Córdoba

Trabajo, luego viajo

A nadie le gusta trabajar en verano, y menos cuando todos los que te rodean son estudiantes y descansan en esa época. Pero sacrificio a corto plazo, beneficio a largo plazo. Soraya es una estudiante de Realización del barrio de la Fuensanta y este verano decidió hacer un gran esfuerzo: trabajar de junio a agosto para poder luego viajar con su madre y su hermano pequeño a Menorca en septiembre. La decisión del destino es simple, en la pequeña isla balear es dónde su padre trabaja desde hace cuatro meses.

Este verano va a ser muy diferente al resto de los que ha vivido esta joven cordobesa. Es la primera vez que trabaja, que no se va con sus amigos a la playa y debutará como pasajera de avión. El lugar de trabajo escogido no es precisamente uno relajado y fresquito para el verano, ya que se ocupa de condimentar y freír hamburguesas en el restaurante de comida rápida McDonald. La elección del puesto fue porque gracias a un amigo se enteró de que en verano hacían falta trabajadores y no dudó en llevar su currículum. Ni una semana tardaron en citarla para una entrevista.

A pesar de las horas que trabaja y de lo agotador que puede llegar a ser, Soraya está encantada. "El ambiente de trabajo es lo que me motiva para entrar cada día a esa cocina", reconoce. La mayoría de sus compañeros son como ella, estudiantes que trabajan para poder hacer frente a sus gastos.

La decisión de trabajar, a sus 18 años, quizás ha sido una de las más difíciles que ha tomado. Desde el pasado mes de marzo tenía planeado viajar a Pakistán con una amiga para conocer las costumbres y las formas de vida en el lejano país, además asistiría a una típica boda pakistaní. "Ya tenía decidido hasta el color de la tela que quería para mi vestido y el dibujo que me haría con etna en mis brazos", asegura. Pero cosas del destino, tuvo que cambiar de planes y cambiar Pakistán por Menorca. Aún así, Soraya está ilusionada y señala que "las postales y fotos que me envía mi padre desde allí son alucinantes; estoy deseando poder disfrutar de esos paisajes y de mis merecidas y ansiadas vacaciones".

Inquieta, confiesa que tiene un calendario en el que va tachando los días que pasan hasta llegar a un gran círculo rojo, el día de su salida para ver a su padre. "Ha demostrado una gran madurez y ha hecho un gran esfuerzo al dejar sus planes a un lado para que su padre esté con su familia" unos días, comenta Mari, la madre de Soraya. En cuanto al Mcdonald, para ella ya no es su trabajo de verano, le gusta tanto el ambiente que allí se vive que quiere seguir trabajando los fines de semana cuando comience de nuevo el curso académico.

Menorca es la isla más pequeña de la comunidad balear. Está compuesta de ocho municipios. Su capital es Mahón, dónde se encuentra su aeropuerto y la mayoría de la actividad financiera de la isla. El paisaje menorquín es una combinación de colores, matices y tonalidades. Soraya va exactamente al municipio de Ferrerías, que se extiende de Norte a Sur de la isla, y cuenta con bellas playas en ambos límites; se trata de ima localidad que ha experimentado un notable progreso durante los últimos 30 años, tanto en el aspecto económico como social, gracias al esfuerzo y al carácter emprendedor de sus vecinos.

Soraya está segura de que este verano no lo olvidará nunca, que será una experiencia única y que merece vivirla.

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