Recompensa al esfuerzo cordobés
La Junta premia el trabajo de 11 colectivos y personas que trabajan por la investigación, la cultura, el desarrollo social, la seguridad, la agricultura, la joyería y la medicina
Orgullo de pertenencia a una tierra como Andalucía y trabajar por ella. Orgullo por pertenecer a una región y, por ende, a una provincia que aún tiene mucho que decir. Una recompensa también al esfuerzo. Orgullo patrio y muestra del saber hacer fueron, sin duda, algunos de los sentimientos que protagonizaron ayer la entrega de las distinciones a 11 entidades y profesionales públicos de Córdoba con motivo de la celebración, el próximo martes, del Día de Andalucía. Joyería, educación, medicina, el mundo de las letras, el de la fotografía, la agricultura, la investigación, la solidaridad, la lucha contra la violencia machista -esa lacra que lejos de desaparecer, sigue acabando con la vida de mujeres-, el desarrollo poblacional y también, cómo no, el flamenco. La Junta distinguió a todos los sectores de la sociedad cordobesa en una gala que se desarrolló en el Teatro Góngora y que dio buena fue del trabajo que se gesta en la provincia.
Una gala presidida por la consejera de Cultura, la cordobesa Rosa Aguilar, quien tiró de recuerdos al señalar que el próximo martes es un día en el que hay que tener una "doble mirada". Una de ellas porque aquel 28 de febrero de 1980 "Andalucía conquistó la autonomía" y, la otra porque hace ahora diez años "se reformó el estatuto", un proceso por el que "se quedaron blindadas" competencias como la educación y la sanidad. Y una reforma que se consiguió fruto "del diálogo, el consenso y el acuerdo". Por ello, para la que fuera alcaldesa de Córdoba por IU, también hay que "recordar todo lo que hemos hecho en estos años". Andalucía, a su juicio, "es una tierra de valores y que avanza en igualdad". No se olvidó de hacer referencia a los 11 premiados de este año, de los que consideró que "muestran lo mejor más y lo mejor de Córdoba".
Y ese orgullo por la tierra tampoco se escapó del discurso de la delegada del Gobierno, Rafaela Crespín, a quien se la vio disfrutar a lo largo de toda la jornada, en uno de días -quizás el de más satisfacción profesional para ella- en el que la sonrisa no desapareció de su rostro. A su juicio, la celebración de ayer sirve para que "esta tierra sea mejor y seguir atendiendo los desafíos". Es más y, como suele ocurrir en este tipo de ceremonias, tiró de frases ilustres y, en esta ocasión, se decantó por el gran Federico García Lorca y, según las palabras del poeta "Andalucía es increíble. Oriente sin veneno y Occidente sin acción".
Crespín, además, jugaba en casa porque La Carlota -localidad de la que fue alcaldesa- fue de una de las poblaciones, junto a Fuente Carreteros, San Sebastián de los Ballesteros, Fuente Palmera y Ochavillo del Río, que recibió una distinción. La razón: el 250 aniversario de su creación por parte de Carlos III. En representación de estas denominadas Nuevas Poblaciones tomó la palabra el alcalde de La Carlota, Antonio Granados (PSOE), quien recordó la figura de Carlos III y reconoció que con este premio todas estas pequeñas localidades confían en que sirva para "impulsar el turismo y el desarrollo" de la zona. A modo de anécdota, Granados indicó que aún hoy, después de 250 años de su creación, en estos municipios "aún quedan símbolos de la época y también rasgos físicos" en su vecinos, "como ojos claros y apellidos como Heis", entre otros. No en vano, los primeros moradores de estas tierras llegaron desde Centroeuropa.
