Investigación

La UCO avanza en la tolerancia genética de la dehesa frente a la seca de la encina y el alcornoque

Reunión sobre la seca de encinas y alcornoques en la Universidad de Córdoba

Reunión sobre la seca de encinas y alcornoques en la Universidad de Córdoba / Julia Kaszubowska

Hace cinco años que empezó una investigación científica a nivel nacional para abordar el preocupante deterioro del arbolado de la dehesa por el síndrome de la seca. La alerta saltó años atrás viendo cómo se estaba expandiendo la enfermedad en las encinas y alcornoques del suroeste peninsular,  provocando la muerte de muchas de esas especies y poniendo en peligro un ecosistema que alberga la producción del cerdo ibérico. Fue entonces cuando el Ministerio de Transición Ecológica acordó crear un programa de investigación y mejora, cofinanciado con fondos de la UE (FEADER), en el que ha participado la Universidad de Córdoba (UCO) liderando el estudio de la bioquímica y biología de estas especies, así como la evaluación y restauración del ecosistema, de la mano de los catedráticos Jesús Jorrín Novo y Rafael Navarro Cerrillo.

Cinco años más tarde -el programa eran cuatro años y se prorrogó uno más, hasta septiembre de 2024-, se han presentado en el rectorado de la UCO los principales avances de la investigación y este viernes se debatirán los próximos objetivos, tras la renovación del programa por otros cuatro años. 

El resultado más importante es que "tenemos unos genotipos que han mostrado tolerancia a la seca en ensayos realizados en viveros de la UCO, y ahora se van a plantar en campo, en focos donde hay afección de la enfermedad y ver si se comportan bien allí", ha destacado en declaraciones a El Día, Felipe Pérez, ingeniero Técnico Forestal y jefe de área de recursos genéticos forestales en el Ministerio de Transición Ecológica.

También se ha avanzado en el "conocimiento molecular de las encinas y alcornoque", y en "identificar su tolerancia a la seca pasando unos marcadores" a tan solo una hoja del árbol, convirtiéndose ésta en una "herramienta prometedora para el futuro", ha explicado Pérez.

Además, ha añadido Pérez, se han realizado avances en injertos como el cultivo in vitro y cómo conservar este material genético a largo plazo; o en el conocimiento del componente biológico de los suelos de la dehesa, fundamental para saber qué organismos y hongos conviven y si existe una relación entre la composición rica del suelo y una afección menor de la seca, o si afecta más cuanto más simplificado esté el suelo.

Así, los cuatro años de trabajo han servido para aumentar considerablemente el conocimiento científico-técnico sobre el problema de la seca. En palabras de Jorrín Novo, "hemos intentado dar un pasito más, estar más cerca de lo que puede ser la futura solución al problema de la seca",

Por su parte, el catedrático de la UCO, Rafael Navarro ha defendido la implicación de la UCO en el programa por tres pilares: "la necesidad ante la degradación de uno de los sistemas socioambientales más importantes de la Península Ibérica, el compromiso de la institución por su componente agroforestal y su localización geográfica para dar soluciones a los sectores afectados, y la contribución con la capacidad de innovación científica y tecnológica".

La seca y su impacto 

El conocido como síndrome de la seca actúa a través de un patógeno Phytophthora cinnamomi, que vive en el suelo y pudre las raíces de los árboles impidiéndoles la absorción de agua y nutrientes y causando su decaimiento. La comunidad científica y los sectores implicados llevan años buscando cómo hacer frente a esta enfermedad que pone en peligro un ecosistema que alberga la producción de cerdo ibérico.

En España afecta principalmente a comunidades como Extremadura, Castilla La-Mancha y Andalucía, donde más se concentra la dehesa y predominan suelos silíceos y climas cálidos y secos, en los que el hongo actúa más. Esto explica que en Cataluña, con suelos calizos, no se estén notificando focos de afección, a pesar de que haya mucho alcornoque", sostiene Pérez.

Los daños de la seca no están cuantificados a nivel económico, pero está claro que "es un problema grave si se pierde el arbolado porque tiene una función económica y social", advierte . Por un lado, el ecosistema de la dehesa mantiene una gran biodiversidad y si desaparece dejaría de ser una dehesa por un pasto o un eral; por otro lado, están en riesgo las producciones de bellota y corcho. 

Segunda fase 

A finales de 2024 se abrirá un nuevo período de financiación de otros cuatro años, cuya planificación ya se trabaja en este congreso celebrado en Córdoba. Uno de los retos principales estará en "identificar más árboles tolerantes para tener más diversidad genética, con la idea de hacer huertos semilleros para que se crucen entre sí". Además, seguir avanzando en técnicas y los conocimientos de biología molecular, técnicas de propagación y conservación, y componentes del suelo, ha señalado Pérez.  

El encuentro finalizará este viernes con una jornada dirigida a propietarios de fincas de dehesa y monte alcornocal para difundir los resultados del programa y agradecerles su colaboración. De momento, los avances y materiales de la investigación no tienen eco en el sector. "Tenemos que investigar más para dar garantías de que el material es bueno", ha indicado Pérez. La planta de semillas tolerantes ante la seca tardará un poco más, probablemente al final de este ciclo de cuatro años. "La investigación es algo que debe considerarse a largo plazo, queda aún mucho por recorrer", ha concluido Pérez.

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