Entrevista
  • Horeca cuenta ya con más de 200 establecimientos adheridos y su presidente asegura que la asociación está para "sumar" y "defender los intereses generales" del sector

Miguel Ángel Morales: “Estar detrás de una barra es muy sacrificado y requiere psicología, pero es lo que hay”

El presidente de Horeca, Miguel Ángel Morales. El presidente de Horeca, Miguel Ángel Morales.

El presidente de Horeca, Miguel Ángel Morales. / Juan Ayala

Escrito por

· Lourdes Chaparro

Redactora

Junto con su hermano, forma parte de la tercera generación de una familia de hosteleros bien conocida de Córdoba y ha decidido seguir sus pasos. Miguel Ángel Morales (Córdoba, 1990) es, además, el presidente de Horeca, la nueva asociación de la hostelería cordobesa, que ha surgido, según cuenta, “por el descontento” que había en el sector. Confiesa que alguna vez se considera “un tabernero" más de la ciudad.

–¿Por qué surge Horeca?

–Horeca surge por el descontento que hay en el sector y para defender los intereses generales de la hostelería y no de unos pocos.

–¿Y a qué se debía ese descontento?

–La gota que colmó el vaso fue el pasaporte covid, aunque había más factores, como tener que cerrar los bares a las seis de la tarde o la limpieza del mobiliario cuando había sitios en los que no se limpiaba. Pero como digo, la gota que colmó el vaso fue el pasaporte covid. Había gente que decía que todos los hosteleros habíamos dicho que sí y eso era mentira porque se cancelaron muchas reservas en Navidad, que es la época en la que más se vende. Algunos incluso tuvieron que cerrar porque no tenían sitio para atender a la gente. Eso de tener que pedir el DNI va en contra de la protección de datos. Ese ha sido el descontento generalizado que ha habido y, por unos pocos, hemos tenido que pagar todos.

–La asociación reúne a más de 200 establecimientos, ¿cómo se sintió al contar con ese respaldo?

–Me sentí halagado, pero con un gran responsabilidad. Pero una persona sola no puede llevar esto; tengo detrás un buen equipo que está abierto a funcionar y lo están llevando muy bien. Todo asociado a Horeca que quiera participar tiene las puertas abiertas de la junta directiva.

–En su presentación a los medios hacían referencia a la necesidad de que “las organizaciones que pretendan representar al sector se centren en la defensa de sus intereses y necesidades”. ¿Hasta ahora las entidades de la hostelería no las han defendido?

–Nosotros pensamos que no han cogido todos los intereses y ha sido por decisión propia antes que preguntar a sus asociados.

–¿Hay malestar en el sector de la hostelería, porque ahora están divididos con la existencia de varias asociaciones?

–Hay gente que lo llama división, pero nosotros somos otro punto de vista distinto al que ya hay y damos nuestra opinión, que creemos crítica de lo que está pasando. Si el día de mañana nos sientan en una mesa para hablar de veladores, sanidad, el convenio colectivo…, nos podemos sentar a estar con ellos de la mano porque somos del mismo gremio.

–Alude a un punto de vista diferente, pero ¿cuál es?

–Nosotros somos autónomos, hosteleros. Nos duele levantar y bajar la persiana cada día, somos los que el día 30 o 31 de cada mes tenemos que pagar la cuota de autónomo, no quiero decir, que en otro sitio no sea así. Somos familias enteras, autónomos que están solos o con trabajadores… Eso es Horeca.

Un momento de la entrevista de Miguel Ángel Morales. Un momento de la entrevista de Miguel Ángel Morales.

Un momento de la entrevista de Miguel Ángel Morales. / Juan Ayala

–¿Cuales son las necesidades actuales del sector?

–La mesa de veladores, pero no solo por los que cumplen y los que no cumplen, que también está el tema del tabaco en juego. También está la inspección de Sanidad; queremos que haya un criterio común entre todos los inspectores para que todos le dieran la misma validez a todo. También está por ver el convenio colectivo y nos gustaría aportar nuestro granito de arena, y el tema de la competencia desleal, ayudar a los que no tienen papeles y legalizar su situación; denunciaremos a aquellos que no quieran cumplir. Son muchas necesidades a nivel local. A nivel estatal, la cuota de autónomos sigue subiendo y hay que pagar casi 300 euros todos los meses, el aumento del precio de la luz… Hay negocios que de pagar 1.300 o 1.400 euros al mes hemos pasado a pagar 3.000.

