Muere a los 55 años Francisco Cerezo, abogado y, ante todo, un hombre bueno
Una fulminante enfermedad se llevó ayer por delante la vida del abogado cordobés Francisco Cerezo López a los 55 años de edad. Persona de amplia cultura y conversador incansable, desarrolló su actividad profesional en los ámbitos del Derecho Civil y del Penal y se caracterizó por estar siempre del lado de los más débiles y por defender aquellas causas que en su conciencia consideraba dignas de luchar por ellas. Recordadas son por ejemplo sus labores de defensa de las mujeres que denunciaban el rapto de sus hijos por parte de los padres tras las separaciones en una época en la que este tipo de casos solían minusvalorarse. Paco, como lo conocían sus próximos, mantenía sin embargo con la abogacía una relación de ida y vuelta, pues a menudo, en su charla, mostraba también su desencanto por la profesión que eligió y en la que hubo de ver y de vivir muchas cosas.
Las pasiones de Francisco Cerezo iban sin embargo mucho más allá de su profesión, pues como hombre vehemente que era y especialmente sensible, vitalista, casi nada le era ajeno. Le fascinaba el mar de Cádiz, amaba la literatura y la historia, no desdeñaba el debate ideológico, y gustaba de la fiesta de los toros desde la misma cuna. De hecho, su padrino fue el matador José María Montilla, que era gran amigo de su padre, el topógrafo Francisco Cerezo Serrano, y que le brindó un toro al recién nacido el mismo día de su natalicio, el 26 de abril de 1959. Cerezo llegó incluso a probarse en los ruedos en su mocedad. Pero más allá de pasiones mundanas, Paco tenía en sus últimos años dos pasiones divinas: su hija María Dolores y su compañera, la escritora Matilde Cabello. Junto a ella formaba una pareja de cine: elegantes, cultos, divertidos, cariñosos. Pocas veces se habrá visto a alguien tan enamorado como lo estaba Paco de su Matilde. Pasión eterna. Descanse en paz este hombre bueno de voz profunda y carácter inolvidable.
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