Réquiem por la Tierra | Crítica de flamenco

El rezo de la guitarra por la Madre Tierra

Paco Peña, el cuadro flamenco y el Coro Brouwer, en el 'Réquiem por la Tierra'.

Paco Peña, el cuadro flamenco y el Coro Brouwer, en el 'Réquiem por la Tierra'. / Miguel Ángel Salas

En un marco incomparable de Córdoba como es la Mezquita-Catedral, nos presentaba Paco Peña su Réquiem por la Tierra, una obra musical de gran formato con textos en español y en latín para músicos flamencos (cuatro cantaores, tres guitarras y tres percusionistas) soprano solista, coral y coro de niños. Para este concierto, que ha clausurado el 40 Festival de la Guitarra, se ha contado con el Coro Brouwer y con la Escolanía del Conservatorio Profesional Músico Ziryab, ambas agrupaciones dirigidas por Javier Sáenz-López.

Esta obra contiene una reflexión sobre la destrucción gradual del medio ambiente causada por el hombre. Fue estrenada en 2004 en Salisbury (Reino Unido) y está basada en la estructura tradicional de la misa de réquiem en la que Paco Peña ha integrado en la composición varios de sus capítulos. La mayor parte de la obra se canta en español, aunque se mantienen algunos textos religiosos en latín que Peña completa con sus propios versos, con los de Homero y las ideas del escritor y ecologista Peter Bunyard.

Este concierto ya fue presentado por primera vez en el Festival de la Guitarra en la edición de 2005 y entonces también se celebró en la Mezquita-Catedral. Ahora, de nuevo, el maestro regresa a su festival para llamar a la conciencia de los ciudadanos con su canto por el medio ambiente.

En Réquiem por la Tierra, el flamenco entrelaza a la perfección sentimientos de pena y alegría, de esperanza y pesimismo. Esta mezcla es esencial para el desarrollo de esta obra que celebra la vida lanzando un grito de alerta a la humanidad para salvar la tierra.

Los sones flamencos que el maestro Peña utiliza en la obra son, entre otros, toná, soleá, seguiriya, bulerías y tangos para acabar por alegrías como símbolo de la esperanza, de que aún podemos hacer algo para salvar a la Madre Tierra.

Todo ello en el ambiente de recogimiento y expectación que siempre provoca un espectáculo de este tipo en la Mezquita-Catedral unido a la impresión que supone la puesta en escena del cuadro flamenco y del Coro Brouwer entre los arcos del principal monumento de la ciudad. Con esto, Peña cierra de nuevo el círculo del festival que él mismo creó.

Francisco Peña Pérez, de nombre artístico Paco Peña (Córdoba, 1942) está considerado como uno de los mejores maestros de la guitarra. Comenzó a tocar la guitarra de su hermano a los seis años e hizo su primera actuación profesional con apenas 12. Animado por su familia, comenzó a actuar por toda España con un grupo de música popular y bailaores. Debido a esto fue llamado por las compañías profesionales de flamenco de Madrid y Cataluña, donde se estableció como acompañante muy respetado para el baile y el cante flamenco.

Sin embargo, insatisfecho, buscó un nuevo reto y se trasladó a Londres en 1960 para convertirse en solista. Inicialmente fue la atracción en el restaurante Antonio, en Covent Garden, generando tanto interés en el público británico no iniciado anteriormente en el flamenco que pronto se encontró compartiendo conciertos con artistas como Jimmi Hendrix e hizo su debut como solista en el Wigmore Hall en 1967.

Poco después, Peña comenzó una gira por todo el mundo. En 1981, de regreso a España, creó el Centro Flamenco Paco Peña en Córdoba y fue responsable de la fundación del Festival de la Guitarra, donde actuó en numerosas ocasiones junto a otras estrellas del flamenco como Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar y Vicente Amigo. Ahora ha vuelto para ver soplar las velas de su criatura, que cumple 40 ediciones dedicada al instrumento que le ha dado la gloria al maestro cordobés.

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