Medios de comunicación y salud
Humanidades en la Medicina
Los medios son una herramienta fundamental y necesaria para fomentar conductas y hábitos saludables
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Según el Observatorio de la Comunicación Científica, en las encuestas periódicas la salud es una de las principales preocupaciones de la sociedad. El interés por el periodismo científico con la aparición del Síndrome Tóxico y el sida en los ochenta marcaron un antes y un después, creándose espacios para la información sanitaria y costumbres saludables.
Los medios de comunicación podemos considerarlos como una herramienta fundamental y necesaria para influir de manera positiva en la población, fomentando las conductas y hábitos saludables. A los medios de comunicación se les ha denominado el cuarto poder después del poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial. Esta denominación fue atribuida a Edmund Burke, en el discurso de apertura de la Cámara de los Comunes del Reino Unido en 1787. Según Scott C. Ratzan, en un editorial publicado en The Journal of Health Communication, Ética de comunicación en Salud, un estudio de diciembre de 1997 realizado por el Consejo Nacional de Salud indicó que la mayoría de los estadounidenses (40%) recurren a la televisión como fuente de noticias médicas y de salud. Le siguen de cerca los profesionales de la salud como médicos, farmacéuticos y enfermeras (39%), revistas y diarios (35%), diarios (16%) y noticias de radio (4%). Aunque Internet es una fuente de información médica y de salud en rápido crecimiento, según este estudio, no se utiliza con tanta frecuencia como los medios tradicionales (sólo el 2%).
La industria del entretenimiento es también un mensajero de información sobre salud: el 32% de los espectadores habituales de la serie de NBC Urgencias indicaron que la información que recibían del programa les ayudaba a tomar decisiones sobre la atención médica de su familia, y el 12% indicó que se comunicaron con su médico por algo que vieron en el programa.
En un estudio de Stada Health Report 2022 sobre salud en Europa se recoge que un tercio de los españoles (37%) señala confiar en la información procedente influencers en temas de salud, un índice tres veces superior que la media europea, que es del 12%, siendo la de España la puntuación más alta.
Debemos de poner filtros ante la posverdad o mentira emotiva, que condiciona el falseamiento deliberado de una realidad en la que priman las creencias personales frente a los hechos objetivos, con el fin de incidir y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, tal como lo define la Real Academia Española de la Lengua; es nuestro deber hacer una verificación sistemática de los datos.
La comunicación en salud hemos de reconocerla e identificar lo que es ajeno a la ciencia, lo que nos lleva a considerar las noticias seudocientíficas que muestran tanta confusión y que establecen a veces una barrera entre los profesionales de la salud y los medios de comunicación con el consiguiente descalabro para los que reciben la información. En esas fuentes puede haber fines ajenos a la terapéutica y la ciencia, por lo que el equilibrio debe basarse en la adecuación de los principios de beneficencia, justicia y ausencia de maleficencia, además del respeto a la autonomía.
Así pues, el periodismo científico debe de ser la cadena de transmisión hacia la sociedad de toda noticia, novedad o avance con una información rigurosa, comprensible y de calidad, siendo, además, un indicador del desarrollo social. La Carta de Ottawa definió a la Promoción de la Salud como «el proceso de facultar a las personas para que aumenten el control que tienen sobre su salud para mejorarla», estableciendo, además, que los medios de comunicación son pilares claves para la promoción de la salud.
El objetivo de los medios de comunicación, es informar; de esta forma la Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud celebrada en julio de 1997, a través de la Declaración de Yakarta sienta las bases de la capacitación de las comunidades en el siglo XXI.
La función educativa de los medios es innegable, junto con la sensibilización y concienciación que lleva a una movilización de comportamientos sanos, en pro del abandono de hábitos de vida poco saludables, que se consiguen estableciendo plataformas de intercomunicación entre sector especializado y medios, sin subyugarse a la influencia política.
Pero existen unos determinantes sociales que la OMS pone de manifiesto y que son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, trabajan, viven y envejecen, incluido el condicionante de género, en un entorno social que es más perturbador en la mujer que en el hombre. Aparte existe un conjunto más amplio de fuerzas y sistemas que influyen sobre las condiciones de la vida cotidiana como la violencia en sus tres vertientes (directa, estructural y cultural).
Los grupos más desfavorecidos, algunos en extrema pobreza, no disponen de información necesaria, y aunque la tuvieran de nada les serviría.
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