Obituario

Muere Rafael Martínez Ruiz a los 106 años, símbolo del comunismo en Córdoba

Fotograma del vídeo 'Rafael Martínez Ruiz, 100 años contigo'.

Fotograma del vídeo 'Rafael Martínez Ruiz, 100 años contigo'. / El Día

La vida de Rafael Martínez Ruiz (Tánger, 1914), símbolo del comunismo en Córdoba, se ha apagado en la madrugada de este martes para siempre, según han informado sus cuidadores. A los 106 años, que cumplió el pasado 25 de marzo en pleno confinamiento con un vídeo de ánimo que se hizo viral en todo el mundo, Rafael Martínez ha dicho adiós dejando a sus espaldas una vida que ha ejemplificado el devenir de la izquierda durante décadas.

Por resumir, nació en Tánger "por accidente", como solía decir, el 25 de marzo de 1914. Sus padres regresaron pronto a Jerez de la Frontera, donde se encontraba registrado, y más tarde vivieron en Santaella y Fernán Núñez. Después de la guerra, ya con su familia, emigró a Francia como muchos otros españoles en busca de un futuro económico que encontró en Aviñón. Volviendo a España en 1963 para pasar la Nochebuena con sus hermanos, un gravísimo accidente de coche en Valencia le cambió la vida de forma dramática: perdió a toda su familia excepto a una hija, Anita como la llamaba.

Tras 18 años viudo, contrajo matrimonio en segundas nupcias con su queridísima Ana Claro, "muy comunista" como a él le gustaba recordar, que falleció hace cuatro años. El matrimonio se convirtió pronto en un símbolo de resistencia y, durante décadas, Rafael y Ana, que tiene una calle en Cañero, fueron el estandarte de esta corriente política en Córdoba, un movimiento que sigue latiendo todavía en las instituciones de la ciudad y que de alguna manera ha sido la sangre que bombeaba la vida de este vecino de Fátima.

"Mi padre me llevó a recoger el carnet del Partido Comunista a Écija", describía el pasado marzo con nitidez en una entrevista con el Día, en pleno confinamiento. "Mi vida es esa", resumía entonces con orgullo.

"He vivido dos gripes que fastidiaron mucho, pero esta debe ser de las más malas que hemos pasado los españoles", intentaba rebuscar en una memoria donde el paso del tiempo acumulaba recuerdos de más de un siglo. En todos estos años, todo lo que vivió, serviría para llenar varios volúmenes de Historia Contemporánea. Conflictos bélicos, la caída de sistemas políticos, cambios económicos, varios crisis mundiales... De todo esto daba cuenta la memoria lúcida de Rafael, buen conversador hasta sus últimos momentos.

El pasado marzo, en pleno confinamiento por la pandemia de coronavirus, este superviviente de la gripe española y de tantas otras cosas lanzaba un mensaje de ánimo que llegó a todo el mundo: "Hay que aguantar el chaparrón que se nos ha venido encima". El covid-19 era otra piedra en el camino de una vida larguísima, de sopetón, le privó de los pequeños placeres, como los paseos hasta La Campera, el bar de la Fuensanta hasta donde cada mañana acudía a compartir un café o una copa de vino con los demás parroquianos y para conversar un rato.

En las últimas semanas, su estado de salud había empeorado. Incluso, llegó a pasar varios días en coma, del que despertó como si aquello hubiera sido un sueño largo y pesado. Su vida se ha apagado para siempre esta madrugada.

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