Música

Muere el tenor cordobés Pedro Lavirgen, una de las grandes voces de la lírica española

El tenor cordobés Pedro Lavirgen, en un acto en Córdoba en 2020.

El tenor cordobés Pedro Lavirgen, en un acto en Córdoba en 2020. / Juan Ayala

El tenor cordobés Pedro Lavirgen ha fallecido a los 92 años este domingo tras vivir una exitosa trayectoria con la que obtuvo reconocimiento en todo el mundo. Entre sus logros, está su triunfo durante 19 temporadas seguidas en el Liceo de Barcelona, mientras que en Viena fue durante 12 temporadas el máximo tenor.

El artista formó parte de de una generación dorada de intérpretes líricos españoles y actuó en los principales escenarios internacionales como la Staatsoper de Viena, la Scala de Milán, el Covent Garden londinense, el San Carlo de Nápoles o el Metropolitan de Nueva York. 

Primer tenor de la Compañía de Zarzuela Amadeo Vives en los años 60 e icono indiscutible de la Antología de la Zarzuela de José Tamayo, debutó en la ópera con Aida de Verdi, en México, en 1964, y con Carmen de Bizet en el Teatro del Liceo, de Barcelona, en 1965. Fue catedrático de canto en el Real Conservatorio de Madrid desde 1978.

Nacido en Bujalance (Córdoba) el 31 de julio de 1930, su nombre completo es Pedro Lavirgen Gil. Sexto de una familia de ocho hermanos que al exiliarse, en 1936, a causa de la Guerra Civil, perdió a uno de sus miembros, su hermano Rafael.

Finalizada la contienda, y durante el viaje de regreso a su pueblo, sufrió una caída del camión en que viajaban, por lo que hubo de convalecer durante largo tiempo en la Clínica de los Hermanos de San Juan de Dios, en Córdoba, donde fue operado y donde entró a formar parte del coro, del que llegó a ser solista.

Ya dado de alta, fue también solista en el coro parroquial formado en Bujalance por el carmelita descalzo Ladislao Semosiaín, quien detectó sus dotes para el canto y le animó a formarse musicalmente.

Con casi 14 años, rigidez en una pierna y salud quebradiza, Lavirgen, aún sin saber leer ni escribir, comenzó a estudiar por deseo de su padre, que no le consideraba capaz, como sus hermanos, para ganarse la vida con las manos. Logró hacerse maestro de primera enseñanza, y con apenas 20 años ejercer la docencia.

Trabajó como maestro en Bujalance hasta que, cuatro años después, decidió solicitar una plaza de profesor interino y trasladarse a Madrid. Aconsejado allí por el padre Ladislao, ingresó en el Real Conservatorio de Música para estudiar solfeo y seguir estudios de arte escénico en la Escuela Superior de Arte Dramático.

Ese mismo año, 1954, entró a formar parte del Coro de Cámara de Radio Nacional de España donde coincidió con Inés Rivadeneyra, Isabel Penagos y Teresa Berganza, y más tarde del coro de Los Cantores de Madrid, que dirigía José Perera, anexionado más tarde al Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Tras abandonar el Magisterio en 1956, ingresó en la Compañía del Teatro de la Zarzuela de Madrid, simultaneó durante los tres años siguientes su trabajo en el Coro de Radio Nacional de España y el Teatro de la Zarzuela y perfeccionó canto y técnica musical con el tenor Miguel Barrosa.

Tuvo su gran oportunidad en julio de 1959, cuando el tenor Julio Julián, titular de la compañía, y que esos días representaba Marina de Arrieta en el Teatro Fleta de Zaragoza, se negó a cantar las dos funciones programadas, y le hicieron una prueba.

Debutó con gran éxito como solista el 12 de julio de 1959, y, a partir de 1961, recorrió toda España como primer tenor de la Compañía de Zarzuela Amadeo Vives, bajo la dirección de José Tamayo.

Doña Francisquita, representada en varios escenarios españoles, le proporcionó en 1962 el Premio Nacional de Interpretación Lírica y la consideración de uno de los mejores intérpretes de zarzuela de todos los tiempos, además de la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Decidido a pasarse a la ópera, en octubre de 1964 debutó en el Teatro Bellas Artes de México con la Aida de Verdi, y dos meses después, en el Gran Teatro del Liceo, de Barcelona, con Carmen de Bizet.

Cantó Turandot, también en México, en 1965 con Birgit Nilsson y Montserrat Caballé, y en febrero de 1976 debutó con Aida en la Scala de Milán, con Caballé y Piero Cappuccilli; con Pagliacci en la Staatsoper de Viena, donde actuó doce temporadas consecutivas; y con Tosca en el Metropolitan de Nueva York, en 1968, la misma temporada en la que también debutaron Jaime Aragall y Plácido Domingo.

Debutó con Ivespri siciliani en el Colón de Buenos Aires, e interpretó Turandot en la Scala. Sus triunfos se repitieron en las temporadas siguientes en varios países, y óperas tan famosas como Otello, Il Trovatore, Tosca, Lohengrin, Sansón y Dalila; y en escenarios tan emblemáticos como las Termas de Caracalla en Roma, la Arena de Verona, San Francisco, Munich y Berlín.

Perfeccionó su técnica en Milán con Alberto Soresina, a partir de 1966, y en 1979 aceptó la oferta de José Tamayo para cantar de nuevo en Antología de la Zarzuela. Vino luego un nuevo retorno a la ópera, y en 1984 de nuevo a la antología de Tamayo que le convirtió en su icono indiscutible en sucesivas temporadas.

Premio de Canto Federico Romero 1986, se volcó entonces en conciertos de ópera y zarzuela, y en su cátedra de Canto en el Conservatorio de Madrid, de la que fue titular desde 1978.

Prácticamente retirado desde 1993, entre sus actuaciones de su última etapa figuran el papel protagonista del Don Carlo de Verdi, en el Liceo de Barcelona, en noviembre de 1988; la ópera Payasos, en octubre de 1989, en el II Festival Internacional de Arte Lírico de La Habana; o el recital de ópera que ofreció el 9 de noviembre de 1990 en Jérez (Cádiz).

Cuenta en su haber con grandes premios, como el Nacional de Interpretación Lírica 1962 y 1972, Medalla de Oro del Liceo de Barcelona en 1969, Verdi de Oro 1973, Sacra Lírica de Parma (Italia), Medalla de Oro del Club de la Ópera de México 1965, Jussi Bjoerling de Módena 1977, Gran Premio Nacional Español del Disco y el Gran Premio del Disco del Festival de Mar del Plata.

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