María José Delgado, veterinaria: "El bienestar de los perros de caza debería ser igual que el del resto de los perros"

Entrevista a la gerente de la Clínica Veta

La gerente de la clínica Veta y vocal del Colegio de Veterinarios analiza los puntos más controvertidos de la futura Ley de Bienestar Animal y repasa la labor de los clínicos con las mascotas

María José Delgado, en la puerta del laboratorio de su clínica.
María José Delgado, en la puerta del laboratorio de su clínica. / Juan Ayala

Desde que era niña, María José Delgado (Córdoba, 1971) soñaba con ser veterinaria, una profesión "sacrificada y en la que te llevas los casos a casa", pero también muy gratificante. Hace 27 años abrió la clínica Veta, en torno a la que se ha creado una gran familia perruna y gatuna y en la actualidad es vocal de clínicos del Colegio de Veterinarios.

–En los últimos años cada vez se ven más perros por las calles. ¿Ha habido un boom en la adquisición de mascotas, lo habéis notado en la clínica?

–Y no solo de perros, la evolución en gatos ha sido superior, pero como no salen de la casa, no se observa. En la clínica lo hemos notado sobre todo a raíz del Covid. Después de la pandemia hemos visto que hay más personas que adoptan gatos más que perros. Ahora mismo, en España hay más perros y gatos registrados que niños menores de 15 años. Eso es muy significativo. Y uno de cada dos hogares tiene una mascota, así que sí hay un boom. Luego, en la pandemia había mucha gente que al pasar más tiempo en casa le notaba algo a su gato y lo traía a la clínica, por eso hemos visto más. Hay muchos gatos que no tienen microchip ni vacuna de la rabia, aunque para ellos también es obligatorio, porque no visitan al veterinario. Sin embargo, ahora todos los clientes se informan y cuando llegan con un cachorro hacen todas las pautas vacunales. Hace diez o 15 años te enterabas de que alguien tenía gato porque el dueño venía a comprar algún producto.

–¿Ha afectado la pandemia a los animales de compañía?

–Afectó en cuanto a sus hábitos porque no podían salir tanto como debían, entonces sí que nos venían perros con más ansiedad. Luego, cuando sus dueños han tenido que volver al trabajo presencial, les ha causado ansiedad por separación. Son cosas normales.

–Tampoco dejan de crecer las cifras de abandono animal. Precisamente uno de los puntos que recoge el proyecto de Ley de Bienestar Animal hace referencia a esto y prevé un endurecimiento de las penas.

Hay que terminar con el abandono. Tiene que haber abandono cero y la única manera es multando, e incluso que sean más graves de lo que son ahora porque muchas veces hay abandonos y esa persona sale impune. Es muy difícil demostrar que una persona ha abandonado a un animal cuando no está identificado con microchip, que es lo que pasa: muchas veces abandonan animales que ni siquiera han llegado al veterinario, así que no tienen microchip. Todo lo que sea endurecimiento de la ley es estupendo.

"La única forma de que haya abandono cero es que las multas sean más graves"

–Hablábamos de los animales como compañía, pero también están los animales que se compran como juguete.

–Cada vez menos gracias a que se está informando muchísimo y a campañas de concienciación tanto por parte de las autoridades como de las protectoras. Yo llevo 27 años en la profesión y he visto muchas veces que compran una mascotita y luego se cansan de ella. Hay perros que son preciosos y les están buscando un dueño. A los que son de raza normalmente es más fácil. El problema quizás son los que no son de raza y la gente los rechaza. Afortunadamente, cada vez son menos los casos. Además, cada vez vienen a la clínica más animales cruzados que son adoptados. En torno al 90% de los que entran a la clínica son adoptados en el centro de Sadeco o en protectoras.

–Precisamente otro de los puntos del proyecto de ley es que las personas que vayan a comprar o adoptar tendrán que hacer un curso. ¿Puede ser contraproducente, es necesario?