Y también apegado a la tierra cordobesa y gracias a una labor por la que el campo cordobés sacia su sed, la Junta reconoció la trayectoria de Cristóbal Lovera Prieto, ingeniero agrónomo, experto en olivicultura y elaiotecnia, y que fue presidente de la Comunidad de Regantes del Genil-Cabra. Aunque aseguró que no es el único artífice de que el regadío llegara a esta zona de la provincia cordobesa, Lovera Prieto recordó que su trabajo salió adelante por tener "una clara visión del sector agrícola y gracias a la apuesta de las diferentes administraciones". "Las cosas se hacen porque hay que hacerlas y era el momento", resumió. Y si el regadío genera vida, quien estudia al detalle y espera pacientemente a fotografiar el campo son los componentes de la Asociación Fotógrafos de la Naturaleza (Fonacor), organización que tiene un compromiso con la protección de la naturaleza los valores naturales, culturales e histórico-artísticos que representa. Su presidente, José María Millán, aseguró que este premio es "un reconocimiento a los diez años de trabajo de este colectivo".
La joyería es uno de los puntales de Córdoba y, por ello, el sector también recibió su galardón. En este caso, fue a parar a la empresa Diseños Carodi, una compañía que da empleo a 40 personas de manera directa y a otras 30 de manera indirecta. Su propietario, Manuel Morales, consideró también que este premio es "un espaldarazo" para esta firma que desarrolla una integración de procesos de I+D+I propios y exclusivos y aplica la tecnología a materiales como el nácar.
"No me gustan los premios", aseguró tajante el cardiólogo José Suárez de Lezo Cruz Conde, que durante 40 años se ha dedicado a cuidar el corazón de miles de cordobeses. Ahora, transcurrido todo este tiempo, aseguró que la sanidad vive "momentos complicados" y consideró que la misma "se sostiene a base del esfuerzo de los profesionales".
Suárez de Lezo Cruz Conde desarrolló parte de su trabajo en Canadá, donde logró grandes avances en la investigación cardíaca que luego se aplicarían en el Hospital Reina Sofía. Un buen ejemplo para jóvenes investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) como Ana María Herruzo, Blasi Pereira y Francisco Javier Palacios. Los tres participaron en el primer congreso científico de Investigadores Noveles de la UCO, una cita de carácter interdisciplinar con el objetivo puesto en alcanzar la excelencia, crear vínculos y revertir su trabajo a la sociedad. Los tres también se llevaron su distinción. Herruzo se erigió en su portavoz y reconoció que a pesar de estos galardones, los jóvenes "necesitamos que -las administraciones- sigan apostando por nosotros para investigar".
Claro que para llegar a la Universidad, antes hay que pasar por la educación reglada y hace algunas décadas eso de aprender a leer y escribir era harto difícil para muchas familias. Hace no tanto tiempo, la Junta puso en marcha la Red de Centros de Educación Permanente y los esfuerzos se centraban entonces en eso, en enseñar a leer y a escribir a personas -en su mayoría mujeres- que de pequeños no tuvieron esa oportunidad. En 1987 esta red recibió un premio de la Unesco por la labor que desarrollaba en Andalucía y que ahora ha virado en la "alfabetización digital y la enseñanza de inglés", según expuso Natividad Saiz, en representación de esta organización.
Pero la formación no se limita al ámbito estrictamente académica, puesto que entidades como la Fundación Proyecto Don Bosco -otro de los galardonados por la Junta- desarrolla diversos programas socioeducativos, de atención residencial y de inserción sociolabores; también esta entidad fue galardonada por el Ejecutivo autonómico. Su responsable, Ignacio Vázquez, recordó que cada año atienden a unos 2.500 jóvenes, sobre todo, en los barrios del Guadalquivir y San Lorenzo.
La lucha contra la violencia a las mujeres también recibió su distinción, en este caso, el Equipo Libra, la Unidad de Atención a la Mujer de la Policía Local de Córdoba, que ofrece apoyo a las víctimas de la violencia de género. El servicio se puso en marcha en 1994 y, desde entonces, "ha habido muchos cambios", anotó la agente María del Carmen Flores, quien destacó que el reconocimiento supone "un impulso para seguir trabajando".
En el ámbito de las letras la revista literaria Ánfora fue la distinguida y su creador, hace ahora 28 años, José María Molina, recordó que desde entonces han sido más de medio millar los autores que han dejado sus notas en la publicación.
Todos los galardonados, además de Manuel Moreno Maya El Pele, recibieron la bandera de Andalucía y una escultura diseñada por la Escuela de la Madera de Encinas Reales y la Escuela de la Joyería.
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