La Gloria de San Agustín

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  • Me habría gustado que los mil domingos hubieran llegado en otro momento, sin mascarilla de por medio

Una mujer lee un ejemplar de 'el Día'.

Una mujer lee un ejemplar de 'el Día'. / Juan Ayala

Ha sido empezar a escribir la columna de este domingo y sentir como me tiemblan las piernas y como el corazón se me vuelve loco, que parece un caballo galopando. Normal, que no todos los domingos se cumplen mil domingos, mil, que se dice pronto, en un periódico. Y menos en los tiempos que corren, que todo va tan rápido y parece que nada dura. Pues eso, que estoy muy nervioso y muy emocionado.

Ya ves tú la de gente que he conocido, que si me pongo a contar los alcaldes y alcaldesas que he conocido seguro que me equivoco, que aunque yo soy mucho de memoria, a veces la cabeza me falla, como a todo el mundo. Y maquetas, no habré visto maquetas, si se hubieran hecho todas las que he visto Córdoba sería ahora más grande que Nueva York y hasta puede que me quede corto, lo que yo les diga. Y algunas de echarse las manos a la cabeza, que prefiero olvidar.

Y si ya hablamos de fútbol, pues qué decir, que entre ascensos, descensos, líos, presidentes, locuras y demás cosas podría estar escribiendo una enciclopedia, y seguro que me haría falta espacio, pero mucho. Eso sí, en estos mil domingos hemos visto al Córdoba en Primera. Que luego acabó siendo un sofocón, que sí, pero lo hemos visto. Pero también es verdad que casi lo vemos desaparecer, y ahí sigue, en la cuerda floja, que seguimos sin tener claro quién manda, quién paga y quién debe, y eso es lo peor que puede pasar en cualquier negocio. Y es que el fútbol, desde ya hace unos cuantos años, es un negocio como otro cualquiera.

Me habría gustado que los mil domingos hubieran llegado en otro momento, sin mascarilla de por medio, para qué les voy a engañar. Porque esto que estamos viviendo en este 2020 nunca lo he visto en los mil domingos anteriores, ni por asomo, a ninguno se nos habría pasado por la cabeza algo parecido. Pero hoy yo no quiero hablar de eso, y lo que quiero es agradecer a todos los que han pasado por el Día, tanto directores y periodistas, y demás empleados, todos buena gente, el buen trato que siempre me han dado, que han conseguido que siempre me haya sentido como en casa. De tal manera, que me parece que soy el más antiguo, y así quiero seguir siendo durante muchos domingos más, otros dos mil más me apunto ya, que ganas no me faltan.

Agradecimiento también a mi Córdoba bendita, que ha sido ella la que me ha dado los temas para escribirlos. Y agradecimiento, por supuesto, a todos los que me han leído, y que son los más importantes de todo esto, faltaría más. Pues nada, que no soy yo de estas cosas, que se me nubla la vista, y nada, pues eso, que nos seguimos encontrando por aquí, si a ustedes les viene bien y les conviene.

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