–En este aspecto hay diferencias entre los compañeros. Unos opinan que sí es necesario, pero a ver quién lo da. Tampoco se puede exigir un curso muy largo para no cansar a la gente. Sí es verdad que nosotros, cuando entra una mascota nueva, regalamos un curso en nuestras instalaciones. Sería bueno que todo el mundo tuviera unas nociones, al menos que se leyera un libro, para ver cómo se deben tratar a los animales y cuáles son sus obligaciones. Es lo que hablábamos antes, mucha gente nunca ha llevado a su gato al veterinario y no sabe que le tiene que poner microchip y que es obligatorio. Entonces, un curso sería una buena manera de que todo el mundo aprendiera.

María José Delgado, en la recepción de la clínica Veta.
María José Delgado, en la recepción de la clínica Veta. / Juan Ayala

–¿Qué trabajo se hace desde una clínica veterinaria?

–Por una parte, tenemos la medicina preventiva, que es la que más nos gusta a nosotros, como vacunas, desparasitaciones internas y externas… Otra rama es la curativa, cuando vienen con enfermedades ya sean renales, tumores… Entonces, tenemos que hacer medicina interna para paliar los daños o pasamos a cirugía. Así que tocamos todos los palos. Lo más interesante es hacer medicina preventiva para que si llegan a enfermar sea por edad. Esto está provocando que los animales vivan mucho más tiempo. Cuando yo abrí la clínica, un animal de unos 25 kilos duraba unos diez años y ahora llega a 15. Les ocurre igual que a las personas; están aumentando su esperanza de vida porque están muy bien cuidados.

–¿Cómo es la relación que se establece con las familias?

–Somos el pediatra y el médico de cabecera, entonces es imprescindible que confíen en nosotros porque vamos a darle la mejor sanidad a su animal. El cliente quiere venir aquí y que todas sus dudas se le resuelvan y su animal no se ponga malo. Por eso, normalmente el nexo que tenemos con nuestros clientes en las clínicas veterinarias es bastante estrecho y muy personal. De hecho, hay quien quiere a tal o cual veterinaria o veterinario porque es el que ha visto a su animal desde pequeño. Intentamos que sea así. Lo que quieren todos los tutores de mascotas es no tener problemas, por eso ahora además de las consultas normales tenemos un servicio de Whatsapp para resolver dudas. Así que con las nuevas tecnologías están aún más unidos a nosotros.

"Los perros tienen que socializar con otros perros para que no tengan problemas de identidad"

–Supongo que uno de los momentos más difíciles es cuando tenéis que sacrificar a algún animal. ¿Cómo se vive eso?

–Son parte de la familia Veta y lo pasamos muy mal. Sabemos que es su momento y lo tenemos que hacer nosotros, pero es muy doloroso. De hecho, algunas veces terminamos llorando con los clientes porque son animales que llevan con nosotros 17 o 18 años y los estás viendo todos los meses o cada dos meses. Es muy triste, pero lo tenemos que hacer.

–¿Por qué eligió veterinaria, fue vocación? De pequeños, muchos niños quieren esta profesión.

–Ahora sí, todos los niños quieren ser veterinarios, pero en mis tiempos no. Todas las niñas querían ser maestras de escuela. Mi familia vivía en un cortijo y yo desde los cinco o seis años veía a los veterinarios ir allí y me iba con mi abuelo a partear vacas. A mí me encantaba y yo quería ser veterinaria, era mi pasión. Cuando llegaba al colegio y decía que quería ser veterinaria se quedaban extrañados. De hecho, antes era una profesión muy masculina y ahora el 75% de los estudiantes de Veterinaria son chicas. Me gustaban mucho los animales grandes, de abasto, pero luego terminé haciendo clínica de pequeños. Ahora hay incluso programas de veterinarios que los niños ven en la tele y las profesiones que se ven en la tele son muy llamativas para que se decanten por ellas. A mí me gusta tener en la clínica a mis pequeños veterinarios: les ponemos alguna muestra para que la pueden ver en el microscopio y ellos se lo pasan muy bien.

María José Delgado, en la clínica Veta.
María José Delgado, en la clínica Veta. / Juan Ayala

–¿Qué piensa de la humanización de los perros? Incluso hay quien le deja su herencia.

