ANTONIO Fuentes (Córdoba, 1974) ha sido clave a la hora de desbloquear uno de los asuntos mercantiles más difíciles de solucionar y duradero de Córdoba, el de los Laboratorios Pérez Giménez, que lleva cuatro largos años de conflicto. "Creo que parte del trabajo de los jueces es mediar entre las partes, porque en ocasiones el hecho de estar cruzando escritos y solicitudes en el Juzgado lo que hace es dilatar los procedimientos y, si cabe, provocar que se enroque cada parte en sus posiciones", indica. Parte de ese éxito logrado lo tiene su experiencia como juez de lo Mercantil en Málaga, donde se tuvo que enfrentar a casos -como el de Pérez Giménez- realmente duros de solucionar. "En el caso de Pérez Giménez, entendí que su procedimiento concursal se había extendido ya demasiado en el tiempo; acababa de resolverse un incidente y se iba a interponer otro, las instalaciones llevan mucho tiempo cerradas y se están depreciando y luego está el tema de los trabajadores, por lo que era el momento de intentar buscar algún tipo de solución pactada y eso fue sencillamente lo que hice", explica. Lo que hizo significó que las partes firmaran un acuerdo de compraventa cuando el conflicto más se enconaba.
-Tras la firma de ese acuerdo de compraventa del pasado 29 de marzo, ¿teme que al final no cuaje por alguna circunstancia lo de Pérez Giménez?
-Hombre, con los antecedentes que tenemos en este procedimiento concursal, uno no puede estar tranquilo. Creo que lo que se hizo el día 29 de marzo es un paso importante, porque realmente todos los escollos que había entre las partes están resueltos. Si ahora alguno se descuelga, pues habrá que preguntarle a él. Ese acuerdo lo que nos dice es que nos vamos a ir a un día de mayo como fecha límite en la que la adjudicataria tiene que llevar un aval y a partir de ahí procederse a levantar unas cargas registrales, pero eso no lo hace el administrador concursal, simplemente va y lo pide. Es tan sencillo como decirle al registrador levánteme usted esas cargas, pero para eso necesita que los titulares de esas cargas le den su autorización. La administración concursal debe pedirle a esos titulares que le den la autorización.
-¿Y dónde ve el problema?
-Entre esas cargas están las de bancos que, en principio, ya tienen las autorizaciones como comprometidas e incluso dadas. Y también, y éste es uno de los problemas que nos podemos encontrar, hay acreedores públicos. Creo que tenemos la agencia IDEA, que pertenece a la Junta, creo que está la Tesorería, no sé si hay algo de Agencia Tributaria… Y, por lo que a mí me cuentan, parece que con estos no las tienen del todo consigo. Se trata de que haya voluntad por parte de estos organismos públicos para que efectivamente estas cargas se levanten, pero es que incluso existe otro problema y no quiero acusar a nadie, ese problema está en el registro de Posadas. La ley concursal tiene un sistema para resolver esta cuestión que está fijado legalmente, pero el registrador parece que no acaba de entenderlo así, entonces está exigiendo que los titulares de esas cargas den su consentimiento para que se levanten y yo entiendo que por la regulación actual no es necesario y que bastaría una resolución mía. Pero el registrador no lo entiende así, por eso el tema de pedir a los acreedoresa que den su consentimiento.
-¿Y si al final no se dan esos consentimientos?
-Si no los tenemos, pues intentaré que el registro a través de una resolución mía proceda a levantar esas cargas, porque desde que Globalaeronautic [la adjudicataria] llegue con el aval lo único que quedará será levantar las cargas, será algo simplemente burocrático. Una vez que se levanten, ya está hecho. Por eso espero y deseo que las cargas no sean un problema después de todo lo que nos ha costado que esto se solucione entre comillas. Si ahora Pérez Giménez no llegara a buen puerto, no cuaja la venta, veremos a ver quién se lo acaba quedando y por cuánto se lo queda. Sería enrocarse para nada.
-¿Cree que en Córdoba hace falta más cultura concursal entre el empresariado?
-Por descontado. El procedimiento concursal en España está estigmatizado y se ve como un procedimiento que se dedica a enterrar empresas cuando no está pensado para eso precisamente. Debería de ser para todo lo contrario, para reflotarlas y salvarlas.
-¿Y por qué?
-Simplemente no hay cultura de derecho concursal en este país. En otros países el procedimiento concursal se usa muchísimo más. Hace poco, había una estadística a nivel internacional que hablaba de que en Chequia había de 10 a 12.000 concursos, que es el pico que hemos alcanzado en España, cuando Chequia es un país mucho más pequeño y con mucha menos actividad que España. El empresariado y los asesores tienen que entender que el procedimiento concursal sirve si se usa a tiempo. Esto es como un enfermo; si me estoy muriendo y no voy al médico y voy cuando estoy para que me den la extremaunción, pues el médico puede hacer poco. Si voy cuando empieza la enfermedad me puedo morir también, no digo que esto sea la panacea, pero al médico le doy más opciones para curarme. Además, tenemos la suerte de que contar con una de las legislaciones más avanzadas en materia concursal que hay en Europa.
