Córdoba

Rubias, morenas y cordobesas

  • La joven cerveza Califa cuenta ya con reconocimiento internacional

Califa, cerveza 'made in' Córdoba.

Califa, cerveza 'made in' Córdoba. / José Martínez

El informe anual de la Asociación de Cerveceros de España constata que el 90% de la cerveza consumida en España, se produce en España. Pues bien, la representación de Córdoba en los mercados cerveceros nacionales e internacionales tiene nombre y apellidos.

Los cordobeses Alejandro Díaz y Rafael Serrano son los artífices de un proyecto cuyo nombre, Califa, resume los valores que la ciudad ha acumulado durante sus muchos siglos de historia. La sobriedad y el buen gusto cordobés se ven materializados ahora en un sello de cervezas artesanas que viene para quedarse.

El proyecto, que comenzó en 2012 y abrió sus puertas al público en 2013, sigue avanzando y conquistando méritos y reconocimientos en el panorama cervecero. Ahora, en 2017, Alejandro Díaz afirma con orgullo que dos de las cinco cervezas que tienen en el mercado han sido premiadas con medalla de oro en el CICA(Concurso Internacional de Cervezas Artesanas).

La ‘IPA’ ha obtenido medalla de Oro en la categoría Pale Ale y la ‘Sultana’ se ha alzado ganadora de la categoría Ales Oscuras. “La fabricación de cerveza siempre nos había gustado, y cuando se dieron las circunstancias, comenzamos la marca”, cuenta Alejandro. Así “al principio éramos dos amigos haciendo cerveza artesana, pero conforme pasaba el tiempo y el negocio crecía, tuvimos que contratar más personal”.

A día de hoy, la marca cuenta con dos locales, el originario, en la calle Juan Valera, y una nueva adquisición al final de la avenida del Gran Capitán. Debido a la juventud de sus fundadores y del personal, otro aspecto que caracteriza a la marca es su actividad en la red. “Siempre que tenemos alguna novedad la anunciamos a través de nuestras redes sociales”, apunta Díaz. El artesano cervecero respalda el dato que ilustra el éxito del binomio cerveza-tapa, y afirma que los que beben Califa suelen hacerlo acompañándola de algo de comer. “Tenemos una cocina muy personal y callejera”, afirma Alejandro, y añade que, directa o indirectamente, “todos los platos contienen algún elemento a base de cerveza, como la tarta de lúpulo o las salsas con reducción de cerveza morena que aderezan los platos”. ¿Una recomendación de maridaje cerveza y tapa para el verano? “Los crujientes de pollo con una cerveza de trigo bien fría serían una buena opción”, aconseja Alejandro.

Con todo, la meta de los dos cordobeses no es quedarse en el negocio de la hostelería como regentes de un bar, sino que planean hacerse con una nave y abrir una pequeña fábrica para poder fabricar y distribuir su cerveza en cantidades mayores de aquí a un año, “si todo va bien”. A día de hoy, Califa produce unos 1.000 litros de cerveza diarios, que van destinados tanto a sus establecimientos como a otros, así como a grandes superficies en labores de distribución. “Realmente, el objetivo de abrir los bares era que la gente viera que somos nosotros quienes fabricamos la cerveza, y no cualquier cadena o multinacional”, apunta Alejandro.

Resume así una de las ideas base de su negocio; es decir, que todo sea abierto al público. Además de lo visible de la fábrica que alberga el local de Cruz Conde, donde se respiran olores que revelan el contenido de los bidones que allí residen, la cocina es abierta en ambos establecimientos. “Renovarse o morir”, dicen. Parece que estos jóvenes empresarios cordobeses aunaron su amor por la cerveza artesana con sus ganas de hacer algo nuevo y la apuesta no salió nada mal.

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