–Se ve cada vez más, no hay que irse muy lejos. Los animales han dejado de ser mascota. El término de propietario no se utiliza ya, sino el de tutor, porque son parte de la familia. Antes había una posesión, ahora no. Muchas personas los tratan como hijos sabiendo que son animales. Luego, sí que de vez en cuando sale un excéntrico que deja fortunas a quien le cuide a su mascota, pero eso aquí no se ve. Lo que sí hemos visto son problemas con parejas que se separaban y tenían una mascota. ¿La custodia quién se la quedaba? Antes, los perros y gatos se consideraban cosas, con lo cual tenían un propietario, pero a raíz de la ley que salió el año pasado se consideran seres sintientes. Entonces, aunque el animal esté a nombre de una persona, hay custodia compartida. En la clínica tenemos varios casos de custodia compartida e incluso tuvimos una despedida, tuvimos que darle un final a un animal, y tuvieron que venir los dos miembros. Eso no es parte de la humanización, sino del sentir. En Europa, por ejemplo, sí se ven más carritos con perros que con niños, y de gente joven. Los perros viejecitos es normal que les cueste andar, pero he visto cachorros. Eso sí es humanizar. Yo pienso que los perros, si no están enfermos, como mejor van es andando, que además es como mejor se lo pasan ellos. Además, es mejor para ellos mentalmente porque algunos perros no saben que son perros.

–¿Os habéis encontrado con casos así?

–Sí. Es muy frecuente en perros que adoptan personas mayores desde chiquitos y no los relacionan con otros perros por miedo. Cuando los ven les ladran porque no saben ni qué son. Eso es un problema de comportamiento porque no saben que es un perro como ellos, no lo identifican porque siempre han estado en las alturas, cogidos en brazos o en carritos. Los perros tienen que jugar con otros perros, que uno le pegue un revolcón, después se lo pegará él a otro… Tienen que socializar con otros perros para vivir en familia y que no haya problemas de identidad.

"Más que fijarse en que los perros sean para cacería o para la casa, lo que habría es que vigilar más"

–Hay polémica por la futura ley por una enmienda del PSOE que excluye a los animales dedicados a actividades específicas, entre ellos a los perros de caza…

–Para mí, deben estar dentro de la ley. El bienestar de los perros de caza debería de ser igual que el del resto de perros.

–Hay un grave problema con el maltrato de perros de caza. En Córdoba, la protectora Galgos del Sur ha alertado de que este año se ha batido récord de abandonos y cada vez aparecen en peor estado. ¿Esos animales nunca pasan por el veterinario?

–No, no llegan. El problema es que los que están controlados e identificados sí pasan por el veterinario y podemos dar parte, pero a los demás es imposible porque a esos animales los tienen de manera ilegal. Habría que controlar de dónde vienen esos animales y ver quién es el criador. Que haya criadores de galgos, pero no de esa manera para que luego, como ha pasado hace poco, puedas encontrar unos cachorros tirados en un contenedor. Eso es algo que por desgracia pasa todos los días. Si llegaran al veterinario, estos animales se regularían y nadie abandona a un animal que tiene puesto un microchip. Por eso, más que fijarse en que sean para cacería o para la casa, lo que habría que hacer es vigilar más. También tenemos animales que son de compañía y sus dueños se los llevan a cazar y están perfectos, y hay rehalas que están bien. La única manera de regular que un perro de caza esté bien es teniendo un control veterinario. Los abandonos no solo son de cazadores, sino de gente que intenta comercializar con esos perros y no son comprados. Habría que controlar las crías de esos animales.

–¿Os llegan clientes o vecinos con perros que se han encontrado y no saben qué hacer con él?

–Todas las semanas. Por desgracia, eso es algo que pasa a menudo. De hecho, mi perra me vino así, con una clienta que se la había encontrado entre dos coches. Era un cachorrito de 40 días. Es de lo más frecuente. La gente quiere informarse de qué tiene que hacer. Aquí hay un centro de control animal, el SBA de Sadeco, y allí los remitimos para que sean adoptados. Otras veces, si no quieren llevarlos, se quedan con ellos y difundimos las fotos desde la clínica para buscarle un propietario o bien nos ponemos en contacto con protectoras y ya salen con un documento de adopción en condiciones.

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