Córdoba

Lleno hasta el último día

  • Miles de personas abarrotan El Arenal desde el mediodía para festejar el final de las fiestas de Nuestra Señora de la Salud, que concluyeron con los tradicionales fuegos artificiales.

SE acabó. El año que viene más y, si puede ser, que sea mejor. La Feria de Nuestra Señora de la Salud cerró ayer sus puertas en una nueva jornada en la que el recinto de El Arenal se volvió a llenar de miles y miles de personas para disfrutar de la última jornada de una Feria, que comenzó en la madrugada del pasado sábado. Ayer, además, fue la última jornada del Mayo Festivo, el de la traca final de los fuegos artificiales sobre el Guadalquivir, que intentaron poner el broche de oro a la fiesta mayor de mayo, y que se prolongó ,para algunos, hasta el amanecer.

Tras un viernes brillante, el segundo y último sábado de Feria no comenzó demasiado tarde para casi nadie. Si no que se lo pregunten a Rafaela López, una cordobesa del barrio del Santuario, quien a pesar de llegar el viernes a eso de las 03:00 a su casa, a las 13:30 de ayer ya estaba vestida de gitana y tomando una cerveza con dos de sus hijas y sus yernos en la caseta Entrevarales. A sus 74 años, esta cordobesa asegura que no le importa descansar poco mientras se celebre la Feria de Nuestra Señora de la Salud. "Me gusta todo de la Feria y siempre vengo vestida", describe. A su lado, una de sus hijas, Dolores Pulgarín, asiente y explica que en los dos últimos años ha venido a la Feria desde Valencia, ciudad en la que reside y en la que no se puede vestir de gitana. "Allí la Feria es diferente y sólo hay atracciones", comenta.

La caseta Entrevarales no falta a la cita ferial de Córdoba desde 1977, según explica una de sus encargadas, Olga Caballero, detrás de la barra. "La apertura fue bien, la Feria ha sido buena y hemos tenido mucho ambiente, sobre todo, familias y gente joven", apunta. Eso sí, Caballero reconoce que el gasto quizá se ha contenido este año porque "hemos servido menos cubatas y más cervezas y rebujitos".

Quien también muestra su gusto por pasear y darse una vuelta por El Arenal en el pequeño tren neumático antes de que llegue "mucha más gente y hago más carlos" es María Dolores Álvarez, quien considera que el recorrido es "simpático". "Mi marido y yo nos montamos todos los años y nos gusta mucho", subraya Álvarez, para quien la Feria de Nuestra Señora de la Salud "es muy grande".

La de ayer, además, es una jornada clásica para familias procedentes de localidades cercanas a la capital, que suelen reservar alguna que otra mesa para degustar de las viandas de la Feria. Fue el caso de María Jesús y Manuel, un matrimonio de La Carlota, que siempre cumplen con esta singular tradición, al comer en la caseta de la Casa Montilla porque "nos gusta mucho", según sentencia el matrimonio, que se deshace en halagos con el trato de los camareros y "la buena comida que hacen siempre". La mujer, por su parte, hace hincapié en "el buen tiempo porque no hace mucho calor y no es tan agobiante como otros años".

Otros que tampoco faltaron a la cita de la despedida de El Arenal fue el matrimonio formado por Antonio y María, acompañados por Joaquina y Elisa; las tres mujeres, por cierto, vestidas de gitana. "Venir es tradición y el sábado no se puede faltar", argumenta Antonio, al tiempo que reconoce que "la crisis se ha notado mucho". Este curioso grupo de amigos, cuyos integrantes superan ya la cincuentena, también tiene su propio itinerario a seguir en el recinto ferial y las mejores casetas. A su juicio, la de la hermandad de El Descendiemiento "es la mejor para comer"; es sólo una cuestión de gustos. Amantes del baile y de la música, Elisa aprovecha la consulta y hace especial hincapié en que en alguna que otra caseta "ponen pocas sevillanas y no se puede bailar mucho".

Por cierto, que quienes también tomaron El Arenal desde primera hora del mediodía fueron los seguidores del Castellón, equipo que las 18:30 se enfrentaba en el cercano estadio municipal de El Arcángel al filial blanquiverde, esto es, al Córdoba B, y al que finalmente ganó. Tras una viaje en autobús de más de ocho horas y pagar 20 euros -incluida la entrada al partido-, más de 300 seguidores del Frente Castellón se dirigieron a la Feria. Entre ellos, Marc Millares, quien reconoce que antes de que diera comienzo el partido "estoy dispuesto a darlo todo". Y bien que lo hicieron, ya en cada caseta que entraban bien que se hacían notar y levantar la expectación de cualquiera que pasaba cerca de ellos.

A la espera de que las horas fueran transcurriendo y de que su carpa se llenara de numeroso público, uno de los responsables de la caseta de las Hermandades del Trabajo, Francisco Barragán, comienza hacer balance de la Feria. "Ha ido regular porque la economía está muy mal a pesar de que hemos mantenido los precios", sostiene.