–Alude a la mesa de veladores. A pesar de las sanciones que se han impuesto, hay calles por las que sigue siendo imposible transitar. ¿Hay alguna solución al respecto o algún tipo de control?

–Es muy sencillo: ¿quién puede poner un velador? El que tiene licencia de apertura; quien no la tenga, no los puede poner. Esta semana hemos tenido una reunión con el presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano, Juan Andrés de Gracia, para presentarnos y vimos que ambos vamos por el mismo camino. No queremos que cierre ningún negocio, ni queremos permitirlo y, para eso estamos nosotros, para que tengan su licencia de apertura. También queremos ir de la mano de los vecinos. Si ellos tienen algo, nos pueden avisar. Es ir de la mano para llegar a un consenso y que toda la ciudad salga adelante y este mal rollo que se ha creado deje de ser tan grande.

–Insisto, hay calles por las que no se puede transitar por culpa de las terrazas.

–Vuelvo a lo mismo. Al final todo se resume a que, según me contaron, hay negocios que no tienen la documentación necesaria. Vamos a ver quiénes son para ayudarles a que la tengan. Es eso. Entiendo el malestar de los vecinos porque el que pone una mesa de más un día, se acostumbra eso.

–¿Y el convenio colectivo?

–Está terminando de negociarse y está bien planteado. Cuando nos pidan algún consejo o que le echemos un vistazo, aquí estamos para verlo, para opinar y aportar nuestro grano de arena.

–El de la hostelería siempre ha pasado por ser uno de los sectores sin horarios y mal remunerado, ¿contempla mejoras el convenio colectivo?

–Es lo que llamamos competencia desleal: el que tiene contratado por dos horas y al final echa diez. Son cosas que no me gustan y quien quiera puede venir y decir lo que quiera de mis trabajadores, ellos tienen su contrato y sin problema. Hay que intentar jugar todos en la misma liga. Entiendo el malestar de los sindicatos en este aspecto, pero por culpa de unos pocos no podemos permitir que se nos señale a todos. Cuando vienen a inspeccionar los veladores solo visitan los que aparecen en el listado. ¿Qué pasa, que el policía no tiene ojos? Si no aparece en el papel, no podemos hacer nada. A no ser que haya una denuncia de unos vecinos y entonces sí actúan. Esto es lo mismo a nivel de trabajo, de sanidad… Es lo mismo. Si falta documentación en el negocio, es imposible que podamos llevar a cabo eso.

–¿En qué situación se encuentra el sector de la hostelería?

–Está criminalizada.

Miguel Ángel Morales, durante la entrevista. Miguel Ángel Morales, durante la entrevista.

Miguel Ángel Morales, durante la entrevista. / Juan Ayala

–¿Perdón?

–Hablando a nivel de salud, hemos tenido que recortar horas, poner más espacios, en interiores hay que ir con mascarillas, que si el porcentaje de aforos… Quieras que no, me siento como un criminal de guerra, pero sigo pagando el cien por cien de los impuestos cuando estoy al 70% de mi capacidad de facturación.

–Se supone que la incidencia del coronavirus sigue a la baja después de dos años, ¿veis luz al final del túnel o todavía no?

–Cada tiempo que pasa somos un poco más positivos, pero vemos que la presión fiscal sigue siendo la misma y conforme pasan los días es peor. A la vista está que la subida de la luz, la gasolina, el pago de la cuota de la Sociedad General de Autores (SGAE) por tener cualquier medio de reproducción audiovisual… Tenemos el cien por cien de la presión fiscal con la subida que conlleva cada año, pero facturamos menos, con lo cual la lógica me lleva a decir que son más las pérdidas, por no hablar de las familias que han tenido que cerrar.

