Toros

Manuel Román triunfa en Linares en su debut con picadores

Manuel Román (d) a hombros en la plaza de Linares, junto a Jesús Llobregat.

Manuel Román (d) a hombros en la plaza de Linares, junto a Jesús Llobregat. / S. Giménez

Ya el año pasado, el joven novillero cordobés Manuel Román había levantado enorme expectación entre la afición cordobesa. Su toreo pleno de ortodoxia, buen concepto, calidad estética y, lo que es principal, enorme personalidad, hizo que sus actuaciones, así como sus evoluciones, fueran seguidas por muchos aficionados de la ciudad de los Califas. Por ello, desde que fue anunciado, su presentación con picadores, o lo que es lo mismo, su paso al toreo profesional, despertó una expectación inusitada en Córdoba.

Es por ello por lo que fueron muchos los cordobeses que se desplazaron, bien en coches particulares, o bien en autobuses fletados para la ocasión, a la localidad minera para ser testigos presenciales de la presentación con picadores de este joven, que apunta aptitudes para ser gente importante en el mundo del toro. Muchos rostros conocidos en los tendidos, entre ellos el matador de toros de la tierra, Finito de Córdoba, a quien Llobregat brindó uno de sus novillos, como los ya retirados José María Montilla, Agustín Castellano El Puri y Fernando Tortosa.

Manuel Román no defraudó a los desplazados, como tampoco a los espectadores de la zona. Aunque fue el más nuevo de la terna, es de justicia comenzar por él, ya que a la postre fue el máximo triunfador del festejo. Este Manuel Román trae mucho aire fresco con su incipiente tauromaquia. Cierto y verdad es que la carrera que ha escogido es de fondo y aún le queda mucho camino por recorrer, pero si en lo que apunta y hace tiene la constancia necesaria, seguro alcanzará altas cotas como torero.

Le queda aún mucho camino, hay que ser conscientes de que acaba de presentarse con los del castoreño, pero su toreo cala, llega y gusta a los que se sientan en los tendidos. Hizo dos faenas muy distintas. Una torera, medida, bella y estética en su primero. Otra, de valiente, de torero a carta cabal, de terrenos donde a otros le queman los pies, en su segundo, un animal que duró un suspiro. La faena a su primero fue de torero caro.

Hubo en especial una tanda con la diestra sublime. El cuerpo abandonado, el brazo relajado, el toreo templado. Para enmarcar. Faena bella y sobre todo compacta, que le sirvió tras una estocada para cortar las dos primeras orejas como novillero con picadores. En su segundo quiso refrendar lo ofrecido anteriormente, pero he ahí que tras un primoroso inicio de faena por bajo, donde llevo materialmente cosido al animal a la muleta, y un par de tandas con la diestra, el animal al sentirse dominado, se paró y dijo hasta aquí.

Manuel Román se arrimó como un espartano y poco a poco, a base de tragar, aguantar muchas miradas y parones de su oponente, fue extrayendo muletazos templados y de buen trazo ante un animal que ya poco más podía ofrecer. Como el acero volvió a ser certero, dos nuevas orejas fueron a sus manos. Los trofeos, despojos a fin y al cabo, es lo de menos. Lo importante fueron las sensaciones que ofreció Manuel Román durante toda la mañana. De seguir caminando por el sendero que ha tomado, seguro que alcanzará la meta que ansía y de paso reverdecerá esos laureles que Córdoba taurina tanto ansía.

Manuel Román, con la muleta. Manuel Román, con la muleta.

Manuel Román, con la muleta. / S. Giménez

Acompañó al cordobés a hombros Jesús Llobregat, quien también tuvo la ocasión de mostrar unas formas toreras de buen concepto y forma. Estos toreros están aún muy nuevos. De hecho Llobregat pareció sentirse más a gusto con la muleta. Cierto es que con el capote cumplió, pero con la tela roja fue donde alcanzó las cotas más importantes de su actuación. Tal vez la faena a su primero fuera más rotunda, ante un novillo que tuvo bravura y con ello, un punto de incomodidad, pero Llobregat se entendió bien con él y ofreció un trasteo interesante, destacando con la mano diestra. Quiere hacer el torero clásico y el público lo agradece. En su segundo volvió a ratificar lo realizado anteriormente, pero el novillo fue mucho menos colaborador, y la faena no pudo remontar el vuelo que el joven torero hubiera deseado. Aún así cortó otra oreja que le permitió saborear las mieles del éxito con la salida por la puerta grande.

Mala suerte tuvo Marcos Linares con los aceros, lo que le privó de acompañar a sus compañeros por la puerta grande. Marcos Linares estuvo toda la tarde en torero. Entregado, voluntarioso y como encima sabe torear, y bien, conectó con el público. En su primero cuajó un trasteo de mérito, gusto y buen concepto. Destacando sobre todo al natural, donde cuajó buenos muletazos. Lástima el mal uso de los aceros que le privaron de tocar pelo. Meritoria y cabal actuación en su segundo. Un animal complejo de juego, jamás se entregó, con embestidas irregulares y desordenadas. Linares le sacó todo lo que pudo, que no fue poco, en una labor honrada, profesional y con mucho oficio. De nuevo los aceros le privaron de un trofeo mayor. Aún así el jovencísimo torero linarense mantiene su crédito intacto y el interés de los aficionados.

Esto dio de sí un festejo que congregó a mucho público en los tendidos. Señal que cuando los carteles tienen interés para el aficionado, este acude a la plaza. Los nuevos toreros que surgen, traen expectación y con ella, ganas de toros. Las novilladas picadas deben de volver a los grandes ciclos y a las grandes plazas. Ahora con los nombres que surgen hay ocasión para revitalizarlas. En estos jóvenes toreros esta el futuro.

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