Vecinos
  • Los oficios antiguos resisten junto a nuevos modelos de negocio que llegan para revitalizar la zona

  • El Casco Histórico ha perdido más de una treintena de comercios de cercanía en 20 años

Las tiendas de barrio que resisten en la Judería de Córdoba: "Si no te renuevas, mueres"

Ana Prieto en su tienda de ultramarinos y frutas en la Judería. Ana Prieto en su tienda de ultramarinos y frutas en la Judería.

Ana Prieto en su tienda de ultramarinos y frutas en la Judería. / Juan Ayala

Toparse con tiendas de barrio en el entorno de la Mezquita-Catedral de Córdoba es casi una misión imposible y, aunque no es una situación nueva, la pandemia y las consecuencias del confinamiento y la movilidad acentuaron la soledad del barrio. Hay que caminar hasta el entorno del Alcázar, dejar atrás la muralla y casi ya en la avenida Vallellano, en el entorno de la avenida del Doctor Fleming, es donde se vuelve a ver el comercio de cercanía: fruterías, tiendas de alimentación, farmacias o zapaterías conviven con las agencias de viajes, casas de cambio y turoperadores por mantener la vida del barrio.

Ana Prieto regenta una tienda de ultramarinos y frutas en la calle Doctor Barraquer, es la tercera generación de su familia dedicada al comercio, su padre empezó con su abuela hace más de 40 años y ahora es ella quien mantiene el local en un barrio que ha cambiado significativamente en los últimos tiempos. “El barrio se está renovando y ahora los vecinos prefieren comprar en el comercio de cercanía porque ofrecemos productos nacionales, de primera marca y sienten que contribuyen a la economía sostenida”, explica Prieto. 

Y es que en el entorno las opciones de grandes supermercados no existen. “Yo compro en las tiendas de barrio, pero si no consigo algún producto que necesito, tengo que caminar hasta Ciudad Jardín para tener más opciones”, expresa Adriana Rosas, vecina del barrio de San Basilio desde hace menos de un año, cuando se trasladó con su familia desde la avenida de Barcelona, un cambio a nivel de zona comercial muy radical.

Trabajadores de la frutería Valverde. Trabajadores de la frutería Valverde.

Trabajadores de la frutería Valverde. / Juan Ayala

“Este barrio se ha vuelto muy turístico, pero creo que los responsables se han olvidado del habitante local”, critica Rosas, que asegura que le gusta la vida en la zona pero que “han preferido el turismo, y entiendo que es un sector que deja dinero en la ciudad, pero se les olvida que sigue viviendo gente en estos barrios, que comercios locales han cerrado sus puertas y solo se levantan tiendas de souvenirs, sería ideal que haya un equilibrio y que se vuelva a poblar de familias”. 

La forma de consumo de los cordobeses también ha cambiado en los últimos años y lo hizo más radicalmente con el covid-19. La pandemia ha venido bien a tiendas de alimentación o de artículos de primera necesidad, que incluso han vendido el triple. “En los días de confinamiento he enganchado clientes nuevos, porque he dado un servicio bueno, adaptado a los horarios que el comercio grande no podía”, defiende Ana, que asegura que en la zona la “la competencia es sana, se reparte la ganancia”. Aún así, Ana Prieto duda de que su tienda tenga relevo, “la podríamos convertir en un apartamento turístico”, admite.

Oficios a punto de desaparecer 

El barrio conserva ciertos oficios que cada vez son menos demandados. Agustín Requena es el dueño de la zapatería que lleva su apellido en la calle Doctor Jiménez Díaz, un local que fundó en el año 1997 y al que ha tenido que ir incorporando productos como llaves o ferretería “para sacar el sueldo” en los últimos años. 

“O te renuevas, o mueres”, asegura Agustín, que explica que su oficio, a su juicio, “sí se va a extinguir”, consumido por el fast fashion y la tendencia de comprar zapatos más económicos que se tiran, “el zapato costoso sí se repara, el barato se tira”. 

La zapatería es un oficio “con muchas horas de dedicación que no está pagado, es un trabajo artesanal que tiene su precio, cada vez quedamos menos zapateros”, expresa, mientras confirma que en el barrio, aunque sus clientes lo conocen, “se nota el cambio tanto en el turismo como en la gente, que no sale tanto” tras la pandemia, de la que no ha podido recuperar los ahorros que gastó para sobrevivir. 

Saray Maldonado en su peluquería canina. Saray Maldonado en su peluquería canina.

Saray Maldonado en su peluquería canina. / Juan Ayala

En el otro lado de la acera se ven también negocios nuevos, barberías modernas o incluso peluquerías caninas que han venido a revitalizar el barrio. Saray Maldonado tiene 29 años, llegó al barrio hace tres años y puso en marcha El Tocadog de Maggie, una peluquería para mascotas donde no le ha “faltado el trabajo”. Aún así, Saray reconoce que las ventas han bajado tras la pandemia porque “al no haber fiestas ni visitas de turismo, se ha notado en el movimiento del barrio, aunque mis clientes ya me conocen, vienen incluso de Almodóvar y Villa del Río”.

En los últimos 20 años, la Judería de la capital cordobesa ha perdido más de 30 comercios de cercanía a cuenta del crecimiento del turismo en esa zona, que también ha propiciado la huida de sus habitantes hacia barrios más tranquilos de la ciudad, según una lista elaborada por el colectivo vecinal Nodo Córduba. 

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