-En su etapa en Málaga leí en alguna entrevista sus quejas respecto al colapso que sufría en su Juzgado. ¿Cómo está ese asunto en el de Córdoba?
-El Juzgado de lo Mercantil es fundamentalmente uno de los que más ha sufrido toda la crisis y Málaga está bastante peor que Córdoba en cuanto a volumen de trabajo, estando Córdoba muy mal también. En Córdoba, desde la primavera del pasado año que entró una compañera de refuerzo, está mejor porque eso permite resolver el doble. Nos ha posibilitado rebajar el plazo de señalamiento, aunque sigue siendo extenso, y ahora estamos señalando para mayo de 2017, aunque obviamente no le hará mucha gracia a quien ponga una demanda y le digamos que vuelva en año y medio. No obstante, si no hubiese estado aquí mi compañera, pues quizás estaríamos señalando para dos años y medio o vete tú a saber.
-¿Y cómo se soluciona?
-La solución es poner más jueces y lógicamente medios humanos, porque si nosotros resolvemos mucho y la oficina judicial luego no da abasto para tramitar toda la cantidad de asuntos, esto es como ir pasando el colapso de una mesa a otra. Tiene que ir todo acompasado. Esa es la solución. También es cierto que desde octubre que se han rebajado mucho las competencias de los Mercantiles, el volumen de entrada ha descendido mucho. Se nos han quitado las competencias en cláusulas suelo y eso ha supuesto un balón de oxígeno para el volumen de entrada del Juzgado, pero tenemos mucho atrasado. Tenemos un tapón y tenemos que purgarlo y eso nos va a llevar tiempo.
-Supongo que ese colapso hará daño a la economía provincial.
-Obviamente. El dinero donde tiene que estar es en la calle circulando y no en una cuenta de consignaciones del Juzgado pendiente de si hay una sentencia de una forma o de otra. Por supuesto que eso influye en la economía de la provincia. Estos son juzgados que se crearon precisamente especializados en esta materia con la finalidad de que todo el circuito económico tuviera su jurisdicción especializada para que se resuelva rápido por magistrados expertos en esas materias, pero lo que se ha conseguido es todo lo contrario, porque los hemos colapsado. Los estudios internacionales dicen que una de las cosas que más valoran los inversores a la hora de realizar inversiones en un determinado lugar es su sistema judicial, cómo de rápido se resuelven los conflictos, porque un inversor no quiere tener un asunto metido dos o tres años en un juzgado a ver si le pagan o no le pagan. Eso es totalmente antieconómico
-¿Eso no lo ve la Administración?
-La Administración no nos da medios, que es lo que tiene que hacer.
-Es la eterna queja de la Justicia clamando en el desierto...
-Claro, y con razón. Es que aquí no hay varitas mágicas. Yo siempre pongo el mismo ejemplo: si un médico puede operar a siete pacientes, no debe operar a diez. A mí no me gustaría que un médico después de operar a siete pacientes y llevar diez horas en el quirófano me opere. Lo que hace falta es poner dos médicos, pero no sólo dos médicos, hará falta un anestesista y una enfermera, y un sitio donde operar adecuado. ¿A usted le parece digno que un Juzgado esté en los bajos de un edificio, que estemos aquí?
-Bueno, muy del siglo XXI no es.
-Ya lo puede ver. Esto es un bajo de un edificio de viviendas que está panelado con pladul. Le cuento una anécdota. La semana pasada tuvimos aquí a unos albañiles durante unos días que llenaron esto de plástico y, con perdón, había un pestazo a mierda porque lo que se había roto era una cañería de un vecino de arriba. Esto no es razonable, de verdad, esto no es razonable, ni siquiera digno. Si se ha denunciado que en el Supremo se trabaja literalmente con una penuria de medios, con los medios que hay allí, donde hay un cuerpo de asesores técnicos y gente que le hacen mucho trabajo que no es de resolución pura, imagínese aquí nosotros sin nada de eso. Si tenemos que buscar una sentencia o tirarnos tres o cuatro horas mirando la base de datos lo hacemos nosotros. Si hay penurias en el Supremo, imagínese en este juzgado de Córdoba.
-Leí en una entrevista suya que en Málaga llegó a tomar pastillas para dormir por ese colapso.