–El aumento del precio de la luz ha provocado que algunos locales hayan tenido que cerrar y que otros solo abran a las horas que hay clientes, ¿eso es rentable?

–Mi idea es que si tengo un negocio es tenerlo abierto todo el día porque el tiempo que está cerrado es tiempo que estoy perdiendo. Es un tema delicado.

–En el caso de Los Chopos, ¿cuánto ha aumentado la factura de la luz?

–En nuestro caso, ha aumentado el 170% en los últimos meses. Hemos llegado a pagar casi 3.000 euros y no hay bolsillo que lo aguante. Dentro de los precios de venta, está el porcentaje que se dedica al pago de la luz, el gas, los trabajadores y todo va incluido en el precio.

–¿Acabará esto repercutiendo en el precio de las consumiciones?

–Posiblemente haya que subirlo, pero no solo yo, sino todo el mundo. Si los números no salen, vamos al cierre.

–¿En la presentación a los medios también dijeron que desde Horeca querían dejar en segundo plano las actividades o actuaciones que no tengan relación directa con las reivindicaciones del sector. ¿A qué se referían?

–Ha llegado un momento en el que hemos dicho que sí a lo que diga la Junta, o lo que diga el Ayuntamiento o el Gobierno. Pues no, lo sentimos pero no. A nosotros nos duele cada céntimo que sale de nuestro bolsillo y también el que entra porque queremos administrarlo bien. Creemos que ha llegado un momento en el que nadie puede decidir por nosotros lo que está bien sin preguntarnos, queríamos que se nos preguntara y no se ha hecho y aquí estamos para cuando quieran preguntarnos algo, participar y atender a sus peticiones. Horeca es sumar.

El presidente de Horeca responde a las preguntas de 'el Día'. El presidente de Horeca responde a las preguntas de 'el Día'.

El presidente de Horeca responde a las preguntas de 'el Día'. / Juan Ayala

–¿Hasta cuándo se mantendrá en el cargo?

–Quiero seguir creciendo y trabajando. La fecha máxima de mandato que hemos puesto es de cinco años máximo renovable a otros cinco si la asamblea lo ve correcto.

–¿Cómo define la vida de la hostelería?

–Muy dura y sacrificada, quitando el covid, es muy dura.

–¿Por qué decidió continuar la tradición familiar?

–Estudié Magisterio de Educación Física y tengo mi titulación. También era árbitro de fútbol, estuve como monitor de fútbol sala, daba clases particulares… Me iba de casa a las siete de la mañana con mi padre al bar y ponía desayunos y comidas y me iba de monitor, luego el fin de semana estaba arbitrando fuera… Y llegó un momento en el que me dije, estoy para arriba y para abajo, no estoy viviendo y empecé a limitar ciertas cosas e hicimos el traspaso del bar de Santa Rosa a María la Judía. Y aquí me he visto al final. Somos la tercera generación. Mi abuelo en el Danubio, en la avenida de Cádiz; mi padre en Los Chopos de Santa Rosa con los tres negocios con los que se quedó más un catering, y al final estamos aquí mi hermano y yo al pie del cañón.

–¿Le dijo en algún momento que no se dedicara a la hostelería?

–Él me decía: lo que tú hagas, bien hecho está. Él pudo en su momento y yo seguro que podré. El también me dice que yo a mi edad he conseguido algo que él no pudo: ser presidente de una asociación.

–¿Qué es más difícil, gestionar un local o estar detrás de una barra?

–Es una buena pregunta. Nueve años arbitrando te dan para tener mano izquierda y mano derecha. Al final es todo. Yo dentro de mi negocio tengo la parte que me gusta, que es el tema logístico, los pedidos, pagos… con lo cual no me puedo quejar. Estar detrás de una barra es muy sacrificado, requiere psicología, pero bueno es lo que hay. Los taberneros de toda la vida han sido así. De vez en cuando me considero un tabernero más. Me encanta la figura del tabernero cordobés. Cuando voy por el Casco Histórico, por San Miguel, o por la Judería, o por la taberna de Ciudad Jardín en Fátima o por el Sector Sur y veo una taberna me gusta tomarme algo en cada sitio, es como más disfruto.

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