Salvador Moral

“Córdoba debería pedir a la Unesco ser ciudad creativa de la gastronomía”

  • Este profesor universitario defiende que el sector turístico cordobés tiene que reinventarse y que hay que renunciar en parte a los intereses particulares para reformular un oferta diferente

Salvador Moral posa para 'el Día' en la plaza de San Miguel.

Salvador Moral posa para 'el Día' en la plaza de San Miguel. / Lolo Agredano

Pese a su juventud, apenas 31 años, es un apasionado del turismo y aboga por nuevas ideas para un sector duramente castigado por la crisis del coronavirus. Es profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Córdoba desde 2018 y miembro del Grupo de Investigación de Economía del Turismo de la UCO, donde comparte asiento con expertos “que no hace tanto eran mis profesores y ahora son compañeros”.

–¿Qué tipo de proyectos trabajan en su grupo investigador?

–Lo integramos 18 personas, de los cuales 13 somos doctores y miembros de la Universidad; tratamos de innovar y de hecho en lo último que estamos trabajando es en un proyecto sobre turismo de mascotas, otro de flamenco y sobre turismo de plataformas. Hemos realizado estudios sobre turismo gastronómico y patrimonial y tenemos publicaciones en revistas importantes sobre estos temas.

–¿El turismo de Córdoba está obsoleto?

–Le hace falta reinventarse. No podemos vivir eternamente del turismo cultural, pero tenemos mucho más potencial para diversificar más la oferta. Yo creo que el turismo tiene que basarse en tres pilares fundamentales. Uno de ellos es la puesta en valor de Medina Azahara. Aquí tenemos que aprovechar una circunstancia que hay quien la ve como un hándicap pero que yo considero una ventaja, como es que se encuentra alejada de la ciudad. Ese hecho implica que, al tener que desplazarte, no da tiempo a ver la ciudad en un día, lo cual significa que emplees más tiempo en esa visita y ganamos una pernoctación más, lo que supone más ingresos. Eso es importante, por ejemplo, en un momento como el actual, un año en el que nos hemos pegado un batacazo.

–¿Y el segundo pilar?

–Necesitamos crear un observatorio turístico. Todas las ciudades turísticas españolas, en mayor o menor medida, lo tienen. Necesitamos un trabajo de campo y a través del mismo conocer qué personas vienen, qué motivaciones tienen, sus percepciones. Si tú conoces al viajero que viene puedes conformar una oferta mucho más dirigida hacia ellos.

–¿Y quién debe encargarse de eso?

–Yo pienso que es el Instituto Municipal de Turismo (Imtur) el que debe encargarse de ese observatorio. Obviamente, con el apoyo de la universidad, de manera que se pueda crear un tándem que puede dar muchas alegrías al sector.

–¿Y el empresario turístico debe cambiar muchas cosas en su opinión?

–Todos tenemos que mejorar. Deberíamos incluso perjudicar un poco el beneficio individual para buscar el común. Todos debemos de perder para que Córdoba gane como destino turístico. Los empresarios es lógico que busquen su beneficio, pero deben poner un poco más de su parte para que se conforme una oferta más sólida, tanto desde el punto de vista privado como, sobre todo, desde lo público.

"Necesitamos un observatorio turístico; todas las ciudades turísticas españolas, en mayor o menor medida, lo tienen”

–¿Y el Patronato Provincial de Turismo?

–Podría ayudarnos, pero el ente que más nos puede servir es el Imtur. Yo pienso que se podrían unificar los dos organismos, aunque luego está el tema político. Cada cuatro años tiramos hacia un lado o hacia otro y ese es uno de los grandes problemas que tenemos aquí en Córdoba. Somos bastante cainistas en ese sentido y miramos solo por nuestros intereses, no por los de Córdoba en su conjunto. A lo mejor me estoy metiendo en un terreno algo pantanoso, pero sí pienso que deberíamos ir todos a una.