-Se sorprendería de la cantidad de compañeros que tenemos problemas de estrés. Claro, la gente piensa que nos pasamos el día sentados, muy bien. Y mire, cuando uno tiene una montaña de asuntos que resolver y cuando además esto es una profesión muy vocacional uno lo que quiere es trabajar y trabajar bien y darle una respuesta a la gente. Y cuando uno no lo puede hacer, pues te crea agobio. Aquí ahora estoy un poco mejor que en Málaga, pero lo de Málaga era horrible. Con el asunto de Pérez Giménez, por ejemplo, yo me he tirado tres o cuatro días que no he hecho nada dedicándome sólo a ese asunto. Y si yo estoy tres o cuatro días dedicado sólo a un asunto la montaña sigue creciendo. Cundo yo dejo de poner sentencias un par de días, tengo que recuperar el trabajo el fin de semana o cuando pueda. Esto no es una jurisdicción normal, como un contencioso o un social. Aquí tienes que reunirte con los concursales, atiendes a trabajadores, atiendes a mucha gente. Este tipo de juzgado exige mucho tiempo al juez para hacer cosas que no son dictar una sentencia o poner un auto. El ejemplo es el de Pérez Giménez. Hubo que hacer una comparecencia, estar dos o tres horas allí metido, redactar luego resolución y a mí eso no me cuenta para nada. A nosotros el Consejo nos fiscaliza a través de cuantas resoluciones dictamos. Debemos de ser los únicos funcionarios que estamos fiscalizados de esa forma. Todo eso que he hecho en Pérez Giménez no se computa, aunque lo hago encantado, porque es mi trabajo. A mí lo que se me computan son sentencias. Si me dedico tres o cuatro días a resolver ese tema, que ojalá que acabe bien porque es bueno para todo el mundo, eso no es trabajo. Pues de eso, en este tipo de juzgado, todos los días. Y ni siquiera aquí tengo una sala digna para poder reunirme, donde me pueda sentar con ocho o nueve personas. Me tuve que ir a la sala y empezar los juicios mucho más tarde. Si tuviera una sala donde me pudiera sentar con alguien, a lo mejor lo haría más. Es que no tengo ni una maldita silla ni una maldita mesa para poder hacerlo.
-También le he oído decir que la Justicia más que vivir, sobrevive.
-Sobrevive y mal, con el esfuerzo diario de los que trabajamos aquí, que tenemos problemas todos los días de todo tipo. Hay día que no nos funciona el aire y pasamos mucha calor y otros que nos morimos de frío. Eso puede parecer una chorrada, pero son pequeños detalles. Los papeles por el suelo, no tener un sitio donde poderte reunir con las partes, pantallas de ordenador recuperadas de las que tenían por ahí 2004... Es todo una miseria y es lo que hay. Perdemos horas en el ordenador para leer un pdf por el sistema de ordenador. Váyase usted a la Agencia Tributaria, a ver los ordenadores que tienen, a ver si allí se tarda tres horas como aquí en abrir un pdf. Cuando hay voluntad de hacerlo se hace, pero como aquí no hay voluntad, pues así estamos. Luego la culpa es del juez que ha tardado mucho. Me hace mucha gracia cuando salen los políticos diciendo que lo que quieren es que las causan se resuelvan cuanto antes. ¡Qué graciosos!, me digo. Es que ellos son los que nos deben dar los medios para resolver cuanto antes. La gente no sabe el daño que este tipo de cosas hace. Los inversores, como he dicho, se lo piensan mucho antes de invertir en un país así. Esto hace mucho daño, un daño que no se ve porque políticamente no da votos. Los políticos saben que lo que da votos es que te atiendan bien en un hospital, pero es que no tener un sistema judicial que funciona hace también mucho daño.
-¿Y cree que eso lo entiende la gente?
-No, no lo entiende. Primero piensa que esto es culpa de los que aquí trabajamos, que nos tocamos las narices y eso es mentira. Las estadísticas de resolución dicen que los jueces de España somos los que más resolvemos, yo creo, que de todo el mundo. Aquí vienen jueces y fiscales de intercambio que se echan las manos a la cabeza sin explicarse cómo en un juzgado de instrucción central se pueden llevar tantas macrocausas de narcotráfico, de terrorismo, hasta 200 ó 300 casos, cuando allí cada fiscal lleva diez o 12 asuntos. Esto ya te hace pensar que los políticos no quieren que esto funcione. Porque ahora está la excusa de la crisis, pero es que la Administración de Justicia está mal desde siempre y aquí ha habido muchos años de vacas gordas. Aquí ha habido años en que había para todo, pero para la Justicia no. El edificio judicial, por ejemplo, que están haciendo en Córdoba, ¿por qué no se ha hecho antes? Se gastaba el dinero en otras cosas. Todo esto hace daño a un país, a la economía. La Justicia es esencial que funcione, la gente tiene que ver que la Justicia funciona y no que los procedimientos se eternizan, que esto es un pitorreo. No es razonable que pongas una demanda y que poco menos te tengas que echar a dormir a esperar solución.
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