Más de 14.000 alumnos han regresado a las aulas de la Universidad de Córdoba (UCO). Las clases han empezado para ellos y, aunque la mayoría de los jóvenes vuelven a su rutina, otros conocerán por primera vez la vida universitaria.
Tras un pasado curso 2020-2021 donde gran parte de las clases fueron online, este nuevo curso académico se presenta con la presencialidad del alumnado al completo, por ello, esta vez los jóvenes vuelven a instalarse en los pisos de estudiantes y las residencias universitarias.
La Universidad de Córdoba cuenta con varias opciones de alojamiento. El colegio mayor La Asunción es el que más plazas ofertas, pero no solo para el alumnado de la UCO, sino también para los estudiantes de la Universidad Loyola; en total hay 290 plazas.
En la capital cordobesa, la UCO también cuenta con la residencia Lucano, que se encuentra ubicada en el Campus de Rabanales, con capacidad para 226 personas, mientras que en Belmez dispone de otra residencia con 36 plazas. Todos estos espacios son mixtos.
Para este curso, la mayoría de las plazas están completas, tal y como destaca la vicerrectora de Estudiantes y Trasparencia de la UCO, Carmen Balbuena.
Balbuena detalla que el perfil de alumno que se decanta por la opción del colegio mayor cursa grados relacionados con el área de Ciencias de la Salud y anota que para hacer frente al pago de este servicio, la UCO tiene unas ayudas específicas. No en vano, dentro del programa de becas solidarias que ofrece la institución académica hay una modalidad reservada para el alojamiento.
Alicia Alonso es malagueña, tiene 20 años y estudia Educación Primaria en Melilla, aunque este año se ha adherido al Programa de Movilidad Sicue y tras ver el colegio La Asunción por internet, decidió venirse a estudiar a Córdoba.

Instalaciones del Colegio Mayor de la Asunción.
Tras vivir en un piso, quería probar la experiencia de instalarse en un espacio de estas características y tener su propia habitación, sin compartir, sobre todo, por la comodidad que le ofrece.
María Martínez, de Fuente Palmera, y Carmen Gómez, de Hinojosa del Duque, repiten con su tercer y segundo año en La Asunción. Según cuentan, las principales ventajas son la limpieza y la comida, además de contar con otros servicios e instalaciones como biblioteca o pistas de tenis.
Otra opción de alojamiento para universitarios en Córdoba es la residencia de La Alegría, detrás del Gran Teatro. Su director, José Luis Zurera afirma que la veintena de plazas de las que disponen están ya cubiertas.
La residencia cuenta con pensión completa y todas las habitaciones son individuales. Los jóvenes que suelen decantarse por esta opción llegan a la Universidad por primera vez, es decir, que son de nuevo ingreso. Se trata de una modalidad que apenas repiten, ya que a partir del segundo año encuentran otros compañeros y se marchan a pisos compartidos.
Puertanueva es otra residencia cordobesa con 40 años de historia y adscrita a la UCO. Se caracteriza por encontrar a los estudiantes con mayor excelencia personal y académica. Es más, antes de ser residentes, los jóvenes pasan hasta tres fases en el proceso de selección hasta que la comisión de admisiones da el visto bueno.
"Nosotros no alquilamos habitaciones, invitamos a unirse a la familia de Puertanueva", cuenta su director, Miguel Ángel Peña de Urquía. Esta residencia recibió las primeras matrículas en diciembre del año pasado y actualmente hay sólo tres plazas libres y más de una veintena de estudiantes en lista de espera.
Los universitarios que acuden a Puertanueva son estudiantes de carreras como Medicina, Económicas, Agrónomos y Veterinaria, una de las opciones con mayor prestigio de Córdoba. Además, el 15% de residentes son estudiantes extranjeros que proceden de países como Estados Unidos, Alemania y Francia.
En piso compartido
En Córdoba, existen varias zonas donde se agolpan estudiantes universitarios en sus vecindarios como Ciudad Jardín o el entorno de los hospitales, cerca del Campus Menéndez Pidal.
La cordobesa Belén de la Rosa de Nueva Carteya va a comenzar su sexto año en un piso por la ciudad sanitaria. La razón de su elección se basa en la independencia que a su parecer le genera un piso de estudiantes, al igual que en sentido económico. "Yo pago 150 euros y amigas mías en residencias pagan hasta 600 euros", destaca.
Durante la pandemia y el confinamiento, De la Rosa tuvo que pagar la mitad de su alquiler. Por su piso de cuatro habitaciones han pasado varias compañeras, y este año conocerá a tres nuevas inquilinas con las que convivirá este curso.
Esta estudiante vive muy cerca de la Facultad de Medicina donde también estudia. Se trata de una zona, la del Parque Cruz Conde, en la que residen muchos universitarios por la cercanía con los hospitales y la Universidad Loyola.
Laura Cabello va a comenzar segundo de Administración y Dirección de Empresas en la UCO y este curso se ha cambiado a un piso nuevo, ya que en el anterior había una habitación muy pequeña en comparación con las otras, algo recurrente en pisos de más de tres dormitorios. "Ha sido complicado encontrar un piso de cuatro habitaciones compensadas", reconoce.

Laura Cabello en su piso de estudiantes.
Tras vivir en otras zonas diferentes de Córdoba, al final ha decidido instalarse en Ciudad Jardín porque "está muy bien ubicado, el ambiente es genial y estamos al lado del centro". Los precios suben cada año y Laura lo ha podido comprobar, ya que antes de venirse a estudiar y vivir a Córdoba, lo hizo su hermano. "Cuando él estaba aquí no tiene comparación con el precio de ahora", señala.
Desde Castro del Río, Marcos Criado ha vuelto a buscar un piso en Córdoba, ya que el año pasado no llegó a alquilar por la semipresencialidad de las clases. Ahora, también en Ciudad Jardín, este cordobés ha encontrado el que será su hogar los próximos meses.
El precio de una habitación ronda los 200 euros; en el caso de Marcos, este año pagará 175 euros. Es una cifra más asequible que otras opciones como la de alquilar pisos individuales o para dos personas.
Al relato de los estudiantes que alquilan los pisos se suma el de los propietarios. Mari Cuesta y su familia decidieron alquilar dos de sus pisos en la capital cuando se marcharon a vivir a las afueras, en la que era su segunda residencia. Mientras hacían este cambio de vivienda, buscaban alquilar su piso "de toda la vida" de forma temporal, y la mejor opción eran los estudiantes.
"Ellos vienen, hacen su curso y se van. Además se le saca más rentabilidad porque se alquila por habitaciones". Uno de sus pisos está cerca de la estación de tren, por lo que tienen conexión directa con Rabanales, otra de las ventajas. Mari habla de un cierto temor por alquilarle el piso a una familia que "luego no pueda pagarlo y lo okupe".
Su segunda vivienda está por Fátima y también está alquilada para estudiantes, aunque enfocados a alumnos de grados medios y superiores de Formación Profesional, por la cercanía de los institutos.
Los jóvenes que alquilaban el piso suelen ser amigos o familiares, de un mismo núcleo, por lo que durante el tema del covid no vieron mucho problema. A pesar del bache en los primeros meses, cuando volvieron las clases, el piso se alquiló rápidamente. Ambas viviendas son de tres habitaciones.
Dos opciones que ofrecen ventajas e inconvenientes y sobre la que los estudiantes deben decidir, ya que durante el próximo curso tienen que construir su propio hogar desde cero.
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