La Sal de los días

Retorno a los días de calma chicha

  • Llegan las vacaciones y la tranquilidad lo envuelve todo. El verano se convierte en una especie de descanso en la navegación, que se promete tranquila al menos hasta final de año. Y es que en determinados aspectos se han hecho las tareas, y todavía no se ha desatado la guerra electoral

RETORNAMOS a los días de calma chicha. A esas jornadas tediosas de verano en las que por las tardes no pasa nada. Termina hoy el Festival de la Guitarra y el verano hará su aparición más cruel en la ciudad. Los marinos de épocas pasadas temían a los días de calma chicha. Dicen incluso que Colón pudo descubrir América en tiempo y forma porque la fortuna le alejó estas calmas tan propias del verano en el Atlántico. Estamos de acuerdo en que todavía hoy no es agosto, pero este verano será mucho más calmado. No se atisban campañas electorales de ningún tipo, todavía es pronto para desatar guerras internas para presentar candidatos al cetro de Capitulares y hay una razonable dosis de proyectos encarrilados que hace un año parecían torres de babel imposibles de descifrar.

Hay paz también entre los socios del equipo de gobierno municipal. La marcha de Rosa Aguilar parece haber acercado -y tranquilizado- a unos y a otros y, además, el PP es conscientes de que tiene medir muy mucho sus diatribas para administrar bien la buena bolsa de votos que consiguieron hace dos años. Calma chicha por tanto y tiempo para la reflexión y la estrategia.

Con esto del Plan E, los Feil, los Proteja, fondos anticrisis en definitiva, y todo lo que se deriva de la lucha por reactivar la economía se ha mejorado la situación de muchas familias, aunque se esté perjudicando al comercio, y mucho, por una evidente falta de previsión. Ha sido como planificar obras a rebullo, aunque también es cierto que tuvo que ser así porque el Gobierno dijo que o se planificaban pronto las obras o se esfumaban los fondos. Y hubo que correr. Pero es evidente que se están haciendo cosas y eso se palpa. No es cuestión de hablar ahora de brotes verdes, máxime cuando estamos en pleno verano y todo está seco, aunque si parece que las lluvias del otoño, una vez pasen estas calmas veraniegas, servirán para revitalizar el tejido económico de una ciudad que no puede estar peor.

Los últimos datos, pese a la mejoría, siguen siendo demoledores en los barrios y en municipios como Lucena, y las empresas, sobre todo las más pequeñas y los autónomos, que tienen un complicado acceso al crédito, siguen cerrando. ¿Servirá esta calma chicha para que cambie el panorama y el viento vuelva a soplar de nuevo con fuerza a popa y se impulse hacia el futuro la nave?

La calma chicha está ya aquí con su rostro de vacaciones y aunque seguro que surgirá alguna serpiente de verano para darle vida a las páginas de la actualidad, ya no hay remedio y volveremos a oír aquello de que "cuando pase el verano, ya veremos". Todo se aplaza para cuando soplen mejores vientos, todo queda para luego porque el verano se convierte muchas veces en la mejor de las justificaciones para que lo que se retrasa por falta de presteza no surta ningún efecto en la ciudadanía. El problema es que el siguiente otoño se antoja el de la resolución de muchos proyectos. Ahí tenemos el Palacio del Sur, el aeropuerto... Por fin parece que iremos visualizando el avance, un avance que llega tras las calmas chichas de más de un verano, unas calmas chichas que, en proyectos como los citados y en otros muchos, ha sido de años. Por eso, que quien pueda aproveche estos días que se avecinan para descansar de la navegación, que reflexione, que cargue pilas y que luego ponga proa hacia el objetivo de hacer una ciudad mejor. El curso 2009-2010 se antoja ilusionante. Ojalá las velas se tensen y no haya que arriarlas por falta de impulso, por falta de viento.

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