josseph) de la Vega; a los que, a veces, sumaba igualmente sus apellidos Félix y Pinto. Sus padres, para José Valverde Madrid, fueron José de la Vega e Isabel Álvarez; mientras que para otros estudiosos sus nombres fueron Isahac Penso Félix y Esther de la Vega. En lo que sí parece ser pacífica la opinión de todos, es en que el chiquillo nació en el seno de una familia de judíos conversos acaudalados, inclinándose los más por el oficio de banquero del padre; y aunque sólo se conocen los nombres de dos de sus hermanos, David y Rafael, fueron nueve los hijos habidos.

En esos tiempos, la nueva fe abrazada y el trabajo del padre, dieron con los huesos del progenitor en las mazmorras inquisitoriales, y cuando al año se vio libre de ellas prometió definitivamente mostrar su credo; para lo cual, como muchos otros cordobeses cuyas vidas se regían por las enseñanzas de la Torá, la familia tuvo que emigrar, en este caso a Holanda, estableciéndose primeramente en Amberes, donde el padre es circuncidado. No sabemos la fecha exacta de la llegada familiar a Ámsterdam, pero, según José Valverde, ya en 1675 la parentela debía acudir a la todavía existente sinagoga de los portugueses; la más grande del mundo e inaugurada en esa fecha. Un año después, el muchacho andaluz residió una temporada en la ciudad toscana de Livorno.

Con anterioridad al exilio, el joven José de la Vega había adquirido, de acuerdo a su estatus económico, una sólida formación académica, que, conforme el citado autor, le habría llevado al Colegio de la Asunción de Córdoba y posteriormente a Alcalá de Henares. Esos conocimientos adquiridos, unidos a su inquietud y curiosidad innatas por el Saber, hicieron del espejeño un historiador, escritor, poeta, moralista o economista destacado, vocaciones que no dejó de compaginar con una brillante trayectoria en el comercio. A pesar de haberse instruido prácticamente fuera del país y de que sus libros fuesen publicados e imprimidos en el de acogida (Holanda), José de la Vega compuso la casi totalidad de sus obras en castellano. Perfecto conocedor del mundo greco-latino, su poesía, marcada por su fuerte personalidad y originalidad, está claramente influenciada por Lope de Vega y Calderón y, por extensión, por la literatura andalusí. Como dramaturgo es autor de Los prisioneros de la esperanza (Asiré ha-Tikwah), de carácter moralizante, redactada en hebreo, que concluyó en 1667 a los diecisiete años, aunque no vio la luz hasta 1673.

De su faceta como novelista destaca Rumbos peligrosos por donde navega con título de novelas la zozobrante nave de la temeridad, publicada en 1683 y dedicada, entre otros personajes, a su padre, fallecido ese mismo año. Este título, según algunos autores, contiene, a su vez, las claves del desarrollo de otros tres que comienza con Fineza de la amistad y triunfo de la inocencia, continúa con Retratos de la confusión y confusión de los retratos, y finaliza con Luchas de ingenio y desafíos de amor, dedicada esta vez a su madre. También de 1683 data su Los triunfos del águila y eclipses de la luna. Hombre políticamente inquieto, a José de la Vega se le debe asimismo Doscientas cartas a príncipes. Este compromiso para con la sociedad, le llevó a formar parte de la Academia de los Sitibundos de la capital de los Países Bajos, fundada por el montillano Miguel Daniel Leví de Barrios en 1676, y en 1685 a aceptar el cargo de Secretario de la Academia de los Floridos en la misma ciudad. En esa fecha publica Discursos que recitó en la florida Academia de los Floridos José de la Vega.

Sin embargo, la memoria lo recordará siempre como el autor de la sátira Confusión de confusiones: diálogos curiosos entre un philosopho agudo, un mercader discreto, y un accionista erudito, describiendo el negocio de las acciones, su origen, su ethimologia, su realidad, su juego, y su enredo, publicado en Ámsterdam en 1688 y en cuyo prólogo, el de Espejo dice: "Tres motivos tuvo mi ingenio, para tejer estos diálogos (…) El primero, entretener el ocio (…) El segundo, describir (…) un negocio que es el más real, y útil, que se conoce hoy en la Europa. Y el tercero, pintar con el pincel de la verdad, las estratagemas con que lo tratan, los tahúres que lo desdoran, para que a unos sirva de delicia, a otros de advertencia, y a muchos de escarmiento". Libro que al decir de Cecil Roth en History of the Marranos: "…es la primera obra que trata de los negocios y de los métodos de Bolsa…"

José de la Vega murió en Ámsterdam el 13 de noviembre de 1692. Desde el año 2000 la Federación de Bolsas Europeas (FESE), concede anualmente el Premio Josseph de la Vega al más relevante estudio de Investigación sobre Mercados Financieros.

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