Y mientras tanto y, poco a poco, El Arenal recobra la vida de jornadas anteriores. Aunque muchos -sobre todo las familias cono niños pequeños- aprovecharon para dar una paseo antes de acudir a las casetas a la calle del Infierno para disfrutar, por última vez, de alguna de las atracciones. Es el caso de Francisco Siles, que no quiso faltar a esta calle de la diversión ferial con su hijo pequeño, del mismo nombre. También él alude a la crisis y, por eso, "antes de salir de casa le he dicho que sólo se puede montar en cinco cacharritos", sostiene. El precio de las atracciones ha oscilado este año entre los 2,5 y los 3,5 euros. Sólo hay que echar cuentas y darse cuenta de que el último día de Feria el bolsillo está ya más que vacío después de tantas jornadas.

María Luisa Ruiz es otra de las personas que va a la calle del Infierno a primera hora "para evitar tener que hacer cola y que la niña se aburra mientras llegar su turno", describe, al tiempo que espera que su hija baje de una de las atracciones infantiles. "Estamos en Feria y hay que disfrutar, aunque tampoco se puede gastar mucho", razona.

Y si la actividad casi no paró en esta calle a lo largo de la jornada, el ajetreo también se notaba detrás de las barras donde los camareros no paraban de ir de un lado para otro para atender a todo aquel que se acercara a pedir algo de beber o de comer. A medida que iba llegando la tarde, más movimiento y muchas más personas abarrotaron El Arenal. Y es que, para muchos la de ayer era su única oportunidad para disfrutar del rebujito o la cerveza junto sus amigos y el recinto ferial el mejor lugar para despedir la soltería, como la de María Cristina Torres, acompañada por cinco amigas, vestidas para la ocasión con camisetas de manga corta roja y el dibujo de una pequeña gitana con sombrero cordobés en negro. A sus 31 años, la cordobesa no tiene reparos en asegurar que la idea de celebrar esta fiesta en El Arenal "ni se me había pasado por la cabeza". "La culpa la tienen ellas", asegura en referencia a sus amigas. "Hoy -por ayer- estaremos hasta que el cuerpo aguante", asevera.

Quienes tampoco faltaron ayer a la despedida de la Feria fueron cientos y cientos de mujeres vestidas de gitana, una tendencia que cada año va ganando adeptas y que dan un toque especial a El Arenal, sobre todo, por la elegancia de muchas de ellas. "A la Feria hay que venir vestida de gitana o, en su defecto, muy arreglada, incluidos los tacones", considera María del Mar Moreno, quien destaca que "este año estreno vestido". La joven, de 21 años, acude a El Arenal el último día porque, según cuenta, "sólo vinimos el miércoles con la gente de clase y hoy -por ayer- quería venir con mis amigas de siempre para disfrutar a tope".

Al tiempo que las casetas iban cobrando vida, uno de los socios de la peña taurina La Lola, José Luis Prieto, apunta que "el sábado es un día grande y de despedida" y añade que la de ayer es, sin duda, una jornada "para disfrutar". Prieto reconoce también que la actual situación financiera se ha hecho más que presente a lo largo de todos los días de Feria a la hora de pagar y no tiene reparos en asegurar que entre semana "ha habido días flojos, pero no podemos quejarnos porque nosotros no vamos con afán de ganar dinero".

Pedro Izquierdo, amante de los toros, y su mujer, Soledad González tampoco quieren perderse el último día de la Feria, aunque su estancia en El Arenal concluyó a eso de las 18:30, porque una hora más tarde tenían un sitio reservado en el coso de Los Califas. "Venimos a comer y luego nos tomaremos una copa rápida porque queremos llegar pronto a los toros", apunta Izquierdo, quien muestra su predilección por acudir a casetas tradicionales. "Nos gustan más", concluye.

Antes de la media tarde, El Arenal era ya un hervidero de gente, entre los que llegaban y los que se iban por la portada del recinto ferial, por la que no dejaba de pasar público. A esta hora "es cuando vienen muchas personas", sostiene Jesús Jurado, uno de los responsables de la caseta de la peña Los de Santiago, quien hace un buen balance de la Feria, sobre todo, después de que el Ayuntamiento permitiera abrir la noche del viernes, a diferencia del año pasado. Se trata ésta de una circunstancia muy valorada por todos los encargados consultados por El Día. La buena climatología, el hecho de que este año no haya habido tantas casetas instaladas en El Arenal -no han llegado ni siquiera al centenar- son, según Jurado, algunos de los motivos por los que hacer un balance positivo. "Las mediodías en la caseta han sido espectaculares", destaca, para concluir asegurando que la de 2013 "ha sido una de las mejores ferias de los últimos años".

Así las cosas, acabada la hora de los almuerzos tardíos y pasada la tarde y los últimos bailes en las casetas, en El Arenal llega el momento de la última noche en una Feria que seguía sobreviviendo a ocho jornadas maratonianas para algunos. Una velada que cerró el tradicional espectáculo de cohetes artificiales, que pusieron el broche final a la vida en el recinto ferial hasta sólo dentro de un año.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios