Córdoba

Responsables del Reina Sofía suman ya seis querellas por muertes por 'klebsiella'

  • La última es la de la familia de un hombre que se infectó cuando se trataba contra el cáncer

Los familiares de un hombre de 49 años que falleció en abril de 2014 a causa de una infección por klebsiella presentaron ayer una querella por una posible negligencia médica y reclamación de indemnización por daños y perjuicios contra varios responsables del Reina Sofía. Ya son seis las demandas criminales interpuestas por este motivo contra jefes de varias unidades de gestión clínica del hospital y contra el director gerente que había en el momento en el que ocurrieron los hechos, José Manuel Aranda (actual director gerente del Servicio Andaluz de Salud).

La familia de Manuel Jiménez Pérez, un hombre de 49 años que se trataba contra un cáncer cuando contrajo la bacteria, denuncia que su muerte fue "consecuencia directa del tratamiento dispensado por personal" del Reina Sofía, "así como por los nulos sistemas efectivos para la prevención y evitación de infección de la bacteria Klebsiella Pneumoniae multirresistente". En este caso, la querella se ha presentado contra responsables de la Unidad de Gestión Clínica de Hematología, contra el Jefe del Servicio de Prevención y contra el citado José Manuel Aranda.

El fallecido acudió al servicio de Urgencias en diciembre de 2013 por lesiones cutáneas generalizadas. Tras una biopsia y transfusión de sangre y plaquetas, su estado empeoró, lo ingresaron en Hematología y le diagnosticaron leucemia promielocítica aguda. El 8 de enero de 2014 recibió el alta, pero en este primer ingreso ya contrajo una infección hospitalaria por Sthaphyloccocus Hominis-Hominis.

El 20 de enero el paciente volvió a ingresar para recibir el primer ciclo de consolidación prescrito para quimioterapia y recibió el alta con normalidad. Fue en el ingreso para el tercer ciclo cuando, según denuncia la familia, Manuel Jiménez se infectó por klebsiella. Todo parecía ir bien, de hecho recibió el alta y el hematólogo le explicó que "estaba superando con éxito todos los tratamientos y que si todo iba normal, ya estarían terminados los ciclos de quimio y sólo tendría que pasar a consulta regularmente, medicándose con la toma de pastillas en su propio domicilio".

Sin embargo, durante cuatro de los días que permaneció en el Reina Sofía, el enfermo compartió habitación con otro paciente que "también contrajo o tenía contraída la infección de la mortífera bacteria, sin que se tomara absolutamente ninguna medida de aislamiento y profilaxis especial para evitar el contagio de ninguno de ellos". De hecho, el compañero de habitación estuvo ingresado en el mismo módulo de la UCI y "falleció exactamente el mismo día (16 de abril), de la misma forma, con los mismos síntomas y por la misma causa".

El 11 de abril, cuando ya estaba en fase de remisión de los efectos de su enfermedad, volvió a Urgencias por fiebre, escalofríos y lo que parecía un catarro. Hasta el día 14 no le diagnosticaron infección por la bacteria. Su estado empeoró progresivamente hasta tener que ingresar en la UCI en situación de shock séptico, con disfunción multiorgánica, y posterior muerte el día 16.

La familia cree que el fallecimiento es "consecuencia directa de dicho contagio previsible y totalmente evitable en un contexto de infecciones de repetición y de un número elevado de pacientes en un período de tiempo muy corto" y denuncia la "flagrante falta de previsión, seguimiento y control" que se realizó en el hospital.

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