Investigación

La Universidad de Córdoba desarrolla indicadores de gestión para mejorar la adaptación al cambio climático en montañas andaluzas

Parque Natural de la Sierra Cardeña-Montoro.

Parque Natural de la Sierra Cardeña-Montoro. / El Día

Las zonas de montaña mediterránea son espacios sensibles a los efectos del cambio climático, pero también un laboratorio en el que estudiar tendencias y plantear estrategias de adaptación a esos cambios.

Bajo esa premisa, Ana Calbet, Ana Andreu y Rafael Pimentel, investigadores de la Unidad de Excelencia María de Maeztu – Departamento de Agronomía, de la Universidad de Córdoba (Dauco), han analizado las tendencias históricas de precipitación y temperatura (utilizando el método Mann-Kendall) en cinco espacios naturales protegidos de Andalucía, representativos de sistemas de montaña mediterráneos: el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, el de Cardeña – Montoro (Córdoba), Cazorla Segura y las Villas, Sierra Nevada y Grazalema.

Pimentel, Andreu y Calbet pertenecen al grupo de Dinámica Fluvial e Hidrología y han desarrollado este estudio bajo el paraguas del proyecto Monada Tendencias hidrometeorológicas en zonas protegidas de montaña en Andalucía: ejemplos de codesarrollo de servicios climáticos para estrategias de adaptación a cambio climático.

Su objetivo es profundizar en la preservación de los recursos ecosistémicos de los Parques Naturales y desarrollar nuevas estrategias de gestión que los usuarios finales puedan incorporar en sus labores de conservación y mantenimiento.

Los resultados obtenidos muestran un aumento generalizado de las temperaturas medias en los cinco Parques Naturales estudiados y un descenso progresivo de la precipitación, con un incremento pronunciado en la variabilidad. Esto podría traducirse en un mayor número de eventos extremos, como lluvias torrenciales o sequías prolongadas. Sin embargo, hay un caso en el que estas tendencias invierten su carácter, el del Parque Natural Sierra de Grazalema, donde las precipitaciones anuales tienden a aumentar.

Una característica de esta investigación ha sido su cariz participativo, integrando desde sus inicios a diversos usuarios del ámbito de la gestión de Parques Naturales, como estrategia para establecer puentes entre las diferentes fuentes de información hidrometeorológica disponibles y las necesidades de los usuarios.

Para finalizar el proyecto se realizaron unas jornadas en el Centro de Visitantes de Santa Rita, del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, con una doble finalidad: por un lado, presentar las tendencias hidrometeorológicas y los indicadores generados (que condensan información compleja en índices fáciles de usar para) así como evaluar junto a los usuarios esos indicadores a la hora de gestionar los espacios protegidos.

Equipo del proyecto junto a las personas que ha participado en su desarrollo. Equipo del proyecto junto a las personas que ha participado en su desarrollo.

Equipo del proyecto junto a las personas que ha participado en su desarrollo. / El Día

Para el caso de las Sierras Subbéticas, un ejemplo de indicadores para el caso de la encina, una de las especies más representativas, ha sido el de la precipitación acumulada en primavera. Este indicador muestra una disminución en su tendencia, fundamentalmente en la mitad oeste, más pronunciada a partir del año 1990. Además, observaron un aumento en la variabilidad y una mayor diferencia entre años húmedos y secos.

Junto a los usuarios se discutió el uso y tipo de información hidrometeorológica que se necesita para la gestión actual de estos espacios, qué información útil se puede ofrecer desde la academia para las labores de gestión y qué huecos podrían cubrirse.

En general, los asistentes señalaron que este tipo de información hidrometeorológica no se utiliza en el día a día de la gestión a nivel institucional, sino que se incorpora al establecer los planes y memorias anuales. Sin embargo, sí que sirve de manera rutinaria en los niveles técnicos, por ejemplo, para el seguimiento de incendios o la producción de cultivos.

Las personas participantes coincidieron en que necesitaban estos indicadores previamente a la toma de decisiones y que podían ofrecer nuevas posibilidades en la gestión, por ejemplo, para repoblaciones, nidificación o carga ganadera, buscando la mejor manera de integrar su uso en la gestión rutinaria mediante transferencia del conocimiento.

Esta vertiente colaborativa entre usuarios finales y personal investigador hace que los resultados sean más enriquecedores, pues están adaptándose a la situación de la gestión de espacios protegidos y pueden ser más útiles para hacer frente a los desafíos que presenta el cambio climático en este tipo de espacios.

El diseño conjunto de estas estrategias las hará ser más completas, puesto que integrarán las diversas necesidades y conocimientos y las herramientas que se desarrollen serán más útiles si responden a las necesidades de esos usuarios finales.

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