Regina-Magdalena, poblado de patios

Mayo Festivo

Es la ruta, de las seis propuestas, que más recintos incluye, hasta un total de 13. Todo ellos participan en el certamen, excepto los jardines del Palacio de Orive.

Las dos columnas que conforman la entrada al patio de Isabel II, 1.
Las dos columnas que conforman la entrada al patio de Isabel II, 1.
Noelia Santos

09 de mayo 2014 - 01:00

Volvieron a verse los ojos dudosos buscando una calle demasiado escondida, retornaron las gorras y las botellas de agua recorriendo un suelo empedrado al que la mayoría no están acostumbrados, ya había gente haciendo cola cuando los dueños de los recintos aún apuraban el desayuno. Ayer jueves, preludio del que se prevé sea un fin de semana por el que apenas se pueda caminar por las calles que conforman las seis rutas del certamen de Los Patios, de nuevo volvieron los turistas y cordobeses a disfrutar del acto de los días centrales de mayo. Esta vez el camino se conformó por los barrios de Regina y Magdalena, la ruta que más patios incluye de todas, todos ellos a concurso, excepto el del Palacio de Orive.

A las 11:00 en punto se abre la puerta del único patio de la calle Gutiérrez de los Ríos, en el número 33, donde Benito Raya ya recibe a los visitantes más madrugadores. Es el tercer año que la familia Raya Valencia se presenta al certamen y tal y como explica el cabeza de familia, los días de mayo el trabajo se intensifica, al igual que la inquietud. Uno de los principales atractivos de este recinto es la pequeña piscina que tiene en alto, de la que disfrutan en verano, y su cuidador destaca la presencia de un naranjo, un olivo y un laurel, que plantaron para representar las tres culturas que han pasado por la ciudad.

La inercia lleva hacia la calle Duque de la Victoria, 3 donde reside Manuel Morales con su familia, un patio que lleva más de 20 años seguidos concurriendo en el certamen. A pesar de ser un recinto tradicional, hay algunos detalles que le dan singularidad, como una hormiga gigante que cuelga en el techo del patio realizada por la hija de Morales o una exposición de fotografías realizadas por él mismo, y donde se aprecia el amor de este cordobés a la fiesta, ya que aparecen los de otros compañeros y vecinos.

A pocos metros de este patio se encuentra uno de los más nuevos en el concurso, Diego Méndez, 11, que cuida Rosario Ojeda y que acoge a ocho familias. Hay pocos patios que reflejen con tanta intensidad el espíritu de una casa de vecinos como lo hace Diego Méndez, 11 que recoge centenares de macetas de gitanillas y geranios entre el blanco de las paredes encaladas, el rojo de sus ventanales y el verde omeya de sus canalones.

Un verdadero paraíso entre el mundanal ruido de la ciudad es lo que parece el patio de la plaza de las Tazas, 11, que antiguamente fue una corrala de vecinos y hoy está habitado por la familia de quien es su cuidadora, Cristina Bendala. Cruzar la puerta de la vivienda e introducirse en el zaguán ya supone un recorrido por la historia de Los Patios, ya que Bendala ha recogido en unos paneles algunos documentos y curiosidades de lo que fue el patio allá por los años 60. Pero el secreto está un poco más al fondo. El sonido de un chorro de agua chocando contra una masa más grande anuncia que dentro de este patio la vida la dan sus plantas, pero también una alberca-fuente que en verano es el mejor de los aliados contra el calor. Es el recinto con más árboles de todos, desde jacarandas hasta palmeras, y tiene algo que ningún otro recinto en concurso tiene, un invernadero con decenas de variedades de cactus.

Escañuela, 3, Pedro Verdugo, 8 con su pozo árabe sobre suelo de cantos de río o las plantas aromáticas de Alfonso XII, 29 son otros de los recintos que conforman la ruta que encuentran en la calle Isabel II, dos recintos juntos, pero no revueltos. El primero, en el número 1, donde Julia Sesma, una de sus vecinas, presume de las que son las joyas de la corona; dos columnas con capiteles originales, uno califal y otro visigodo. A Isabel II, 1 se le conoce como el patio de los sentidos, porque recoge el sabor del vino, el olor de las flores, el tacto de las columnas, el sonido del agua de su fuente y, por supuesto, la vista inmejorable de todas sus variedades de plantas. Algo más lejos, en el número 25, la que fuera profesora Carmen Pinto recibe entre sonrisas a todo el que se acerca a su patio. Cuida con esmero sus más de 200 plantas, lo que ella calcula, con el tamaño del sitio, que pueden ser 20 macetas por metro cuadrado. Tiene un sistema de riego mecánico para las flores que están más altas, pero prefiere el tradicional, el de toda la vida. En una vidriera Pinto y su marido, Manuel Ortega, guardan una colección de fósiles que han ido encontrando a lo largo de sus muchos paseos por la sierra y que ahora exponen junto a un recuperado pozo medieval.

La ruta Regina-Magdalena incluye también el patio de Manuel Aguilar y Concepción Campoy, en Manchado, 6. Toda la arquitectura es obra de Aguilar, ingeniero técnico, que explica que el recinto incluye tres casas, todas ellas conectadas en una misma, en torno a una fuente central. Este ingeniero comenta que el cuidado de las plantas es extremo ya que las dos semanas que están expuestas a lo largo del concurso suponen también un daño para las mismas. A pesar de ser un patio moderno, tiene aires antiguos, árabes y romanos, además de una variedad destacable de especies.

Hay que callejear para llegar hasta Pedro Fernández, 6 donde Ana Balbuena advierte a los visitantes sobre el peligro que corren las plantas si se tocan. Balbuena explica que hay ganas de llevarse algún premio, este es el segundo año que se presenta, pero la cuidadora ya llevaba años preparando las plantas para presentarlo al concurso. Como broche final está el pequeño patio de Conde de Arenales, 4, que Vicente Flores y Concepción López llevan presentando 17 años al certamen. La casa data de 1870 e incluye objetos como un guadamecí de Córdoba elaborado por López.

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