–Claro, pero el cortoplacismo político siempre está ahí.

–Ahí es donde está la clave. Cada uno puede ser de un partido u otro, pero vamos a mirar por el bien del turismo, vamos a fijar una metas, unos objetivos y una estrategias, independientemente del color. 

–Pero eso no lo hace nadie.

–Nadie lo hace bien y nadie lo va a hacer bien, porque siempre prima el beneficio individual sobre el común, por desgracia.

–Escuché a un dirigente de una cadena hotelera decir que si este año, por la pandemia, se ganaba menos, pues que no pasa nada, porque el sector ha ingresado mucho en los últimos años.

–Pienso que tenemos un problema con el turismo. Muchos compañeros coincidimos en que no es buena una dependencia económica tan excesiva de un sector tan fuerte como es el turismo. A nivel nacional, no podemos depender tanto del sector servicios, porque en los años buenos vamos a ir creciendo, pero en el momento en el que ocurra algo, la sensibilidad es mayor y por eso ahora estamos como estamos. Países que no tienen tanta dependencia del turismo, como en el norte de Europa, se han visto afectados en bastante menor medida. Córdoba está bastante afectada y le doy un dato: hemos perdido 260 millones de euros en el sector turístico respecto al año anterior hasta el 31 de agosto.

El profesor durante la entrevista El profesor durante la entrevista

El profesor durante la entrevista / Lolo Agredano

–Pero lo de diversificar es un asunto muy manido y se dice siempre, pero luego no se hace nada.

–Porque es un problema estructural. Viene de lejos, concretamente de los años 60, y que hemos venido arrastrando. ¿Qué han hecho otros países? Pues centrarse en aspectos más industriales o en el sector primario. El problema es ver quién le pone el cascabel al gato para acabar con eso.

–Y pese a las quejas de algunos, sigue siendo un sector que crece y genera riqueza.

–Claro que genera beneficios. La gente valora mucho el ocio y va a seguir viajando, sin ninguna duda. Por eso insisto en que debemos buscar nuevas actividades para desoxigenar un poco el sector. Ahí están por ejemplo las ciudades creativas, que también fomenta la Unesco, y deberíamos buscar que Córdoba y su provincia aprovechen su potencial gastronómico. Deberíamos pedir a la Unesco que Córdoba sea la ciudad creativa de la gastronomía. Granada es ciudad creativa de la literatura y Sevilla de la música y la gastronomía para Córdoba sería un impulso bastante importante.

–¿La capital y la provincia se siguen dando la espalda?

–Creo que miramos demasiado a la capital y la provincia tiene un potencial muy fuerte. Los tambores de Baena, por ejemplo, son patrimonio de la humanidad. ¿Por qué no aprovechamos eso? O el oleoturismo, o las rutas enológicas. Eso provocará además la generación de riqueza para la comunidad local, que es muy importante. Crearíamos desarrollo sostenible no solo pensando en el medio ambiente, sino pensando desde el punto de vista social. Para eso necesitamos trabajo de campo, no hay otra forma: conocer al turista que viene y saber qué oferta le tenemos que ofrecer. 

–¿Qué me dice del concepto de gentrificación?

–El Casco Histórico de Córdoba es bastante grande y es verdad que hay ciertas zonas que se pueden ver un poco más masificadas, porque nos centramos mucho en la zona del Alcázar y de la Mezquita, pero debemos ampliar hacia otros sitios, como la Axerquía, las iglesias fernandinas...

–Sí, pero al final, el visitante siempre quiere ir a la Mezquita.

–El turista quiere venir a la Mezquita porque no se le ofrece otra cosa. 

–Explíqueme eso.

–A ver. Se oferta también Medina Azahara, el Alcázar y demás, pero se debería apostar por otros espacios, como las iglesias fernandinas que le decía, que en ocasiones están cerradas. Habría que concretar con el Cabildo o con quien sea para que estuvieran abiertas, para ofrecer nuevas posibilidades a quienes llegan a la ciudad.

