Política

El notario cordobés Luis Marín Sicilia reivindica la Transición, cuyos valores regresan, tras la época convulsa que abrió la presidencia de Zapatero

  • El fundador de UCD ha reunido en cuatro tomos bajo el título común de 'Con espíritu crítico. Una opinión en tiempos convulsos', la mayor parte de su producción de artículos de análisis y opinión

El notario cordobés Luis Marín Sicilia.

El notario cordobés Luis Marín Sicilia. / Efe / Rafa Alcaide

El primer vicepresidente segundo del Parlamento de Andalucía y fundador de UCD, el notario Luis Marín Sicilia (Carcabuey -Córdoba-, 1942), reivindica la Transición, cuyos valores cree que se están recobrando, tras la época convulsa que afirma abrió la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero.

Marín ha reunido en cuatro tomos, bajo el título común de Con espíritu crítico. Una opinión en tiempos convulsos, la mayor parte de su producción de artículos de análisis y opinión, "que compendian unos tiempos convulsos y difíciles que España ha ido viviendo en los veinte años y que está empezando ya a recuperar el sentido común".

Así los ha definido en una conversación con Efe el que fuera líder de la Operación Reformista en Andalucía, que entiende que en 2004 "entramos en una dinámica que no me convencía, la ruptura de los principios básicos de la Transición, de la convivencia, de los valores de la Transición”.

Ello se produjo, en su opinión, "a partir de la entrada de Zapatero en el Gobierno como consecuencia del atentado del 11-M, ahí ya se crisparon los ánimos y se establecieron cordones sanitarios y, en fin, toda esta época que conocimos".

Esta perspectiva es la que aborda en el primero de los tomos, De la armonía a la discordia, de la colección editada por Japicuin, que parte de cómo "hasta entonces, los cambios de Gobierno se habían producido siempre dentro de una normalidad democrática, sin ninguna alteración, y se vio una confrontación incipiente de las dos Españas".

Es cuando, en su criterio, "comenzaron a surgir los populismos, tanto de un sentido como de otro, que, de alguna manera, rompían principios fundamentales, haciendo prevalecer el sentimentalismo sobre el rigor y la capacidad de entendimiento de los seres humanos".

En el segundo tomo, De gobernar a chapucear, se adentra ya en la etapa de Pedro Sánchez, que sitúa "lejos de la solvencia de un gobernante de la izquierda española como Felipe González", para tratar en el tercero, 'Del seny a la rauxa', la manera en la que "se desató la locura" en Cataluña.

En el cuarto y último, Del conformismo a la esperanza, traza el tránsito de una Andalucía gobernada por un "partido institucional de tipo peronista" cuyos casos de corrupción provocaron un desgaste que acabó, argumenta Marín, en un cambio político "abriendo un ventanal a la esperanza".

Para el notario, que transita su jubileo entre su Carcabuey natal y la Sevilla donde más tiempo ejerció su profesión hasta retirarse, la conclusión de los cuatro tomos es que "la política es algo más serio que una serie de mensajes facilones, infantiles, y que debe ser protagonizada o encomendada a gente con un mínimo de capacidad de gestión".

A su juicio, "el infantilismo, la irresponsabilidad, con la que se han conducido en los últimos años muchos actores de la política no es bueno para el país", por lo que "la política, como todo, exige un mínimo nivel de preparación, un mínimo rigor en la aplicación de los criterios y la búsqueda de puntos de encuentro con el adversario, no la eliminación, sino la búsqueda de principios de acuerdo entre unos y otros".

"Ese es el valor fundamental de la Transición y eso es lo que me hizo recapacitar estos veinte años porque creía que se estaban perdiendo esos valores, la capacidad de los políticos para entenderse con los demás", subraya.

En todo caso, para Luis Marín, "ya hemos aprendido demasiado de lo que es dejar la gestión de interés público en manos de advenedizos, de personas impreparadas, inmaduras, infantiles, que no comprenden los valores de una gestión de pública por el interés de la comunidad".

Y aunque "no es expreso, pero tácitamente está sucediendo lo que ocurrió en la Transición", que no es otra cosa, pone encima de la mesa, que "de alguna manera, se está produciendo lo mismo, la desafección que hay a la clase política es porque nos ha llevado a puntos de confrontación, al frentismo que estamos padeciendo y eso al ciudadano no le gusta, a pesar de que se piense de que se inclina por posturas radicales de derechas o izquierdas, la mayoría del pueblo español sigo defendiendo que es moderada, dialogante, reflexiva y que no le gusta ese tipo de comportamiento radicales".

De ahí, razona que "de la Transición no nos podemos atribuir el protagonismo los políticos, los protagonistas de la Transición fue la ciudadanía, el pueblo español que quería entendimiento, que alentaba a los políticos que buscaran puntos de encuentro".

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