"El turista quiere venir a la Mezquita porque no se le ofrece otra cosa; se debe apostar por atractivos como las iglesias fenandinas”

–Y el mal llamado turista de bocadillo, ¿suma?

–Todo visitante que venga a Córdoba siempre va a aportar, nunca a restar. Si le gusta la ciudad, aunque venga con un bocadillo como usted dice y con una botella de agua, va a recomendarla. No aporta tantos ingresos como a lo mejor se desea, pero el boca a boca cuenta mucho y tiene su impacto.

–Otro debate es el del número de hoteles.

–Claro que se necesita más oferta hotelera, es un hándicap que tenemos en la ciudad. Hay pocas plazas en comparación con otras capitales de España. El problema es que hace falta dinero e inversiones.

Un momento de la conversación. Un momento de la conversación.

Un momento de la conversación. / Lolo Agredano

–¿Cómo afectan los vaivenes políticos al sector?

–Pues como a todo. Unos plantean una cosa y cuando llegan otros deciden cambiarla. Sin ir más lejos, los dirigentes del Imtur han cambiado y eso nos obliga a iniciar de nuevo contacto con ellos. Todo eso nos ralentiza. Cuando hay un cambio político, si no les interesa la línea que se seguía antes, automáticamente se cambia. Eso supone en ocasiones volver al punto inicial y eso es lo que se debería evitar. No se puede volver al punto inicial.

–¿Y a la Universidad se la tiene en cuenta?

–Se le debería de dar más importancia. Recientemente, por ejemplo, presentamos unos estudios en los que planteamos cosas que se pueden hacer, pero en el momento en el que se apagan los flashes, no se avanza y nos se nos hace mucho caso. Nosotros tenemos como parte importante aportar conocimiento y valor añadido. No se nos brindan a veces la oportunidad y las herramientas para tejer el trabajo de campo que necesitamos. 

–¿Y la solución?

–Insisto en los tres pilares: observatorio turístico basado en el Imtur y la Universidad; potenciar Medina Azahara; y las ciudades creativas. Tenemos patrimonio material e inmaterial, pero tenemos que apostar por el tercer pilar de la Unesco, porque lo tenemos. ¿Qué ciudad tendría tantos elementos patrimoniales como Córdoba?

–¿El turismo va a cambiar después del covid?

–Va a volver, pero modificado. La gente va a volver a viajar, a salir al exterior, pero con más cautela. El covid va a marcar un antes y un después, aunque más para mal, en el sector.

–¿Córdoba tiene capacidad para atraer al turista de sol y playa o tiene que buscar otro perfil?

–Córdoba tiene que defender su autenticidad. Las motivaciones de los viajeros cambian con el tiempo y hay que buscar nuevas ramas. Vuelvo al oleoturismo, porque no sabemos lo que tenemos en ese aspecto. Podemos ofrecer todo el proceso desde que la aceituna está en el árbol hasta la elaboración del aceite y se embotella. Creo que eso le interesa a muchos turistas y debemos tener capacidad para aprovecharlo.

El profesor, junto a la iglesia de San Miguel. El profesor, junto a la iglesia de San Miguel.

El profesor, junto a la iglesia de San Miguel. / Lolo Agredano

–¿Es optimista para el futuro?

–Vamos a salir de esto, me refiero al covid, pero va a costar bastante más de lo que dicen los políticos, que piensan que esto es una “v” en la que nos pegamos el batacazo y nos levantamos más rápido. Vamos a salir reforzados como sociedad, pero vamos a tardar un poco más en recuperarnos. Espero y deseo que aprendamos de nuestros errores. 

–Deduzco entonces que nos vamos a encontrar con un viajero muy distinto al que estamos habituados.

–Tras el covid nos vamos a encontrar con un turista totalmente diferente. Sus motivaciones serán distintas y tendremos que saber qué demanda y qué experiencias nuevas quiere. 

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